Después de diez años y a pesar de sus duros inicios, Camila ha logrado hacerse su hueco dentro de la familia real británica, de su país y de la opinión pública. Según trascendió, la reina de Inglaterra se refería a ella como “esa mujer malvada”. Pero poco a poco, logró deshacerse de ese apodo y se ganó el afecto de la soberana, aunque sigue sin querer abdicar.
Según una encuesta publicada por la consultora YouGovun, un 49% de británicos piensa que la duquesa de Cornualles debería de ser reina consorte cuando su marido llegue al trono. Un porcentaje muy elevado si tenemos en cuenta que durante todos estos años se la veía con malos ojos ya que fue la amante del príncipe Carlos. En 2005, cuando se anunció su compromiso, sólo un 7% la veía como reina consorte.
Una conversación subida de tono entre Carlos y Diana dio la vuelta al mundo
Tampoco le hizo ningún favor aquella conversación que salió a la luz y que ha dado la vuelta al mundo en la que Carlos le decía a Camila que le gustaría ser su támpax porque la necesitaba toda la semana y pensó que era buena idea vivir metido en sus pantalones. Unas palabras que aunque se convirtieron en mofa terminaron siendo casi reales.
Después de su romance a escondidas, la pareja contraía matrimonio el 9 de abril de 2005 y siguen siendo la viva imagen de la felicidad. El propio Carlos hablaba así de su mujer hace unos días en la CNN: “Camila es una mujer encantadora y muy poderosa. Ella es un enorme apoyo para mí y ve el lado divertido de la vida”.
Sin duda, la simpatía de Camila ha terminado conquistando tanto a los hijos del príncipe Carlos y Lady Di, como al resto de la familia real británica. A ello hay que sumarle la labor benéfica que realiza, lo que le ha terminado convirtiendo en un personaje popular. Desde luego, Camila se lo ha tenido que trabajar mucho para lograrlo ya que su antecesora dejó una gran huella, era muy querida y fue un gran ejemplo en labores sociales.
Su historia de amor se remonta a hace más de 40 años
Carlos y Camila se conocieron en 1970 en un torneo de polo y en ese instante pensó que ella era su alma gemela. Sin embargo, después sus caminos se separaron y la aristócrata decidió casarse con el mayor Andrew Henry Parker Bowles en 1973 con el que tuvo dos hijos. Una decisión que Camila se vio obligada a tomar ya que Carlos no se lanzaba a pedirle matrimonio.
Sin embargo, la pareja siguió manteniendo el contacto y su amistad. Incluso Camila fue como invitada a la boda del príncipe de Gales y Diana en 1981. Después vinieron los escándalos y las publicaciones sobre su romance oculto. En 1992 los príncipes de Gales se separan. Tres años después, en 1995, Andrew Parker Bowles se divorcia de Camila y en 1996 Carlos y Lady Di consiguen el divorcio.
Cuando murió Diana, a los 36 años, en un fatal accidente en París, el príncipe Carlos supo aprovechar la ocasión para iniciar una campaña de lavado de imagen de él, al que se le tachaba de adúltero y la de su amante. No fue sólo de cara al público sino también dentro de la familia real británica hasta tal punto que sus hijos la acabaron aceptando. El propio príncipe Harry hacía estas declaraciones el día que contrajeron matrimonio su padre y Camila: “Estamos muy contentos por ella, porque ha hecho a nuestro padre muy feliz”.
La pareja tiene previsto pasar su décimo aniversario de casados en Birkhall, en el palacio escocés de Balmoral que posee la reina y que ya fue el lugar elegido para su luna de miel. De haber continuado con su historia de amor desde que se conocieron, podrían haber celebrado ya 45 años de casados.
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