Cumplir 65 años no es tarea fácil en estos tiempos de cólera. Hay quien observa la jubilación forzosa como el final de su vida útil y, peor, quien ha esperado esa fecha con enormes ganas, pero llega a la meta y se decepciona con lo que encuentra al cruzarla. Televisión Española ha alcanzado esa edad con evidentes síntomas de desgaste y las culpas son compartidas, como en todo en la vida. Podría decirse que gran parte de la responsabilidad de sus dolencias es de las formaciones políticas, pero no conviene olvidar que dentro, entre sus trabajadores, también hay quien ha hecho todo lo posible porque este servicio público haya decaído.
Los discursos de su nuevo presidente, José Manuel Pérez Tornero, rezuman buenas intenciones y sus objetivos son tan lógicos como grandilocuentes. Hace unos meses, afirmó que el proceso de toma de decisiones en la corporación es muchas veces demasiado farragoso y que su objetivo era simplificarlo. Este miércoles, en el Congreso, se comprometió a ello delante de los portavoces de los grupos parlamentarios.
RTVE publicó hace unas semanas su organigrama –con caras nuevas introducidas por él- y comprendía: 1 presidencia, 7 altas direcciones, 30 direcciones, 58 direcciones de área, 21 direcciones equivalentes a subdirecciones y 77 subdirecciones. En total, 194 estructuras para una plantilla de más de 6.500 empleados.
La dimensión de TVE
Las especies evolucionan para adaptarse al medio natural y no desaparecer. Desde ese punto de vista, tiene sentido que Pérez Tornero afirme que no va a quejarse del presupuesto anual de RTVE y exprese su intención de sacar el máximo provecho a lo que tiene. Ahora bien, varios meses después de ser nombrado –tras un consenso respaldado por un muy cuestionable acuerdo político-, convendría que aclarase la forma en la que va a financiar todos proyectos que anuncia cada vez que acude a la Cámara Baja o a la Alta. ¿Con fondos europeos? ¿Con otra nueva partida presupuestaria?
No hace mucho, en una entrevista en el diario ABC, expresó su disposición a pujar por la Copa del Mundo de Fútbol de Catar. También pretende potenciar una especie de ‘Netflix a la española’, entre otros proyectos. ¿Cómo lo hará sin una financiación extraordinaria?
Por un lado, los sindicatos arrancaron a Rosa María Mateo y al Ministerio de Hacienda el compromiso de que la plantilla de RTVE no mermaría pese a la oleada de jubilaciones que se espera para los próximos años. Es decir, por cada salida se garantizará la incorporación de un nuevo empleado. Estos últimos no cobrarán remuneraciones tan elevadas como los predecesores, pero el mantenimiento de los 6.500 trabajadores no reducirá los costes de personal de forma sustancial. Y la corporación invertirá en 2022 alrededor de 450 millones de euros en la tarea.
Eso significa que de cada euro que ingrese RTVE el año que viene, 45 céntimos se destinarán a nóminas y cargas sociales. ¿Cuánto irá a parar a la programación? Pérez Tornero tuvo la oportunidad de aclararlo en el Congreso este jueves, pero se limitó a asegurar algo así: “Con la programación actuaremos con táctica y estrategia”.
Hace falta mucha “táctica y estrategia” y un dinero que RTVE no tiene para revertir esa situación. Y paciencia…cosa que parece difícil con un Consejo de Administración politizado en el que hay quien espera órdenes ‘de arriba’ para pasar a la carga.
Convendría preguntarse cuál será ese plan, pues una de sus primeras decisiones ha sido la de mantener la fórmula de informativos y magacines en la programación matinal de La 1. Quizás nadie ha reparado especialmente en el efecto fatiga que genera en el espectador el que, cada día, desde después del prime time y hasta las 16.00 horas de la jornada siguiente haya, de seguido, noticiarios y espacios de actualidad. Nada de entretenimiento, salvo las prescindibilísimas mesas camilla con los tertulianos de siempre. Quemados. Achicharrados.
También podría hablarse de la decadencia de Teledeporte o de Clan; o del eterno rollo de noticias del Canal 24 Horas, que rezuma desgana. No todo es negativo, ni mucho menos. Hay proyectos extraordinarios, como RTVE Play. O como ese intento de revitalizar Eurovisión. Cuando se deja trabajar a los buenos profesionales, los resultados suelen ser exitosos. Cuando la burocracia, el politiqueo, la ideología o el sindicalismo descerebrado intervienen, todo suele derivar en desastre.
Habrá quien piense que el análisis es catastrofista e incluso quien asuma como palabra del Señor el argumento de Pérez Tornero, que cuestiona la precisión de los datos de Kantar Media, pero lo cierto es que los datos son tozudos. La 1 está más cerca de La Sexta que de Telecinco en cuota de pantalla y sus informativos son terceros, a un mundo de distancia de los de Antena 3.
Octubre será mejor que septiembre gracias a la buena audiencia del día de la Fiesta Nacional y a los partidos de fútbol de la selección española que se han emitido en la primera cadena. Pero La 1 apenas si retiene a la audiencia que sintoniza el canal por esos acontecimientos concretos.
Octubre será mejor que septiembre gracias a la buena audiencia del día de la Fiesta Nacional y a los partidos de fútbol de la selección española que se han emitido en la primera cadena.
El mejor ejemplo en este sentido se registró durante los Juegos Olímpicos de Tokio. La 1 logró en los primeros días de agosto una cuota media de pantalla de 11,9 puntos, pero después se desinfló y terminó el mes con 8,9, a dos décimas de su mínimo histórico en el octavo mes del año. Hace falta mucha “táctica y estrategia” y un dinero que RTVE no tiene para revertir esa situación. Y paciencia…cosa que parece difícil con un Consejo de Administración politizado en el que hay quien espera órdenes ‘de arriba’ para pasar a la carga.
RTVE y Hacienda
La corporación está pendiente del resultado de un proceso judicial que podría librarle de una reclamación de Hacienda de varias decenas de millones de euros. Pérez Tornero afirmó el jueves que es optimista con respecto al resultado de ese litigio y con respecto al dinero extraordinario del que dispondrá en caso de que RTVE pueda desgravarse el IVA sobre su actividad como lo hacía hasta ahora. De esto depende la salud de la corporación y la de todas las televisiones autonómicas.
Para 2021, dispondrá de 443 millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado, frente a los 473 del año anterior, que contaban con una partida extraordinaria para adquirir los Juegos Olímpicos. Aunque RTVE se haya empeñado en decir que la partida sube y desafiar a las leyes de la lógica, la inversión del Estado en la corporación mermará en 30 millones de euros.
La Tasa Radioeléctrica alcanzará el máximo que prevé la ley, como en 2021, que será de 410 millones de euros y las aportaciones de los operadores de televisión y telecomunicaciones son una incógnita. Todo parece indicar que la Ley General Audiovisual no se aprobará antes del final del año, pero, si es así, la corporación tendrá un problema, pues el borrador del texto exime a las ‘telecos’ de financiar este servicio público. Es cierto que obligará a Netflix, HBO, Amazon Video y compañía, pero, según estimó El Mundo, a la vista de lo que estas empresas facturan en España, su ‘donativo’ a la televisión pública será 13 veces menor.
Pese a todo, Pérez Tornero exhibe en público satisfacción y no está mal ser optimista, pues las obsesiones compulsivas y la negatividad no llevan a ninguna parte. Pero convendría precisar que el panorama podría ennegrecerse en el corto plazo de una forma preocupante. Y ahí ya no bastarán sonrisas ni palabras grandilocuentes.
Quizás el secreto sea hacer una televisión pública que interese a todos los españoles; y no exclusivamente a los partidos políticos, las productoras audiovisuales y los periodistas que se sientan en sus mesas de tertulia a cambio de un generoso sobresueldo.
Pérez Tornero defiende que la corporación debe 'deslocalizarse' y poner en valor la España vacía. Y lo que dice tiene sentido, pues TVE la sufragan todos los españoles; y no sólo los de las grandes ciudades. Ahora bien, habría que examinar muy mucho el peso de los grupos de interés y de los interesados en sus decisiones. Pongamos un ejemplo: ¿Qué hacía el Canal 24 Horas entrevistando el pasado jueves al director del nuevo periódico de Javier Moll en Madrid, en horario de máxima audiencia? ¿De veras no había un protagonista ese día que resultara más interesante para la audiencia?
TVE ha estado tradicionalmente para esas cosas... señor Pérez Tornero, ¿lo va a cambiar? ¿O todo va a quedar en palabras bonitas?
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