La incertidumbre que gobierna Unidad Editorial desde que el magnate italiano Urbano Cairo se hiciera con el control de la compañía se ha incrementado en los últimos días, tras su última visita a España. El grupo ha cerrado recientemente las cuentas correspondientes a los nueve primeros meses del año y, aunque el resultado de explotación ha mejorado significativamente, los ingresos no han alcanzado el nivel que se esperaba, entre otras cosas, por el estancamiento del mercado publicitario en el sector de la prensa escrita. Eso ha provocado que el ‘mini-Berlusconi’ haya cambiado su buen talante inicial y haya redoblado la presión sobre los responsables de sus negocios en España, a quienes ha exigido mejoras en el corto y medio plazo, según ha podido saber Vozpópuli a través de varias fuentes del grupo.
Unidad Editorial ha cerrado los nueve primeros meses de 2016 con un resultado de explotación (EBIDTA) de 8,8 millones de euros, que ha sido 10,8 millones mejor que el del mismo periodo del año anterior. Durante los tres primeros trimestres del año, sus ingresos han sido de 228,7 millones de euros (234,7 en 2015), mientras que sus gastos se han reducido un 7%, hasta los 219,9 millones, algo que la empresa atribuye al plan de reducción de costes que ha puesto en marcha (con un ERE y un plan de bajas voluntarias incluidos), lo que le permitió ahorrar 11,9 millones hasta finales de septiembre.
Según ha podido saber este periódico, durante las reuniones que mantuvo Cairo con los responsables del grupo en su última estancia en España les transmitió –con cierto enfado- su deseo de que los ingresos de la compañía mejoren en los próximos meses. Principalmente, los que tienen que ver con la comercialización de la publicidad.
El resultado de explotación de Unidad Editorial fue de 8,8 millones de euros durante los nueve primeros meses del año.
Estos mensajes han viajado durante los últimos días desde la planta noble de la empresa hasta las redacciones de sus periódicos, donde se ha transmitido que los resultados han sido peores de lo previsto por la desaceleración del mercado publicitario (algo que ha notado especialmente el papel), que se ha producido, entre otras cosas, por la incertidumbre que ha generado la situación de desgobierno en España.
Estas voces de Unidad Editorial han incidido en que la facturación de la compañía se ha resentido en menor medida que la de competidores directos como Prisa o Vocento, algo que no ha ayudado a aminorar la inquietud de los trabajadores, dado que saben que la reacción del 'mini-Berlusconi' no ha sido buena y temen que maquine cambios para la compañía que perjudiquen su posición.
La certidumbre tampoco es mayor en la planta noble. Cairo expresó el pasado verano su confianza en el actual equipo directivo, pero su tono ha cambiado considerablemente en la última reunión y ha “apretado las tuercas” a sus máximos responsables, lo que ha acrecentado la “inquietud” entre sus componentes, detallan los informantes consultados por este periódico.
Cuartango vs Cabrerizo
En lo que respecta al diario El Mundo, desde la compañía celebran la ostensible mejora de los registros de su edición digital, que recibe al mes, de media, la visita de 41,7 millones de usuarios únicos.
Ahora bien, en su redacción no todo es de color de rosa y existe un conflicto abierto que amenaza con enquistarse. Lo libran su director, Pedro García Cuartango, y el director general de Unidad Editorial, Javier Cabrerizo.
Las presiones que ejerce este ejecutivo sobre el máximo responsable de la cabecera son frecuentes y han desembocado en varios enfrentamientos entre ambos. Cabrerizo culpa a García Cuartango de no seguir el guión previsto para la transformación digital del diario, algo que considera que perjudica el negocio. El director sostiene que su función es la de realizar el producto con criterios exclusivamente periodísticos, lo que le obliga a rechazar determinadas peticiones de su superior.
García Cuartango y Cabrerizo han mantenido varios enfrentamientos durante las últimas semanas.
No hay que olvidar que García Cuartango fue nombrado director en funciones de este diario el pasado mayo, después de que Antonio Fernández-Galiano y su equipo decidieran despedir a David Jiménez. Ahora bien, la compañía no le ha ratificado en el cargo y este tipo de “enfrentamientos” pueden dificultar su permanencia al frente del segundo periódico más vendido de España, según reconocen fuentes internas.
Varios pesos pesados de la redacción apoyan su continuidad, al considerar que el diario ha mejorado desde que asumiera su Dirección. Pero desde la planta noble han surgido voces críticas con su labor –y desde una parte de la plantilla-. Y la que más alto ha sonado en las últimas semanas ha sido la de Javier Cabrerizo.
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