Mariano Rajoy dice, socarrón, que su medio natural es el debate. También que los dos primeros años de legislatura no habló porque no tenía tiempo, que estaba España hundiéndose y no había lugar para mirar a cámara. Ahora, con las elecciones ya en el fondo del calendario, empieza a desperezarse, a hacer lo que no gusta de hacer porque, según sus propias palabras, tiene que explicarse.
El lunes estuvo en Televisión Española. La entrevista tenía especial relevancia, porque es la pública y no ha estado exenta de polémica. Algunos trabajadores hablan de manipulación y, en lo objetivable, las audiencias en estos cuatro años no han hecho otra cosa que caer.
Se intentó recrear el programa 'Tengo una pregunta para usted' pero con preguntas grabadas y sin capacidad de que los ciudadanos contestasen de nuevo
Jugaba, al menos en teoría, en casa, aunque Ana Blanco, toda una vida plantada delante de una cámara, tampoco se lo puso fácil. La gracia, en todo caso, era recrear el formato de ‘Tengo una pregunta para usted’, histórica serie de entrevistas ciudadanas a políticos que nos permitió saber que Zapatero no sabe lo que vale un café o que Rajoy cobraba más de los 300 euros de un pensionista.
Preguntas de ciudadanos, sí, pero con red de seguridad. No había el riesgo del directo sino unos vídeos con preguntas concretas, sin capacidad para responder lo que comentase Rajoy y con tiempo sobrado para que el presidente se explayase o se fuese por los cerros de Úbeda, según tocase.
Ni siquiera a todos los ciudadanos-preguntadores les encantó el formato. “A mí me gustan otro tipo de debates, más abiertos”, confiesa Elisa García, la directora de una escuela de educación infantil que preguntó sobre Cataluña.
¿Cómo llegó a preguntar a Rajoy? Pues casi sin pensarlo. Una empresa de estudios sociológicos - Godoy&Asociados, informan desde el ente- hizo una selección de españoles que podían hacer una buena representación de la composición social de España. A partir de ahí, y pese a las suspicacias, ni trampa ni cartón.
“Llamaron al centro donde trabajo y yo no estaba, me volvieron a llamar y me propusieron hacer un par de preguntas. No hubo ninguna directriz, ni me dijeron sobre qué temas tendría que hablar”, cuenta García. Fueron dos preguntas las que hizo, de las que solo se eligió una. Fue sobre Cataluña. “Está en la preocupación de muchos españoles”, explica. La otra cuestión, la que nunca llegó a los espectadores y Rajoy no contestó, era sobre su campo específico: la educación.
La Sexta ya ha anunciado que hará un formato más abierto, con los ciudadanos repreguntando; Rajoy es el único líder que queda por confirmar su presencia
García, la única ciudadana-preguntadora que ha querido responder para este diario, considera que el trato fue perfecto, la cámara llegó, no hubo sugerencias y todo salió exactamente como dijeron que sería. Otra cosa es que el formato esté constreñido y sea poco valiente. Los días posteriores a la entrevista Antonio García Ferreras anunciaba que La Sexta también echará mano de los ciudadanos para entrevistar a los líderes que aspiran a La Moncloa. No se dejó las coletillas que harán de La Sexta Noche, el programa de Iñaki López donde se realizarán las entrevistas, diferentes a lo que se vio en TVE. “Serán en directo, con los ciudadanos presentes y la posibilidad de repreguntar”. Es decir, sin red de seguridad, a pecho descubierto. También recapitularon los nombres que por allí desfilarán: Albert Rivera, Alberto Garzón, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez… Rajoy está por confirmar. Sánchez también irá, este mismo lunes, a ver a Ana Blanco y a los ciudadanos en vídeo.
El presidente, aunque se va soltando el pelo, aún tiene reparos en entrar en sitios que considera hostiles. No se le ha visto mucho por la prensa, donde sus entrevistas son escasísimas, controla bien la televisión cuando es un formato tradicional y tiene fobia a los experimentos. En el fondo, y se seguirá hablando del tema, está el problema de los debates. El resto de líderes no ha tardado en decir que están dispuestos a todo, donde sea y como sea, en el Partido Popular el sí llega siempre acompañado de varios peros, condiciones y fronteras. Y eso que es el medio natural de Rajoy. O eso dice.
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