ElXokas no para de ser noticia. Hace unas semanas se descubría que tenía una cuenta B en Twitter para contestar a toda la gente que le insultaba en Twitter, y esta ha vuelto a saltar de Twitch a los medios de comunicación mainstream por un corte de su canal en el contaba el ‘trucazo’ de sus amigos en las discotecas: beber agua y esperar a que las chicas estuviesen ‘colocadas’ para llevárselas, lo que ha hecho que le acusen de fomentar la cultura de la violación. Su discurso suena tan a parida que una mirada ingenua pensaría que en realidad estaba hablando de la deshinibición del alcohol, pero las redes se lo han tomado literalmente y han hecho pasar a ElXokas su propia Semana Santa con crucifixión, viacrucis y penitencia incluida. Twitter se ha convertido en un nueva Inquisición en la que cualquiera que suelte una tontería es juzgado y aniquilado por hereje.
A Elon Musk tampoco le gusta el rumbo que estaba tomando Twitter y ha dicho: “Pues me lo compro”. Como cuando a Messi le molestaba que su vecino pusiese música alta a la hora de la siesta y le compró su casa y la siguiente, para estar bien insonorizado. Todavía no ha hecho el Bizum de los 43.000 millones de dólares pero tiene pinta de que Twitter va a acabar en las manos del hombre más rico del mundo, que quiere acabar con la censura que hizo que le cerrasen la cuenta por ejemplo a Donald Trump sólo por intentar dar un golpe de Estado. El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha vuelto a ser viral hoy en un vídeo en el que daba muestras de estar desorientado. Cualquier día va a decir delante del micrófono que los vietnamitas no van a salirse con la suya y va a ser demasiado tarde. Una cosa es que, hoy en día, Modric pueda jugar tres partidos a la semana, repartiendo asistencias de 30 metros con el exterior con 36 años y otra que ya que alguien empiece a presidir el país más importante del mundo bordando los 80 años.
Y es Semana Santa y hay memes de Semana Santa. “La Reina del martes santo” es ya un clásico vigente, una pieza de colección. Lo has visto ya siete años pero no deja de hacer gracia.
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