Mediaset y Atresmedia son todavía los medios de comunicación más rentables de España, pero en su horizonte se plantean varias incógnitas, surgidas en los últimos años, que generan dudas con respecto al futuro, pues podría ser menos próspero que el presente. El negocio audiovisual se ha transformado en los últimos años y las emisiones lineales de contenidos han perdido una parte de su fuerza. De hecho, según el dato revelado en las últimas horas por Kantar Media, los españoles vieron los canales de TDT 46 minutos menos al día (-24%) que en el mismo mes del año pasado.
El dato es necesario ponerlo en contexto, dado que marzo, abril y mayo de 2020 fueron meses de confinamiento y fuertes restricciones de movimiento para la población española. Sin embargo, el consumo de la TDT se ha reducido en los últimos años de un modo lento, pero progresivo. En 2011, cada español veía 239 minutos al día la televisión. Actualmente, son 207 en su modalidad lineal.
Las dos principales compañías del sector se han esforzado durante los últimos años para desarrollar sus propias plataformas y alcanzar acuerdos con las televisiones de pago y las plataformas de emisión de contenidos en streaming. Sin embargo, su alcance y su 'potencia de fuego' en este sentido es menor que la de estas plataformas internacionales.
Atresplayer Premium contaba el pasado marzo con 426.000 suscriptores, mientras que Mitele Plus (Mediaset), con 208.000, según los datos comunicados por estas empresas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Los datos de las OTTs son mucho menos concretos, pero el último panel de hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) estima que, a finales de 2020, casi la mitad (49,6%) de los hogares con acceso a Internet se consumían contenidos audiovisuales online a través de plataformas de pago (como Netflix, HBO o Amazon). Eso implica varios millones de abonados. Y lo más importante: estas plataformas no son meros 'videoclubs' con estrenos internacionales, pues también producen contenidos en España.
La crisis de los anunciantes
Desde el punto de vista económico, la televisión es, de largo, el medio preferido por los anunciantes en este país. En 2020, en plena pandemia, obtuvo unos ingresos de 1.697 millones de euros, según los datos de la consultora i2P.
Ahora bien, en 2019 -un año sin crisis sanitaria- la facturación fue de 2.054 millones, mientras que hace una década, en 2011, de 2.155 millones.
Con la llegada de la 'gran recesión', hubo una parte sustancial de los ingresos televisivos que se esfumó y nunca ha vuelto, como se aprecia en que, en 2007, cuando todavía no se había conformado el 'duopolio televisivo', las empresas de este mercado facturaron 3.538 millones de euros.
La patronal que agrupa a todas las televisiones privadas salvo a Mediaset, denominada UTECA, realiza un barómetro de forma periódica en el que mide la importancia de este medio de comunicación para la sociedad española. El pasado mayo, incidió en que los ciudadanos recurren con más frecuencia a la televisión (73,9%) que a la radio y a los diarios para informarse. También defendió la eficacia de la publicidad en estos canales, que es mucho mayor que en otros medios.
Sin embargo, tampoco ha salido indemne de la crisis del mercado de los anunciantes, que se inició hace unos años y que se ha acrecentado con la llegada de la pandemia.
La evolución en bolsa de Atresmedia y Mediaset ofrece una perspectiva sobre la percepción de los inversores con respecto a este negocio. La empresa de Planeta alcanzó su valor máximo en bolsa en 2014, cuando llegó a cotizar por encima de los 14 euros. Actualmente, cada título tiene un precio de alrededor de 4 euros. La filial española de los Berlusconi superó los 13 euros por acción en 2015, frente a los 5,7 actuales.
La tentación podría ser la de comparar esta situación con la caída de la prensa escrita, pero los datos indican que es bastante menos pronunciada. Mientras los periódicos en papel se han convertido en un producto que alcanza a una audiencia muy escasa -cada vez más-, hay 31,3 millones de españoles que encienden a diario la televisión.
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