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‘Sexo en Madrid’: las aventuras de Espe, Ana, Cris y Tania

Cada nueva temporada regresa el mismo rumor: vuelve Sexo en Nueva York. Ya sea en forma de serie, de película, de secuela o de precuela, las aventuras de Carrie Bradshaw y sus amigas gustaron tanto que el público no puede esperar más. En Marabilias no es que podamos contratar los servicios de Sarah Jessica Parker, pero sí ofrecerles nuestra propia versión de la exitosa serie. ¡Comienza ‘Sexo en Madrid’!

Esperanza, Cristina, Ana y Tania eran las reinas de Madrid. Muy diferentes entre ellas, cada una trataba de sobrevivir en la capital de España de la mejor forma posible. Esperanza, profesional retirada que, en realidad, nunca había dejado de ocupar la primera línea, había vuelto con fuerza, dispuesta a enfundarse de nuevo los tacones de lideresa -¿será también fetichista de los Manolos?- y recuperar los dominios que tanto le había costado conquistar. Pero no llega sola a la ciudad. Cristina, motera, rebelde y fan de las coletas, había decidido acompañarle en este peculiar viaje. Juntas estaban dispuesta a quitarle el título de 'la ambición rubia' a la mismísima Madonna. Y es que si algo compartían con la reina del pop era su capacidad para reinventarse y un tinte rubio california.

En la ciudad les esperaba Ana, una vieja conocida con la que habían tenido sus más y sus menos. Desde su magnífico despecho, había estado viendo la vida pasar, tratando de asumir que su tiempo había terminado, y mejorando su curriculum para abrirse camino en el mercado internacional. No en vano, para su generación, creía estar muy preparada. Ana lo había aprendido todo de su marido, un hombre de larga melena, abdominales de acero y bigote cada vez menos poblado. Tampoco es que sus enseñanzas le hubiesen servido para mucho, pero, al menos, había llegado más lejos de lo que nunca hubiese soñado. Ahora le tocaba recoger y dedicarse a otros asuntos menos estresantes, como buscar una peluquería más cercana a su hogar, que ya estaba bien de tanto desplazamiento.

Por último, tenemos a Tania, la más joven del grupo. Curtida en los platós de televisión más agresivos, era la más combativa de todas. Nunca había tenido ningún problema en decirles todo lo que pensaba a sus tres amigas -o enemigas, nunca quedaba muy claro-. Si algo no tenía Tania era pelos en la lengua. Eso sí, el amor le había pasado más de una factura. Ella, que estaba destinada a ser la reina de Madrid, se había quedado sin trono, sin destino y sin nada por culpa de una relación sentimental que no había ido del todo bien. ¡Qué muera el amor!, como cantaba Rocío Jurado. Pero Tania no pensaba dejarse amedrantar por los obstáculos. ¿Y si este pequeño traspiés no era más que un aviso del destino para anunciarle que había algo mejor a punto de llegar? Tania lo creía muy firmemente.

Los días no eran nada sencillos para las cuatro amigas. Espe y Cris se pasaban el día de pueblo en pueblo, de barrio en barrio, besando niños, abrazando ancianas inmigrantes y respondiendo a las incómodas preguntas de los periodistas. Tania no encontraba un minuto libre entre programa y programa. Todos los canales requerían su presencia. Era la mujer más buscada, la experta más consultada y el azote de todos los tertulianos. ¡Y todo sin despeinarse y sin dejar de fruncir el ceño! Y Ana... Pues la buena de Ana se encontraba muy desubicada. Sin comerlo ni beberlo, le habían dicho que tenía que unas semanas para empaquetar todos sus enseres y, claro, estaba desolada. Bueno, tal vez un poco aliviada también, ya que el puesto no parecía de su agrado, pero a nadie le gusta que le digan que se marche. O a casi nadie.

Aun así, siempre encontraban un rato para reunirse en su restaurante favorito y hablar de los temas más importantes: el trabajo, la ropa y los hombres. Ay, los hombres. Que si un tal Pedro que las tenía a todas un poco trastornadas, que si el sex appeal salvaje de Pablo subido a un todoterreno -entonces Tania les miraba con cara de pocos amigos y cambiaban de tema-, que si qué listo y culto es Borja que no para de publicar poemarios, que si Albert repetirá el desnudo casi integral para poder ganar las elecciones nacionales, todo entre risas, brindis y alguna confesión subida de tono propia de las veladas entre amigas. ¡Así es el día a día en 'Sexo en Madrid'!

Confiamos en que les haya gustado esta ficción, que hayan observado que cualquier parecido con una persona de carne y hueso es pura casualidad y que permanezcan atentos a los próximos capítulos de la serie. ¿Consiguiera Espe quitarle el puesto a Ana? ¿Se soltará Cris la coleta en un ataque de celos? ¿Resurgirá Tania de sus cenizas cual ave fénix? Muchas incógnitas en la serie más esperada por el público español. ¡No se la pierdan!

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