Un estudio de hace tiempo para unos grandes almacenes norteamericanos concluyó que los pequeños productos expuestos en embalajes grandes y llamativos se robaban menos que los embalajes más ecológicos y pequeños. Una cuestión meramente física que, controlada, disminuía las pérdidas de los negocios. Dicho y hecho.
Pero este no es ni siquiera un problema de este siglo. Ya pasaba en el escaparatismo de grandes superficies de la revolución comercial de los 70. Ahora el problema es otro y mucho más grave. Cuando pedimos ese mismo pendrive a Amazon nos llega a casa en un embalaje desproporcionado y mal optimizado (para el medio ambiente, no para la empresa). Lo que podría llegar en un sobre convencional acaba envuelto en papel de estraza y metido en un cartón donde cabrían 40 pendrives más de su tamaño.
https://twitter.com/danaprobst/status/828341960113082368
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Frustration free packaging... Really @amazon? pic.twitter.com/SRMVOadKtL
— Derek Brans (@dbrans) January 28, 2017
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https://twitter.com/erinsnyder13/status/824289348933844993
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https://twitter.com/dandcunha/status/613308236842835968
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Esta pequeña anécdota circunstancial define una práctica muy común en la industria. No solo para evitar robos. Si expones en tu supermercado un lápiz de memoria del tamaño de una cucaracha es imposible que tu cliente se sienta atraído por ella si no hay una superficie grande donde promocionarla con eslóganes, colorines y características varias. Seguimos dando valor a las cosas más grandes y esto tiene un coste ecológico importante.
Una foto publicada por Amy Robson Harbottle (@amyrobsonharbottlemakeupartist) el 16 de Sep de 2015 a la(s) 7:23 PDT
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Este no sería un grave problema si solo lo pedimos nosotros pero, para hacerse a la idea, solo en el China se envían 25.000 millones de paquetes al año por el comercio electrónico. Y hay previsión de que estas cifras se dupliquen en el 2020. Estas 25.000 millones de cajas mal optimizadas suponen un coste medio ambiental increíble, y nadie se está preocupando demasiado por ello. Amazon nunca ha dado sus cifras de ventas, pero el caso chino ayuda a hacerse a la idea de su negocio.
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En España las ventas por Internet alcanzarán en 2016 un volumen de 24.700 millones de euros, triplicando la cifra de 2009. Esto supone un crecimiento proporcional que nos acerca al mismo problema.
¿Por qué pasa esto?
El problema principal no es tanto el desperdicio de material de embalaje sino el espacio que se desaprovecha en el transporte. Para Amazon, con millones de productos que embalar, el estudio y optimización de sus procesos de picking y packaging es importantísimo. Pero siempre tiran para casa, preservando más su cifras que el medio ambiente.
Uno de sus empleados lo explica muy bien —de forma anónima— en un comentario de Gizmodo. Todo tiene que ver con la ‘paletización’, el estándar de tamaños que puede ir en los camiones de reparto:
“Trabajo actualmente en un centro de empaquetamiento de Amazon y todavía no veo cuál es el problema con tener una caja más grande. Cuando estas cajas se envían a los clientes salen del almacén en un gran camión semi-remolque, y todas las cajas se apilan en un estándar uniforme.
Sería muy fácil que una caja del tamaño de una tarjeta SD o de un paquete de baterías se perdiera entre el lugar de embalaje y el camión. Teniendo en cuenta que son 22 kilómetros de cintas transportadoras en mi instalación “
Otro empleado puntualiza:
“Trabajé en un almacén de Amazon durante dos años y pasé mucho tiempo en el departamento de embalaje. Cuando el sistema escanea un artículo el ordenador recomienda qué tipo de caja de usar. Si la caja elegida es errónea, el empaquetador activa el "solucionador de problemas", se mide el artículo y se pesa.
Esa información se introduce en el sistema informático de Amazon y la próxima vez que alguien pide el mismo artículo, el sistema debe recomendar el tipo de embalaje adecuado.
Por desgracia —nunca he entendido por qué— el pedido original sale en cualquier tamaño de caja recomendada por el sistema, sea correcta o no. El “solucionador de problemas” puede actualizar el tamaño de la caja si el artículo es demasiado grande para la caja recomendada, pero no al revés, incluso si la caja es claramente demasiado grande para el artículo. Es una gran pérdida de dinero para la empresa.”
El ejemplo de que se trata solo de un simple problema de logística de transporte lo tenemos en IKEA. Sus artículos paletizan mejor porque, en general, son más grandes y el packaging se ajusta como un guante al producto. Ikea basa su negocio y parte de su inversión en no transportar nunca ‘aire’ en sus camiones y puede modificar sus productos (es fabricante) para adaptarlos. Amazon tiene en contra el tamaño y que no participa en el proceso de fabricación.
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Si buscas en redes sociales es muy difícil encontrarte una queja ecológica contra el packaging de IKEA. Si buscas de Amazon, los resultados son abrumadores.
Hay por tanto un problema de logística que no solo compromete al aparato de Amazon. Si los paquetes fueran más pequeños las empresas subcontratadas para repartir las entregas sufrirían más pérdidas repercutiendo en la calidad de servicio. Cosa que Amazon quiere evitar a toda costa.
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Amazon sabe que tiene un problema desde hace mucho tiempo y ha iniciado varias campañas para mejorar su imagen con infructuoso resultado. En realidad, las iniciativas han ido orientadas casi siempre a mejorar la experiencia del cliente. El medio ambiente es importante pero siempre secundario. Hay una página exclusiva en su web para valorar el embalaje de sus productos.
En 2008 lanzó la campaña denominada “embalaje libre de frustraciones” para intentar acabar con los embalajes imposibles —tipo concha de plástico— en productos electrónicos y juguetes infantiles. Construyendo envases nuevos diseñados con menos material y mucho más cómodos de manipular. Es la famosa ‘cremallera de cartón’ que todavía vemos en sus cajas pequeñas.
Según las cifras suministradas por la propia empresa con esa iniciativa hasta 2015 se han logrado eliminar 58.900.000 metros cuadrados de cartón, 11.000 toneladas de embalaje y se ha reducido el tamaño de las cajas en 400.000 metros cúbicos.
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Pero el problema del tamaño desmedido sigue siendo tendencia constante en redes. Cuando el producto se sale de los estándares y normalizaciones de cajas vemos packagings imposibles y absurdos que siguen enloqueciendo al personal.
Otro ejemplo. Cuando haces un pedido múltiple en Amazon que coincide en fecha de entrega puede que te llegue todo en la misma caja o puede que te llegue por separado, con el despilfarro de embalajes que eso supone. Es más, no existe una opción para agrupar tu pedido voluntariamente en el mismo embalaje aún en detrimento de la fecha de entrega. Si yo quiero recibir todo junto el último día para ahorrar costes logísticos y medioambientales no puedo hacerlo.
Pero todo esto no es culpa solo de Amazon, estamos acostumbrados a pensar antes en nosotros que en nuestro planeta.
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