La familia Berlusconi utilizó su mayoría aplastante en el accionariado de Mediaset España para aprobar la semana pasada la integración de su grupo de medios de comunicación en Media for Europe (MFE), la matriz audiovisual del expresidente italiano que tiene su sede en Países Bajos. No puede decirse que esta vez contara con una oposición significativa para completar su plan, como ocurrió en 2019, cuando Vivendi paralizó la operación en los tribunales. Ahora bien, los socios minoritarios expresaron previamente su rechazo a este proyecto.
Así se aprecia en la documentación que puso a disposición de los inversores la dueña de Telecinco tras la celebración de la Junta Extraordinaria de Accionistas del pasado miércoles, en la que se observa que el 8,6% de los asistentes –con la asistencia del 92% del capital- se negó a aprobar la segregación de los activos de Mediaset España y su fusión con MFE.
El porcentaje no es menor si se tiene en cuenta que el 82,9% de los títulos del grupo están en manos de Berlusconi, quien dirige la estrategia del grupo sin contrapesos relevantes. Por tanto, gran parte de los minoritarios expresó su malestar con el plan que votaron.
Resultado de las votaciones en Mediaset
Los resultados de la Asamblea de socios indican que el 91,3% del capital se posicionó a favor de la fusión trasfronteriza, mientras que el 8,6% lo rechazó. Por su parte, la ratificación del nombramiento de Alejandro Salem como sustituto de Paolo Vasile al frente del grupo fue respaldada por el 94,3% de los accionistas, mientras que el 5,4% se opuso.
Este tipo de reacciones han sido habituales en la historia reciente de Mediaset, una empresa en la que los minoritarios se han opuesto en las sucesivas juntas a ‘puntos calientes’ como el relativo a la retribución de sus consejeros y a sus planes de incentivos. Ahora bien, la oposición de estos accionistas fue especialmente significativa en la Asamblea del pasado 15 de marzo, en la que se rubricó la decisión empresarial más importante de la historia reciente del grupo.
La única petición de palabra que se registró durante la reunión fue precisamente la de un socio, con 2.000 acciones adquiridas en 2017, a 10 euros cada una (hoy cotizan a 3,09). En su intervención, lamentó los términos en los que se ha realizado la operación. "Se han embarcado ustedes con Media for Europe en una fusión por absorción, en la que han realizado una valoración chusquera de las acciones que ha negado a los minoritarios un porcentaje importante del valor de Mediaset España”, expresó.
Antes de finalizar, añadió: “Como accionista minoritario, me siento engañado y frustrado con ustedes. No han estado a la altura para defendernos de los italianos”. Después, se escucharon los aplausos de otra persona presente en el salón de actos.
El plan de los Berlusconi
¿Por qué han decidido los Berlusconi aglutinar sus activos en una sociedad matriz, con sede en Ámsterdam? Básicamente, para ganar músculo en el difícil contexto actual, en el que existe un proceso de consolidación del sector audiovisual en todo el mundo que invita a pensar que la unión hace la fuerza.
A este fenómeno se unen dos factores adicionales que han complicado el negocio de los operadores de televisión tradicionales. Por un lado, la existencia de distintas alternativas audiovisuales -como las OTTs- y, por otro, la fuga de anunciantes hacia las grandes compañías tecnológicas.
La compañía mantendrá su cotización en la Bolsa de Madrid y no moverá su sede fiscal de España. Contará con un Consejo de Administración propio, aunque sus decisiones estratégicas se tomarán desde Países Bajos.
El folleto en el que se presentó esta operación -publicado el pasado 30 de enero- dejaba claro que la integración no afectará al empleo ni a la producción audiovisual en España.
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