Tenía solo 5.000 seguidores en Instagram cuando la culturista y trabajadora social Morgan Mikenas decidió un día que perdía demasiado tiempo depilándose antes de ir al gimnasio. En primavera de 2016 tomó la decisión de no volver a utilizar ninguna maquinilla para rasurarse y dejar que la naturaleza siguiese su camino. El resultado ha sido una reacción brutal en sus redes sociales. Hoy tiene ya casi 30.000 seguidores y tropocientos trolls y detractores.
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"Si te centras en ser fiel a ti mismo en cada momento no estarás tan preocupado por lo que otros piensan, lo que te conducirá a la paz interior.
Cuando uno no tiene nada que ocultar y es fiel a sí mismo existe una profunda paz y confianza que emanas al mundo y podrá inspirar a otros”, confiesa Morgan en su Instagram.
Ella misma cuenta ahora en su canal de youtube los motivos de su decisión y cómo se siente después de un año. Dice que fue acosada en clase de gimnasia cuando tenía 11 años y sus piernas empezaron a mostrar vello. Llorando acudió a su madre para pedir su primer rasurado. Ese mismo acoso que ahora tiene en los comentarios de su cuenta.
"No pretendo que toda la humanidad deje de afeitarse las axilas y el vello de las piernas. Sólo quiero inspirar a otros y que hagan lo que les funcione, lo que le haga sentir más cómodos"
https://youtube.com/watch?v=G1ozkmwaav8
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Historia de una moda tremendamente sexista y arraigada
En 2011 la Universidad de Arizona realizó un pequeño estudio sobre la presión social hacia las mujeres no depiladas. Un grupo de control de 42 estudiantes estuvieron 10 semanas sin depilarse ninguna parte del cuerpo. Cada una de las mujeres del experimento tenía que entregar un trabajo explicando su experiencia y las reacciones de su ámbito familiar y cotidiano. El estudio puede leerse aquí.
El resultado fue tal como se esperaba. Todas las mujeres (sin excepción) experimentaron una abusiva presión social y familiar por decidir conservar el estado más natural de su vello. Los comentarios despectivos provenían de todos los estamentos sociales y los más hirientes eran los familiares: "¿Te has convertido en lesbiana?","Si sigues sin depilarte no vas a encontrar nunca pareja". La unanimidad se encontró en las parejas de las participantes: "No depilarse definitivamente es asqueroso", cuenta uno de los hombres.
Una publicación compartida de Morgan Mikenas (@i_am_morgie) el 1 de Feb de 2017 a la(s) 1:05 PST
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Por eso es normal que los comentarios a la decisión de Morgan Mikenas siguieran esa misma línea:
“Oh, Dios mío, eres como un hombre!”
“Eres repugnante. Las mujeres son muy hermosas afeitadas y bien cuidadas."
“Estoy a favor de que mujeres hagan lo que quieran pero esto es simplemente ASQUEROSO.”
"He vomitado el desayuno cuando he visto tu foto"
No hay ninguna razón fuera de modas sexistas que defienda la depilación integral de la mujer. Es más, la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) siempre ha dicho que depilarse el vello púbico es una moda absurda y sin fundamento que favorece el contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Depilarse las axilas tampoco es más higiénico. Los pelos favorecen la transpiración y disminuyen el calor. Sin ellos hay más bacterias y más olor. Además, todo argumento 'higienista' para defender la depilación femenina valdría también para los hombres que la defienden a muerte y no se depilan.
La depilación de la mujer es una dictadura social bastante reciente. Hombres y mujeres se depilaban como símbolo de pureza en el antiguo Egipto, pero el agravio comparativo es más moderno. Cuando la industria de la moda norteamericana de los años 30 decidió recortar las mangas y las faldas en busca de una falsa liberación de la mujer se encontró con la piel desnuda y llena de vello. Un filón para la también floreciente industria de cosméticos. Nada más lucrativo que algo que hay que mantener y cuidar regularmente. Como la barba de los hombres pero en todas y cada una de las mujeres, sin excepción.
Históricamente el hombre ha elegido si afeitarse o no según la moda: Hippies, Hipsters, fitness,... pero la sociedad siempre ha decidido por la mujer.
A diferencia de la industria del rasurado masculino y con la presión social sobre la mujer, el vello femenino no era —ni es— una opción. Es una obligación (quitárselo). Mientras las oleadas de moda masculina van y vienen: hippies sin afeitar, cuerpos masculinos depilados, hipster con barbas, osos peludos,... la moda femenina sigue encorsetada por una sociedad que siempre decide por ellas.
En el año 2012, a raíz de una famosa foto de la actriz Julia Roberts con la axila natural al descubierto, la periodista irlandesa Emer O’Toole, de 28 años, vivió en sus carnes esta absurda presión social al dejar de depilarse como experimento para un artículo que publicaría más tarde en The Guardian. Cuenta las vicisitudes y miedos de ir a la piscina pública o incluso ser auditada a los ojos de niños pequeños. Tanta fue su rabia al rechazo social que decidió no volver a depilarse nunca más
Gestos como el Morgan, Julia o Emer todavía causan repulsa infinita en la masa social pero no son más que un paso (en un largo camino) para que cada mujer haga lo que realmente le de la gana sin sentirse presionada.
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