Agazapados en la mediocridad los canallas del tuiter necesitan de la fatalidad para sacar la cabeza. Cuando no sopla el viento nadie les hace caso porque no son virtuosos manejando su escaso talento. Necesitan engancharse a una adversidad mediática para que la viralidad expanda sus rebuznos.
El atentado de Barcelona les ha despertado a todos. Momento de miedo e incertidumbre general que aprovechan para esparcir más odio. Cuando más calma se necesita menos sentido común aportan. Aprovechar el terror general para reivindicar sus soflamas, sus chistes o sus mierdas es de un oportunismo miserable.
Y es que el canalla de tuiter solo piensa en sí mismo y en sus 'likes'. Le da igual los muertos, sus familias o el dispositivo policial montado para proteger a los demás ciudadanos. Es probable que se arrepienta, borre el tuit o huya hacia adelante. No hacen caso de las recomendaciones de los servicios de seguridad y siguen el juego del odio y del miedo. Mientras, los terroristas aplauden.
El canalla de tuiter no razona, obcecado en su ira solo aparece para intentar vender demagogia.
Da igual que su premisa se desmonte en un segundo, que otros acusen justo por lo contrario,... su razón es la propaganda, su victoria es que se pueda hacer viral.
Su éxito son también las interacciones y para ello se valen de cualquier medio. Se excusan en el 'humor' para creerse protagonistas de escaso ingenio. Fíjense en el número de respuestas de la siguiente canallada:
Pero lo peor de las canalladas viene de los que se hacen llaman profesionales de la información. Directores y periodistas que entran en el juego del odio para vender su criterio. Usar el terrorismo para razonar deslegitima cualquier argumento. No aprendemos.
Los canallas generan odio y llenan nuestros 'timelines' de bilis, insultos y reproches desviando nuestra atención hacia el linchamiento. Un juego que rompe la unidad social como única respuesta legítima al terror. La mejor forma de ser realmente cívico en momentos de terror es optar por la opción del silencio. Hay un periodo de luto social donde ningún argumento político ni ideológico se carga de razón, aunque sea cierto. Respeto.
Para evitar al canalla de tuiter lo mejor es ser selectivo, bloquear y denunciar cuando todavía son cachorros o no han tenido suficiente visibilidad. Utilizar las herramientas que pone a disposición Tuiter para reportar cada tuit ofensivo sin llegar a compartirlo. Y nunca, nunca, darles la propaganda que andan buscando. Si te ofendes por lo que dicen y acudes a su llamada estás participando de su juego.
En Mémesis creemos en la denuncia, nunca en los linchamientos... por eso censuramos sin identificar, para no recrearse en ese juego.
¡Força Barcelona!
