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El ciclón Jackman: un vendaval que arrasa todo

Jackman resulta el mejor eslogan para la dieta mediterránea: pescado, pollo y verduras. Y sale ese cuerpo por el que gritan y se agolpan decenas de mujeres españolas –y no pocos hombres– en las puertas del Festival de San Sebastián. Tampoco es para tanto: a su mujer, Deborra-Lee, después de ver Prisioners, ya no le gusta: le ha mandado a dormir al sofá.


Cuenta la historia patria que a Kabir Bedi, el Sandokán de los 80, por poco le descuartizan en la calle de la Princesa de Madrid para conseguir su semilla genética… A Hugh le ha faltado poco. Se ha librado porque primero fue de anónimo por el barrio viejo de Donosti: se tomó un pintxo, montó en bici y se bañó en el mar… Y nadie le descubrió. Pero en cuanto se enfundó el smoking, los gritos desgarradores de “guapoooo” se escucharon hasta en Australia. Seguro que venía advertido: mira que las españolas… son mucha hembra.

A Hugh, cuyos padres son ingleses emigrados a Australia, la revista People le eligió como el hombre más atractivo en el 2008. Supongo que no sólo influyó su físico… es que Hugh es uno de los actores que más caja hacen: unos 14 millones de dólares al año. “Es un mundo donde manda la ambición y la competitividad. Pero, vamos, a mí todo el mundo me pone buena cara. Soy de Australia y he trabajado en películas de EEUU maravillosas.”

Además estudió periodismo en Sidney y teatro en la Academia de Artes Escénicas de Perth; no sólo actúa, sino que baila, canta (ha representado varios musicales con éxito) y presenta (los premios Tony, los Óscar…). Tiene su estrella en el Paseo de la fama de Hollywood y entre sus mejores amigas están Nicole Kidman y Halle Berry. Lleva 17 años casado con una mujer 8 años mayor que él y tiene dos hijos adoptados (decisión por la cual sufrió mucho, ya que no pudo tener hijos propios: “Intentar tener hijos es maravilloso pero cuando sabes que no va a ocurrir  te crea cierta ansiedad. Fue muy doloroso, no fue fácil aceptarlo. Sin embargo, en cuanto solicitamos la adopción, la ansiedad desapareció”).

Hugh Jackman tiene algo de icónico: representa al hombre en el cine; lo masculino por excelencia y ahí, quizá, radica su éxito. Con un torso en el que nadar a braza libremente, una simpatía arrolladora, unas seguridad y humildad impresionantes y una carrera repleta de premios… ¿A quién le importa de verdad que no tenga una gran calidad como actor? Para eso ya está Malkovich. A sus seguidores les importan otras cosas: el entretenimiento y su versatilidad (de Los Miserables a Lobezno pasando por la última Prisioners…). Por cierto que el último experimento en esta versatilidad le ha costado repeler a su mujer. Deborra-Lee después de ver la cinta con él y de clavarle las uñas mientras la veía, le miró atónita “¿Pero con quién estoy casada? ¡No te reconozco!” y le puso de patitas en el sofá. A Hugh le impresionó su reacción y le satisfizo como productor. Total, lo que piensa de sí mismo lo ha expresado varias veces: “Soy un tipo aburrido y convencional”. A lo peor, Deborra tiene razón.

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