En el mes de mayor tensión de las últimas décadas en Cataluña, que fue octubre de 2017, cuando se convocó el referéndum ilegal del 1-O y se escenificó la falta declaración unilateral de independencia, TV3 logró su mejor audiencia en diez años: el 17,5%. Se debatió en aquellos días la posibilidad de situar este canal bajo el paraguas del artículo 155, pero el desacuerdo de los partidos constitucionalistas -el PSOE no quería y hubo dudas en el Gobierno de Rajoy- sobre la posibilidad de 'tomar el mando' de un medio de comunicación provocó que finalmente quedara fuera de ese paquete de medidas.
La televisión autonómica catalana superó ese registro de audiencia en octubre de 2019, cuando se conoció la sentencia del juicio a los líderes del proceso soberanista y se produjeron varias noches de disturbios en la región. Ese mes, obtuvo una cuota de pantalla de 18,2 puntos.
Su audiencia no ha vuelto a ser tan alta desde entonces y llegó a caer al 11,5% en agosto de 2020. Sin embargo, es sus resultados son mejores que los de TVE y los de todas las cadenas autonómicas. Mayo lo cerró con el 13,9% -por encima de la media de la última década-, lo que volvió a situarle como la televisión regional más vista.
TV3, a años luz de TVE
Su distancia con respecto a Televisión Española en Cataluña es considerable. La 1 cerró el mes pasado con un share de 7,9 puntos en esta comunidad autónoma. Los resultados de 'la pública estatal' en esta región son inferiores a los que obtiene, de media, en el conjunto de España. El mes pasado, logró un 9,5% de audiencia.
Le ocurre igual en las zonas que cuentan con una televisión autonómica fuerte, como Andalucía (7,7%), País Vasco (8,7%) o Canarias (6,4%). Los casos de la comunidad insular y la catalana son especialmente significativos, pues cuentan con centros de producción de TVE dotados de amplios recursos.
Esta situación evidencia la falta de resultados de una de las primeras decisiones mediáticas que tomó Pedro Sánchez al llegar al poder, que fue la de tratar de aminorar la repercusión del principal altavoz propagandístico de los independentistas -TV3- con un incremento de la actividad de TVE en Cataluña.
La propia Rosa María Mateo -exadministradora única provisional de RTVE- protagonizó en enero de 2019 una rueda de prensa en la que anunció una inversión para pasar de las actuales 20 horas semanales de emisión de contenidos en catalán a unas 80 al finalizar 2020.
Esta acción requería de una dotación económica que no llegó de la forma en la que se previó en Moncloa, dado que ERC rechazó los Presupuestos Generales del Estado unas semanas después. Uno de los elegidos para comandar ese plan fue el periodista Enric Hernández. Sin embargo, finalmente recaló en Madrid, y no en Sant Cugat del Vallés. A Sánchez e Iván Redondo no les salió el plan como pensaban, cuentan a Vozpópuli fuentes involucradas en aquel proyecto.
Estos informantes califican de 'tímida' la inversión que desde entonces se ha hecho para atraer más espectadores a TVE Cataluña. Los resultados, desde luego, no acompañan. El 7,9% de cuota de pantalla le sitúa a una gran distancia de TV3 (13,9%). También de Telecinco (11%) y Antena 3 (10,3%).
Mucho dinero
Mientras tanto, la Generalitat mantiene su apuesta decidida por este medio de comunicación y sólo en 2022 la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) cuenta con 300 millones de euros de presupuesto. Los planes de sus responsables pasan, además, por potenciar la producción de contenidos en catalán para no perder importancia en el momento de 'esplendor' de las plataformas de contenidos bajo demanda.
La decisión de los políticos independentistas contrasta con la constante inestabilidad de RTVE, que tras tres años dirigida por una administradora única sin experiencia en gestión, posee actualmente un Consejo de Administración politizado en el que la toma de decisiones es compleja.
Desde hace un lustro, espera que las formaciones políticas alcancen un consenso sobre el Mandato Marco que determinará sus objetivos para la próxima década. Este proceso -explican fuentes parlamentarias- está todavía lejos de concluir, lo que genera una incógnita sobre el dinero con el que contará RTVE para cumplir con sus objetivos de servicio público.
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