El tiempo corre en contra de los gestores de Unidad Editorial. Los grandes accionistas de RCS Mediagroup están hartos de seguir aportando dinero para un negocio que no remonta. Y han puesto como límite el próximo mes de mayo para que se reduzcan drásticamente los costes de su ramificación en España. En ese contexto, la dirección y los empleados negocian la armonización de los convenios colectivos de todos los medios del grupo mediático. La empresa que dirige Antonio Fernández-Galiano ya ha presentado una oferta que incluye recortes salariales y que ha sido rechazada por la plantilla. La negociación se prevé más que compleja.
El grupo editor de El Mundo, Marca y Expansión perdió en 2013 hasta 60 millones de euros. Y los propietarios italianos presionan para que Galiano encuentre soluciones, según varias fuentes del sector. Tanto es así que entre los directivos de Unidad Editorial se contemplan posibilidades de todo tipo, incluidas la posible venta de alguno de sus diarios y la hipotética fusión de El Mundo con algún otro periódico de centro-derecha, ya explicadas aquí. Pero antes de acometer cambios de esa profundidad, en la antigua Unedisa hay otro problema más apremiante. Se trata de la reducción de los costes de la empresa. En principio, los accionistas de Rizzoli-Corriere della Sera habían pedido a su grupo español que redujera los costes antes de marzo. Después, ampliaron su ultimátum hasta mayo después de que la dirección de Unidad Editorial se comprometiera a unificar los convenios colectivos.
La negociación sobre el nuevo convenio colectivo está encallada y se reanudará en los próximos días; la dirección estudia nuevas vías tras el fracaso de su primera propuesta
A principios de abril la dirección de la antigua Unedisa presentó su propuesta a la comisión negociadora que representa a los empleados de las diferentes unidades de negocio. Al decir de la compañía, su borrador de convenio colectivo supondría una rebaja salarial del 10%. Sin embargo, la comisión negociadora cree que si se tienen en cuenta todos los cambios que introduce esa iniciativa, se trataría de una reducción superior al 20%. De hecho, los representantes de la plantilla plantearon su propia propuesta a la compañía. Y, finalmente, los gestores del grupo aseguraron que la propuesta de los trabajadores suponía un aumento de costes, remarcaron que las posturas están más alejadas que nunca y pidieron unos días para estudiar nuevas vías que posibiliten un acuerdo.
¿Meses de negociaciones?
Fuentes sindicales aseguran que, así las cosas, las negociaciones se reanudarán en los próximos días. Y dan por hecho que las conversaciones para armonizar los diferentes convenios colectivos de los 1.400 empleados de Unidad Editorial se alargarán durante varios meses. No es que la plantilla no quiera llegar a un acuerdo cuanto antes. El problema, indican, es la enorme complejidad técnica de alcanzar dicho pacto. Por ejemplo, exponen, los acuerdos laborales que rigen en El Mundo nada tienen que ver con los de los diarios que pertenecían al extinto grupo Recoletos: Expansión y Marca. Unificar los días de vacaciones, los diferentes pluses o los turnos de fin de semana no va a ser una tarea sencilla. La tardanza que pronostican los empleados choca con las prisas de los directivos. Pelea a la vista, por tanto.
Galiano reconoció que los nuevos recortes resultan "indispensables" en una comunicación enviada a sus empleados el pasado marzo
Más complejo, si cabe, resulta el asunto de los salarios. Lógicamente, los empleados no quieren perder poder adquisitivo después de los diferentes recortes que han padecido en los últimos años. Entre otras cosas, 800 empleados han abandonado el conglomerado mediático en cinco años. No obstante, Galiano y el resto de directivos quieren reducir los sueldos. De hecho, en una comunicación a los empleados del pasado marzo, ya desvelada por Vozpópuli, la dirección de la compañía remarcaba que la rebaja salarial resulta "indispensable" para "garantizar el ebitda del ejercicio de 2014". Un ebitda en el que, por cierto, constarán los 12,6 millones de euros que la empresa ha gastado en pagar el polémico despido de Pedro J. Ramírez.
Los números obligan. Como se ha dicho, Unidad Editorial cosechó unas pérdidas netas de 59,7 millones en el último ejercicio. Cifras que, pese a lo que pueda parecer, podrían calificarse de aceptables si se comparan con los del ejercico anterior, 2012, cuando la pérdida neta fue de 526 millones, según informó en su momento la propia empresa. En 2013 la antigua Unedisa registró un Ebitda positivo antes de gastos no recurrentes de siete millones de euros, lo que representa una mejora de cuatro millones de euros respecto al año anterior. Por su parte, la matriz italiana registró unos ingresos consolidados de 1.314 millones de euros y redujo su deuda hasta la mitad. Ahora el Grupo Rizzoli debe 476 millones, en virtud de la ampliación de capital realizada por sus accionistas.
Además, existen ahora mismo dos problemas añadidos para los gestores de Unidad Editorial. Para empezar, el grupo mediático se quedará sin dos de sus cuatro licencias para emitir en la Televisión Digital Terrestre (TDT) una vez que el Gobierno se ha decidido a hacer cumplir la sentencia del Supremo sobre este complejo asunto. Esto supondrá una merma de ingresos porque la compañía tiene alquilados sus canales. En segundo lugar, hace unas semanas se supo que la Inspección de Trabajo estaba investigando posibles irregularidades en la contratación de los becarios.