Un día entras por curiosidad en un sexshop del barrio rojo de tu ciudad. No vas a comprar, solo a mirar... o eso dices. Al día siguiente en tu navegador de tu trabajo aparecen tres anuncios de la misma marca (y gestionados por Google) ofreciéndote sus productos a toda pantalla. Risas.
Lo que parece un caso extremo no es imposible ni es casualidad. En aquella tienda había una baliza o 'Beacon Bluetooth' colgada en el techo que actuó de faro para tu smartphone. Muy poca gente conoce estos dispositivos que llevan funcionando desde hace años y rastreando nuestros movimientos. Pasa lo mismo que en las paradas de autobús de tu ayuntamiento cuando te informa 'milagrosamente' del tiempo que queda para que pase el siguiente.
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La novedad es que se ha descubierto que incluso con el bluetooth desactivado tu teléfono es capaz de leer los datos que emite esa baliza y posteriormente enviarlos a Google que a su vez, puede trazar tu ubicación si la tienes activada y compartirla con sus decenas de aplicaciones y servicios. Así lo ha demostrado una reciente investigación de la revista Quarz que pone en evidencia la falta de transparencia del gigante en cuestión de privacidad para con sus propias aplicaciones.
La mayoría de los teléfonos no informan a los usuarios de que pueden ser auditados incluso con el blueTooth apagado, sólo el Samsung S8, según este estudio, avisa específicamente de la detección del dispositivo incluso con él desactivado.
Hasta ahora se suponía que era necesario autorizar a tu móvil para que leyera estas balizas o 'beacons' mediante alguna aplicación diseñada para ello. Este estudio demuestra que ya no es necesario y que incluso aunque no quieras (apagues el bluetooth) seguirá haciéndolo.
La novedad es que aún con el bluetooth apagado estas balizas pueden leer y utilizar tu ubicación
Normalmente este tipo de balizas se usan con aplicaciones específicas. Es lo que se llama marketing de proximidad y requiere la instalación de la aplicación de su promotor. Por ejemplo, una marca X puede avisarte de ofertas en un establecimiento determinado o mandarte cupones descuento con solo pasar por su escaparate a través de notificaciones Push de tu dispositivo. Un museo puede llevarte por el recorrido adecuado o un restaurante llevarte a tu mesa el pedido. Parece muy útil y hasta maravilloso para la escasa inversión necesaria.
También se pueden utilizar con fines colaborativos para integrar a personas con alguna discapacidad. Así una red de balizas sirve para guiar a los ciegos por las calles de Londres.
Pero no siempre son aplicaciones altruistas o beneficiosas para el consumidor. Hace ya tiempo, en los Juegos Olímpicos de Londres, se instalaron unas 'papeleras espías' que leían la direccióm MAC de todos los transeúntes que pasaran con el wifi o el Bluetooth de sus móviles activado. Con esa información vendían los datos a compañías de publicidad para gestionar mejor los anuncios sin que ellos lo supieran. Fueron prohibidas y retiradas pero anunciaron mil posibilidades para torcer la utilidad de las balizas.
Google recalca en su TOS que no comparte información con terceros de tu ubicación pero la gestión de sus aplicaciones propietarias es tal que, como en el caso de los anuncios, no le hace falta servir información a terceros para aprovecharse de ella. Google también te da la opción de desactivar el seguimiento de tu ubicación y todo los problemas desaparecen. Es la única forma de no estar controlados. ¿Sabías que puedes ver aquí la cronología de todos tus movimientos como en una película de espías?
La mejor forma de impedir el rastreo efectivo es desactivar todos los servicios de ubicación de Google, aunque esto suponga no disfrutar de muchos de sus servicios
Si tienes un Android deberías saberlo. Pero es que el usuario medio todavía desconoce que su ubicación e historial están activados por defecto y, lo que es peor, que si la desactivas no vas a poder disfrutar de la mitad de los servicios gratuitos que te propone el monopolio de Google. Ese es el chantaje que les funciona y parece que a casi todos nos compensa.
Pero lo peor de todo es que Google no es el verdadero problema. Hoy en día basta con una pequeña inversión para hacerse con unos cuantos 'faros Bluetooth 'y dispositivos que sirven datos de todo lo que escuchen ahí fuera. Son auténticos 'sniffer' que monitorizar todos los móviles que pasen cerca con la configuración de privacidad estándar. Estas balizas duran años sin tener que recargarse y sirven datos muy valiosos. Tu móvil es único gracias a la MAC de tu bluetooth y eso basta para identificarte.
Tu bar de cabecera podría, por ejemplo, saber los días que faltas al desayuno identificando tu MAC y pasando lista diariamente. Tu jefe puede saber si has estado cargando o no en el almacén sin que lo sepas y aunque no tengas el GPS o bluetooth activado. O tu pareja puede certificar que, efectivamente, has ido a casa de tu madre a cenar el viernes de Carnaval sin tener que implantarle un chip bajo la piel mientras duerme.
Bastaría con que esa baliza esté geolocalizada y que lea la MAC única e intransferible de tu smartphone cada vez que pasas hasta a 20 metros de ella. Una monitorización de los datos por parte del dueño de la red de balizas haría el resto.
El tratamiento de los datos y las políticas de privacidad son todavía demasiado confusas para el usuario medio. Y todo va a ir a peor. ¿Alguien se ha preguntado porque Apple y otras compañías están apostando por quitar el cable a los auriculares? Exacto, obligarte a tener el bluetooth siempre encendido es la mejor forma de mejorar estos sistemas de localización pasiva y rentabilizarlos posteriormente con el bigdata. Recuerda: No necesitan saber tu identidad real para jugar y ganar dinero con tus datos, les basta tu ubicación y tus costumbres. Es parte del juego.
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