Mémesis

Los verdaderos fantasmas del #Clásico

 

  • La amenaza yihadista sobrevuela el enésimo clásico y las redes sociales se quitan el miedo de encima con humor
  • El verdadero pánico de las aficionados es al equipo contrario… como siempre

Sábado 18.15 de la tarde. La Castellana en silencio. El Bernabéu gritando. El enésimo partido del siglo arrancará bajo medidas de seguridad históricas. El encuentro más vigilado de la historia del fútbol español. Más de 2.500 efectivos, 3 perímetros de seguridad, sistema de alcantarillado vigilado, pisos en alquiler cercano revisados, etc... ¿De verdad es necesario informar a todas horas de todos los detalles del plan de seguridad policial o es simplemente una estrategia para despistar al enemigo?

El tradicional miedo de la afición ante un duelo tan trascendente se envuelve de una neblina especial en el contexto de la amenaza yihadista. Desde el pasado día 13 de noviembre el miedo a cualquier espectáculo público con grandes masas es un quebradero de cabeza para las autoridades de media Europa.

https://twitter.com/AlPrimerToque/status/666695970009309188

Es el éxito del terrorismo del miedo (valga la redundancia) alimentado en menor medida un por una cierta irresponsabilidad de TODOS los medios de comunicación ávidos de informar y azuzar el pánico irresponsablemente. ¿Hay motivos para la alarma? ¿Es acertado fomentar el clima de incertidumbre? Dudas que seguro levantarán una sonrisa al otro lado del terror.

https://twitter.com/MarioVaDeRizo/status/667096405010472960

 

Hemos preparado un compendio de las amenazas que se han visto/leído en Redes Sociales y de cómo se ha preparado la masa social para este enésimo evento super-requete-especial-nunca-visto. Una recopilación con los verdaderos fantasmas que estarán el sábado en el Bernabéu, el verdadero miedo que rodeará el clásico. El humor como terapia contra la incertidumbre. ¡Que viva el espectáculo!

Los primeros fantasmas en aparecer fueron un par de niñatos dispuestos a ganar méritos con la visibilidad de sus tratadas. Un par de tweets irresponsables y de mal gusto que provocaron la indignación general y a la actuación rápida de la Policía y Twitter. Sus cuentas no duraron abiertas más de unas horas. El sábado estarán llorando su insensatez en casa de mamá mientras ven el partido.

https://twitter.com/MunirFCB/status/666981877958463488

 

Más tarde volvieron otros fantasmas. Aparecen siempre en los clásicos y dan mucho miedo a algunas empresas y a más aficionados. La piratería, rojadirecta y el miedo a las hordas de seguidores que no podrán estar en Concha Espina o delante de una TV de pago pero tienen esa "peligrosa arma que está destruyendo la cultura" (según algunos): Internet.

 

Pero lo que de verdad encoge los estómagos y eriza la piel de los aficionados son las estrellas del enemigo. Ese miedo irracional del fútbol que hace más grande el placer de la victoria. El orgullo herido de Ronaldo amarga a los culés. La vuelta de Messi a los merengues… en especial a Modric.

https://twitter.com/Curiosos_Futbol/status/667490346960560128

 

La misión es debilitar al contrario o engrandecer a los tuyos. Tirar a la línea de flotación para sembrar la duda o huir del propio pánico. Un ejercicio tan clásico como el fútbol. Ahora tenemos Twitter para desahogarnos.

https://twitter.com/Raulms76/status/667270891886280704

Reacción de Cristiano Ronaldo al darle un pelotazo a un niño en el calentamiento. Toque de clase. pic.twitter.com/UdaBBBuEEJ— Roberto Bonafont (@RobertoBonafont) noviembre 18, 2015

 

Pero los fantasmas no estarán solo en la grada. El teatro también juega en el césped cómo la ha hecho siempre. Y hay grandes especialistas y candidatos a los oscar de este año.

 

No siempre hay buen gusto en esto de gestionar los miedos propios y ajenos. El humor negro, a veces soez, otras desafortunado también busca su hueco. Algún medio también ha entendido mal esto de sensibilizar a la gente con la desgracia ajena.

https://twitter.com/Cholista__/status/665317305484644352

https://twitter.com/Marcos_RM8/status/666694249530966020

 

La amenaza yihadista tampoco ha podido con las esteladas, los pitos y la política con balón de cuero. Es una batalla perdida.

    

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