Arreglarse con la prensa
Mariló vive en esa ambigua frontera que separa a los presentadores de televisión de los personajes populares. En su programa habla cada día sobre la vida de los famosos, pero no quiere que se hable de la suya bajo ningún concepto. Si a todo esto le sumamos la exposición que genera la aparición diaria en un programa de la televisión pública, han hecho de ella un objetivo de los paparazzi, que siguen sus pasos dondequiera que va… y aunque ese lugar sea la esquina opuesta del mundo. Eso mismo le pasó durante una ‘escapada’ a Bora Bora en la que acabó siendo fotografiada en topless: los paparazzi tomaron las imágenes, ella montó en cólera, se metieron los abogados por medio… y ahí siguen. En estos momentos, la publicación de las imágenes se encuentra paralizada por una resolución judicial a la espera de un juicio que resuelva definitivamente el asunto.
Borrar su imagen de ‘metepatas’
Este reto es, en realidad, un corolario del anterior. Mariló se ha ganado a pulso durante años una fama más o menos merecida de lenguaraz. Desde el “¿estás oxidada?” a Anne Igartiburu hasta la supuesta transmisión de la maldad o la bondad a través de órganos trasplantados, cualquier declaración de la presentadora acaba convertida en trending topic inmediato. Ella lo achaca a una persecución hacia su persona e incluso a una campaña en contra de Televisión Española. Sea como fuere, ella tendrá que seguir trabajándoselo para que ser tomada en serio… aunque si además consigue ponerse a buenas con la prensa, como decíamos hace un momento, puede que ya no la veamos protagonizando tantos titulares.
Aclarar su futuro profesional
Mariló Montero está disfrutando de un largo descanso durante este verano. Ya en junio, la presentadora abandonó su espacio antes de lo previsto para poder alejarse durante un tiempo de los focos tras uno de sus años más intensos tanto en lo profesional como en lo personal. Aunque durante unas semanas la presentadora fue sustituida por Jota Abril, su segundo de abordo, Televisión Española anunció recientemente su intención de sustituir a Montero por una veterana de la casa, Teresa Viejo, al menos durante el periodo veraniego. Desde TVE aseguran que todo volverá a la normalidad durante el mes de septiembre, cuando Mariló se asomará de nuevo a las pantallas de la cadena pública, aunque los rumores sobre su posible marcha a algún canal privado revolotean desde hace años: sin ir más lejos, la mitad de la prensa madrileña se volvió loca con su visita a los estudios de Telecinco hace unos meses para presentar su último libro.
Entregarse a las redes sociales
Quizás asustada por la imagen de ella que proyectan las redes, Mariló jura y perjura que no tiene Twitter. Aunque le dé miedo, quizás el medio siglo sea el momento para empezar a acercarse poco a poco a los medios sociales y comprobar que no es tan fiero el lobo como lo pintan. Podría empezar con un perfil ‘anónimo’ en el que no desvelara su identidad, para de este modo alfabetizarse en las prácticas y etiqueta de la red. Al fin y al cabo, las redes sociales están llenas de gente mucho más deslenguada que Mariló y entre tanto exabrupto, sus pensamientos a vela pluma pasarían mucho más desapercibidos. Puede pedirle ayuda a su hija, que a sus 20 años es toda una experta en el manejo de sitios como Instagram.
Supervisar el ascenso mediático de su hija
Entre Rocío Crusset (desde hace algún tiempo, la joven hace uso de su segundo apellido paterno) y Mariló puede haber mucha más conexión que la que hay entre una hija y la madre a la que trata de introducir en las procelosas aguas digitales. De tanto analizar la prensa del corazón en su espacio, Mariló ha conseguido aprender muchas cosas de las reinas del sector, como Isabel Preysler. Del mismo modo que la socialite de origen filipino ha conseguido que sus hijas ‘hereden’ parte de su popularidad (y de sus acciones comerciales), Mariló está logrando que su hija Rocío Crusset sea la que acapare la atención de los medios. Sin duda, su trabajo como modelo está ayudando a que sea más conocida (ha desfilado con éxito en la última edición de la semana de la moda de Madrid, por ejemplo) pero además sus romances, como el que mantiene con Jaime Soto Parejo, hijo del cantante José Manuel Soto, la le están garantizando su propia popularidad. A lo mejor así Mariló logra pasar su segundo medio siglo con menos atención por parte de las cámaras.
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