Desafortunadamente el ciervo no sobrevivió al segundo intento de caza. Probablemente ya abatido con arma de fuego. En Estados Unidos es muy habitual cazar con ballesta. Una técnica tan brutal como exigente porque requiere máxima precisión y proximidad a tu presa. Aún así (afortunadamente) no siempre gana el cazador.
Según cuenta Robert Stegall en el grupo Vintage Bear Archery Buy Sell Trade —especializado en armería tradicional y que se presenta con el lema: "La historia del arco y la flecha es la historia de la humanidad."— el 'trofeo' fue un abatimiento de su padre en el año 2000. Un ciervo que ya tenía heridas de haber sobrevivido a otro intento de caza gracias a la suerte y al poder de regeneración de los huesos.
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Lo más interesante de la pieza es ver como la naturaleza encuentra su camino de supervivencia. En algún lugar entre Grayling y Gainesville, a finales del milenio pasado, un ciervo consiguió sobrevivir con una flecha de medio metro y cabeza de acero incrustada entre sus costillas.
El impacto debió ser terrible y fracturó seguro unas cuantas costillas, además de seccionar músculos y desgarrar carne y tendones. El tiempo y la regeneración de los huesos hicieron el resto. No sin un brutal dolor añadido del que probablemente no se separaría ya nunca. La flecha ocuparía y disminuiría parte de la caja torácica del animal dificultando su respiración para siempre.
Es habitual encontrar piezas de caza con otras heridas de guerra en su interior. Impactos absorbidos y tejidos regenerados. Lo fascinante es, que en este caso, la flecha no es solo un cuerpo extraño que la naturaleza tiene que aislar para evitar infecciones sino que ha ayudado a solventar la probable factura que ella misma ocasionó cuando penetró en el abdomen del animal.
Preguntamos a varios biólogos para saber su opinión sobre el caso. Para Álvaro Bayón Medrano, —@VaryIngweion— Licenciado en Biología y Máster en Valoración de Riesgos naturales por la Universidad de León:
"No había visto algo así nunca, y me parece fascinante. Teóricamente un objeto puede mantener cerrada la herida evitando la hemorragia —aunque sea el mismo objeto que ha causado la herida— por eso no es recomendable sacarse el cuchillo si te meten una puñalada. Pero sobrevivir en estado salvaje con una flecha clavada es increíble."
Antonio J. Osuna Mascaró —@BioTay— Paleontólogo y Máster en neurociencia y biología del comportamiento nos hace una comparación con las artes marciales para explicar el fenómeno:
¡Nunca he visto nada así! Los huesos tienen una gran capacidad de regeneración si lo rozas constantemente (es la clave en entrenamientos de, por ejemplo, Thai boxing). El Thai boxing depende mucho del golpeo con las tibias. Requiere de dos procesos, uno de insensibilización (se rozan las tibias con una barra de metal) y otro de endurecimiento (el golpeo continuado fortalece el hueso).
Es lo que se conoce en anatomía como 'La Ley de Wolf'. Los huesos en una persona o animal sano se adaptarán a las cargas a las que se someta; aumentando su masa para resistir, en el tiempo, las sobrecargas añadidas. Y viceversa. Si las cargas a lo largo del tiempo disminuyen el hueso acabará siendo menos denso. Pasa, por ejemplo, en los tenistas, con húmero, radio y cúbito más desarrollado en un brazo que en otro. Y es lo que explicaría que este ciervo haya aumentado masa ósea entorno a la zona fracturada que tenía que soportar las cargas naturales del abdomen.
En humanos también hay casos que recuerdan "...este ejercicio impresionante de autorregulación y búsqueda de un nuevo equilibrio"...como nos cuenta Carlos Lobato —@biogeocarlos— Biólogo y profesor de Biología y Geología. Incluso perforando órganos con más compromiso vital como el cerebro.
Es el caso de Phineas Cage, un hombre cuya cabeza fue atravesada de parte a parte por una barra de acero en 1848 y sobrevivió con el cerebro destrozado. Gage sufrió cambios notorios en su personalidad y temperamento. Su cerebro se adaptó.
En el mundo vegetal también hay ejemplos de esta capacidad de sobreponerse a fuerzas y objetos físicos invasores. Es el caso de árboles que 'comen' objetos o intentar hacerse hueco ante una amenaza externa.
La naturaleza es simplemente maravillosa.
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