Jennifer Lopez participó en el festival Mawazine de Músicas del Mundo en Marruecos el pasado 29 de mayo. Como es habitual en ella, lo dio todo en el escenario con sus bailes y movimiento de trasero, algo que no sentó nada bien al gobierno marroquí pero peor aún fue que su show fuera retransmitido por televisión y que miles de personas lo vieran. Ahora tanto Jennifer Lopez como la cadena que lo emitió se enfrentan a una demanda.
El presidente de Marruecos, el islamista Abdelilah Benkirán, ha enviado una carta a la Alta Autoridad de la Comunicación Audiovisual para pedir sanciones contra la cadena pública 2M por emitir el concierto de la artista en horario de máxima audiencia. En ella asegura que la emisión de esas escenas "atenta contra los espectadores menores y menosprecia la dignidad de la mujer". Además, describe su show como “escenas con connotaciones sexuales” que constituyen “un ultraje a la ética, al orden público, una provocación de los valores de la familia marroquí”.
Por todo ello el dirigente lo considera como una violación de la Constitución y de las leyes que reglamentan el espacio audiovisual e instó a que se tomen las medidas y sanciones necesarias. El malestar se ha trasladado a varios diputados del Partido Justicia y Desarrollo (PJD, islamista), a la cabeza del gobierno marroquí, y al partido nacionalista Istiqlal (PI, en la oposición). Estos últimos organizaron una sentada de protesta frente a la sede del canal.
Según el diario Mujtar Talihi, un ciudadano marroquí también presentó ante el fiscal general del rey en el Tribunal de Primera Instancia de Rabat una denuncia contra la cantante y contra la Asociación Marruecos Cultura, encargada de organizar el festival Mawazine de Rabat, el evento musical más importante y popular del país. Según el abogado del denunciante, Mohamed Kassi, su cliente requirió perseguir a Lopez por "ultraje público al pudor", un delito castigado en Marruecos por el artículo 483 del Código Penal. El abogado añadió que el espectáculo de la cantante reúne varios elementos que justifican su persecución como son "desnudez deliberada, actos y señales obscenos, y que la desnudez se produjo en un lugar público".
Curiosamente y a pesar de la polémica desatada, a su concierto asistieron la esposa del rey, la princesa Lalla Salma y sus dos hijos, el príncipe Moulay Hassan y la princesa Lalla Khadija. En el caso de que fuera encontrada culpable, cosa que es poco probable, se enfrentaría de 1 mes hasta a 2 años de prisión.
