Antes de estallar el escándalo de la financiación del Partido Popular, nadie se hubiese fijado en Guillermo Bárcenas -'Willy' para los íntimos-. Por aquel entonces no era más que un joven con inquietudes culturales, nacido en una familia más que acomodada y que trataba de combinar sus intereses personales en la música con un futuro profesional que le encaminaba más hacia la gestión bancaria -para algo había estudiado Administración y Dirección de empresas-. Pero entonces, el cerco policial fue estrechándose en el seno del Partido Popular y encontró en su tesorero, José Luis Bárcenas, el origen de todo mal -o eso han querido dejarnos claro desde la cúpula del partido-. A partir de ese momento, todo cambió.
La vida de Guillermo Bárcenas empezó a ser noticia. Cada una de las apariciones del joven congregaba a la prensa -sobre todo tras el asalto que sufrió junto a su madre en su propia vivienda a manos de un falso cura que les amenazó a punta de pistola- y le convertía, poco a poco, en un fenómeno mediático.
No en vano, la sociedad, el pueblo quería saber a qué se dedicaba la familia del hombre que amenazaba con destruir al Gobierno de la nación. El aplomo a la hora de hablar y el más que llamativo parecido con su padre, hicieron que Guillermo adoptara el papel de improvisado portavoz de la familia y particular azote de los dirigentes del Partido mientras el ex tesorero pasaba sus 19 meses en la cárcel. Willy tenía claro su objetivo, evidenciar que su padre era un mandado, y lo hizo a pecho descubierto, casi literalmente.
Guillermo Bárcenas confesó en Vice que no va de víctima.
El atractivo físico de Guillermo Bárcenas no pasó desapercibido entre tanta marea informativa. El joven se convirtió, de la noche a la mañana, en un sex symbol. Con el pelo más corto que en sus primeras apariciones y con su ya icónica camisa desabrochada -revelando un pectoral hirsuto y destacable-, el hijo del ex tesorero se convirtió en la cara más sexy de la trama de corrupción que inunda España. Y todo bajo el lastre del apellido Bárcenas. “No voy de víctima por la vida”, declaraba recientemente a la revista Vice. “Soy el hijo de Luis Bárcenas. Para bien y para mal. Y yo quiero que haya más parabienes que paramales en mi apellido”.
Willy lanza un ‘Taburete’
Pero no crean que el joven se ha hundido ante la situación que atraviesa su familia. Con su padre ya en la calle, Guillermo ha aprovechado para presentar el primer disco de su grupo Taburete, titulado Tres tequilas. Un trabajo en el que ha aprovechado para soltar todo lo que lleva dentro. “Era una forma de decir: que les jodan. Que les jodan a los que piensan que soy lo suficientemente pijo como para merecer lo que me está pasando. Que les jodan a los que se creen con derecho a difamar a mi familia porque han leído en un periódico que Luis Bárcenas es el causante de la crisis. Que les jodan a los que intentan que mi padre pague el pato del PP tras veinte años de irregularidades...”ha declarado.
Y tengan claro que tendremos Guillermo Bárcenas para rato. Tanto en su faceta musical -en Taburete también toca Antón, nieto de Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE, otro de los grandes nombres de la corrupción-, como en su presencia mediática. ¿Le veremos sentado en alguna tertulia política próximamente? ¿Entrará como comentarista deportivo, una de sus aspiraciones profesionales? ¿O aprovechará para hacer un posado -esperemos que sensual- en algún suplemento domincal, con entrevista incluida?
Por el momento, el hijo de Bárcenas sólo ha accedido a responder preguntas con la excusa de la presentación de su disco, pero poco a poco, podría ir cambiando. Total, parece que los Bárcenas están dispuestos a tirar de la manta, en todas sus intervenciones.
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