"Me llamo Lorenza y tengo un año. Este es mi primer vuelo y voy a tratar de portarme lo mejor que pueda pero me disculpo por adelantado si me siento irritable, me asusto o me duelen los oídos. Mis papás prepararon esta bolsa con dulces y tapones para los oídos en caso de dar un concierto durante el vuelo. Espero que esto ayude a que su viaje sea un poco más placentero."
Este es el mensaje que los padres de Lorenza repartieron a los pasajeros más cercanos de su vuelo hacia Cancún del pasado 13 de Marzo y que Pao ha hecho viral en Facebook con más de 50.000 likes y 60.000 compartidos. No es la primera vez que ocurre.
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Se llama psicología preventiva inversa, una técnica que predispone al otro a hacer lo que queramos ofreciéndole hacernos cargo de las posibles consecuencias. Es imposible que ningún pasajero proteste cuando la familia se ha encargado de generar un ambiente positivo entre todos ellos. Y eso es posible gracias a la educación e información de los padres.
Es muy normal que cualquier bebé llore en su primer vuelo. El cambio de presión en la cabina del avión afecta a cualquier persona, pero más al oído del bebé. El tímpano, o membrana que separa al oído externo del oído medio se mueve bruscamente al experimentar el cambio de presión, produciendo una sensación desagradable que el adulto contrarresta tragando o mascando chicle y que el bebé identifica como algo desconocido y peligroso. Por eso desencadena el llanto. Todo ello se multiplica con un resfriado.
No es la primera vez que esto ocurre y, probablemente, sea un comportamiento aprendido por imitación. En 2014 un pasajero llamado Danaus Chang compartío en reddit esa misma anécdota ocurrida durante un vuelo hacia Miami. Ocho pasajeros levantaron la mirada y cruzaron sus sonrisas. Ni un problema.
O en este otro vuelo de las gemelas Ashley y Abby para ver a su abuela en Florida: "Viajamos a Florida a ver a la abuela, al abuelo, y mamá y papá mencionaron algo sobre un ratón. Vamos a intentar mantener la calma, pero en el caso de que decidamos volvernos locas, os dejamos un dulce regalo y unos tapones "
Las anécdotas de bebés en aviones son muy frecuentes, quizás por el escaso adiestramiento de sus padres, quizás por la excesiva bebefobia que impera en los vuelos y viajes colectivos: "Prefiero un niño llorando que un adulto quejándose", dijo recientemente una azafata de Southwest Airlines que se encargó de calmar a un niño en su primer vuelo mientras sus padres tomaban el almuerzo. Ellas son las que más experiencia tienen.
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La educación de los padres de Lorenza contrasta con el comportamiento de la mayoría de los adultos en los viajes colectivos. Si tu pareja ronca durante el vuelo... ¿repartirías tapones y chuches al resto de viajeros? Si tu novio no deja de hablar por teléfono a grito pelado en en tren... ¿regalarías unos auriculares con música clásica al resto de viajeros? Si tu colega se marea o vomita en el autobús... ¿repartirías ambientadores de pino entre los pasajeros?
Las respuestas negativas confirma que los bebés tienen el monopolio de la intolerancia en el transporte colectivo.
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