Muchos piensan que “Bang” es un nombre artístico, pero no, en realidad es el segundo apellido de esta actriz de padre español y madre noruega. Carolina Herrera Bang he heredado, además del exotismo en el nombre, unas medidas de infarto. Con su 1'80 de altura y sus 100-60-90, se ha convertido en una de las actrices más voluptuosas del momento, un auténtico reclamo tanto para el cine como para la publicidad. Pero Bang no tiene miedo al encasillamiento. “Cada actor tiene su perfil. Hay gente que da para una cosa y otros para otra, tampoco vas a luchar contra ello. Si de repente quiero medir un metro y medio, no puedo. Pero está la capacidad de los actores para transformarnos, aunque de eso no se dan cuenta muchas veces productores y directores. Si el encasillamiento trae más trabajo, bienvenido sea. En 10 años ya me ocuparé de desencasillarme”, ha declarado la actriz.
Y hasta ahora, ha sido fiel a sus principios. Bang se dio a conocer dando vida a una sensual androide de nombre Lorna en Plutón B.R.B. Nero, una serie de ciencia ficción en clave de humor que se emitió en La 2 durante dos temporadas. Allí conoció e intimó con el director de la serie, Álex de la Iglesia, que decidió convertirla en su musa y, de paso, en su novia. Juntos han trabajado en las últimas tres películas del director -Balada triste de trompeta, La chispa de la vida y Las brujas de Zugarramundi-, interpretando, como no podía ser de otra forma, a la chica guapa de la película. Pero, además, también ha tenido tiempo para hacer cameos en algunas series de televisión, como Aída o Los hombres de Paco, para rodar a las órdenes del actor Jesús Bonilla en La daga de Rasputín y para formar parte del elenco de la serie Tierra de lobos.
De la Iglesia, ¿ventaja o inconveniente?
Pero los papeles de mujer sensual son el menor de los problemas de Bang. Debutar en el cine de la mano de tu novio y, además, ganarte una nominación al Goya a la mejor actriz revelación cuando dicho novio ostentaba el cargo de presidente de la Academia de Cine no es la mejor forma de ganarse adeptos. Las críticas no se hicieron esperar, tanto hacia la poca calidad interpretativa de Bang -de hecho, también fue nominada a los Premios YoGa a la peor interpretación por el mismo papel-, como hacia la presión que habían sentido los miembros de la Academia para votar a la novia del Presidente. Pero Bang no le dio ninguna importancia. “Todas las nominaciones son cuestionadas, no la mía en particular. Las nominaciones son democráticas. Estoy muy agradecida porque mis compañeros han reconocido mi trabajo y me han dado la oportunidad de pertenecer a la familia del cine español”, declaró mientras confesaba que había enmarcado el diploma de la nominación y lo había puesto en su estudio.
¿Se perdona en España que una mujer se alta, rubia y guapa?
Pero a las críticas, que continúan imparables, se le han unido los constantes rumores de ruptura con De la Iglesia. Pese a que llevan seis años juntos y se les ha visto de vacaciones en varias ocasiones con las hijas del director, los 20 años que les separan -ella tiene 29 y él, 49- y la relación profesional que mantiene hacen que el público desconfíe y piense que se trata todo de un montaje oportunista, que en cuanto la actriz encuentre una plataforma mejor desde la que promocionar su carrera, terminará la relación entre ambos. Ellos no se molestan en desmentir nada, ni en ocultar su amor. Bang ha compartido tanto las alegrías del director como sus momentos más duros. A su lado estuvo cuando recibió los nueve premios Goya por Las brujas de Zugarramundi y cuando decidió dejar la Academia de Cine por la imposibilidad de llevar a cabo los proyectos que tenía en mente. Y aún así, Bang continúa siendo cuestionada.
Actualmente, la actriz tiene 4 películas en la nevera y en ninguna participa De la Iglesia. ¿Supondrá esto la consagración de la pareja, o, por el contrario, la estocada final? ¿Tendrán razón las lenguas viperinas? ¿Conseguirá Bang superar las polémicas y demostrar su valía como actriz? ¿Se perdona en España que una mujer se alta, rubia y guapa?
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