Pocos son los que han conseguido olvidar a la revolución de la última Super Bowl. Sin mucha ropa encima y saboreando una hamburguesa, Charlotte McKinney pasó de ser una desconocida a la protagonista de todos los sueños de los estadounidenses -y, ya puestos, de medio mundo-. Desde entonces, la modelo no ha parado de trabajar. Además de posados y editoriales, también se convirtió en una de las concursantes de Dancing with the stars, el equivalente a nuestro Mira quién baila, donde no brilló demasiado en cuestión de baile -quedó en undécima posición-, pero sí en abrirse camino en el complicado mundo del show business americano. Y aunque todo esto les lleve a pensar que McKinney no es más que una aspirante a celebrity, se equivocan. Detrás de su impresionante físico hay mucho más.
La modelo ha decidido aprovechar la repercusión de su popularidad para concienciar a la sociedad acerca del acoso escolar y la necesidad de erradicarlo. “Fui muy afortunada por haber sido la elegida para aquel anuncio de la Super Bowl y quiero utilizarlo ahora para apoyar a las chicas que estén pasando por la misma situación por la que pasé yo hace unos años con el acoso”.
McKinney ya declaró hace unos meses que haber sufrido dislexia de pequeña la situó en el punto de mira de los acosadores. “Afortunadamente, tuve gente apoyándome, pero muchas chicas no lo tienen. Quiero utilizar esta oportunidad para ser un ejemplo para ellas y recaudar fondos y despertar a la sociedad”. Para ello, la modelo ha comenzado a colaborar con la fundación BidKind.
La modelo subastaraá un día con ella en su ciudad natal.
“Es la primera vez que colaboro con BidKind y espero hacerlo un par de veces más”. La modelo va a subastar pasar un día con ella en su pueblo natal y donará la cantidad recaudada a una organización benéfica. “Ayudar a los demás es algo que siempre he querido hacer, sin importar si era famosa o no. Está en mis genes”, asegura la modelo.
“Cuando me mudé a Los Ángeles fui a visitar unas cuantas escuelas para hablar y conocer a los niños”. La modelo también asegura que no siente ningún rencor por los que la acosaron de pequeña. “Estoy donde estoy por ayudar a la gente, no por pisotearles, y creo que he llegado tan lejos por cómo trato a la gente. Cualquiera que esté a mi alrededor puede decir que soy una buena persona”.
Esta empatía con los demás hizo que McKinney tuviese una especial conexión con una de sus compañeras en Dancing with the Stars, Rumer Willis, la hija de Bruce Willis y Demi Moore. “Conecté mucho con Rumer porque toda su vida ha estado expuesta a los medios. Siempre ha tenido gente torturándola por su aspecto y ha sido algo muy difícil para ella”, ha comentado la modelo. “Y cada vez es peor, ya que ahora podemos sentarnos con nuestros teléfonos y decir lo que se nos ocurra”. Por todo esto, la modelo tiene claro cuál debe ser el mensaje. “No al bullying. Paremos a los acosadores”.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación