Los rumores empezaron a sonar cuando Televisión Española decidía fichar a una recién llegada Mariló Montero para que se hiciera cargo de las mañanas y compitiera, codo con codo, con las veteranas Susanna Griso y Ana Rosa Quintana. Hasta entonces, Anne Igartiburu había sido la opción favorita para los directores del ente público, la presentadora de todos los programas, la rubia de todas las salsas, la única capaz de dar la bienvenida al año nuevo con la misma naturalidad que le paraba los pies a John Cobra en aquella gala de Eurovisión. Anne se las sabía todas y Televisión Española confiaba en ella. Le daban las galas de Fin de año, los Inocente, Inocente, los concursos importantes, el corazón, los votos de Eurovisión y no se encargaba de Los desayunos porque le hubiera tocado hacer noche en los estudios. Anne era la reina, hasta que, de pronto, todo cambió.
La presentadora dejó su Corazón para hacerse cargo de las tardes, dominadas por el huracán Sálvame desde su estreno, pero no pasó nada.
Las mañanas de Mariló empezaron a funcionar bien, la presentadora se hizo fuerte como imagen de la cadena, llegaron nuevas incorporaciones también provenientes de Canal Sur y Anne continuaba anclada en su Corazón de..., que por mucho que se intentara innovar quitándole la silla y dejando que la presentadora se paseara por el plató, seguía siendo el mismo espacio, con los mismos personajes, los mismos locutores y el mismo aburrimiento de los últimos 15 años. Pero las cosas en RTVE no iban bien. Los presupuestos disminuían, los cargos cambiaban y la audiencia se decantaba por las cadenas privadas, así que Anne volvió, una vez más, al rescate. La presentadora dejó su Corazón para hacerse cargo de las tardes, dominadas por el huracán Sálvame desde su estreno. Crearon un ¿nuevo espacio? llamado +Gente, buscaron a unos colaboradores resultones, ficharon a Carmen Lomana y dejaron que la magia Igartiburu hiciera el resto. El problema fue que no pasó nada.
Mariló vs Anne: primer round
Mariló, que no pensaba dejar que Anne recuperara su reinado, invitó a la presentadora a Las mañanas para que hiciera promoción del nuevo programa y sacó la artillería pesada. Le preguntó si estaba oxidada después de 15 años dando paso a vídeos, la acusó de haber pedido prime time, la riñó por estar nerviosa y le lanzó puñales hasta que el ánimo de la presentadora se quedó por los suelos. Pero, encima, el estreno del magazine de tarde fue un fracaso y terminó cancelado a las pocas semanas. Con el rabo entre las piernas, Anne volvió a su Corazón, a sus vídeos de Fran Rivera y de la duquesa de Alba y su mundo de colores donde todo es maravilloso y estupendo. Aun así, la presentadora continuaba creyendo que su presencia era imprescindible, sin darse cuenta que los tiempos habían cambiado.
Televisión Española anunció la vuelta de ¡Mira quién baila!, programa mítico de la cadena -que Pilar Rubio había conseguido hundir en Telecinco- y feudo de Anne Igartiburu durante siete temporadas. El problema es que esta nueva edición venía renovada y no incluía el bono de presentadora. Desavenencias con la productora hicieron que Igartiburu cayera del programa y fuera sustituida por Jaime Cantizano. Pero, además, Anne ha tenido que ver como desde las altas esferas le obligaban a dedicar unos minutos de su Corazón para hablar del programa y alabar el buen hacer de Cantizano. Y con una sonrisa, claro, no sea que se note el resquemor. Pero no sólo eso. La gala Inocente, Inocente marcó récord mínimo de audiencia desde 2004 y el especial ¡Mira quién va a Eurovisión! se quedó en la cuarta opción elegida por los espectadores.
¿El público se ha cansado de ver la misma cara durante tanto tiempo? ¿Tenía razón Mariló cuando dijo que la presentadora estaba oxidada?
¿Qué está pasando con Anne? ¿Se han agotado los formatos de los programas que presenta? ¿El público se ha cansado de ver la misma cara durante tanto tiempo? ¿Tenía razón Mariló cuando dijo que la presentadora estaba oxidada? La apuesta de Televisión Española por convertir a la vasca en su imagen de cabecera, prototipo de belleza, elegancia, clase y saber estar ha sido tan fuerte que resultaría extraño verla fichar por una cadena privada. Pero, además, su serie de fracasos encadenados dificultan todavía más que los directivos vean en ella un valor que atraerá a nuevo público. ¿Qué futuro le espera, entonces, a Anne Igartiburu? ¿La veremos retomando su carrera de actriz? ¿Se dedicará a escribir una novela como hacen todos los famosos? ¿Se tomará un tiempo alejado de la televisión como Terelu? ¿O continuará al frente de Corazón hasta llegue la jubilación? En el fondo, estamos preocupados por Anne. Aunque, por otra parte, ¿se imaginan a Mariló dando las campanadas? Eso sí sería un espectáculo.
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