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Arruinados: famosos con el peor olfato para los negocios

Ser un rostro popular no es sinónimo de éxito empresarial. Muchos famosos optan por reinvertir sus ingresos en aventuras comerciales con la esperanza de que su nombre sea reclamo suficiente para los compradores. Craso error. La mayoría acaban echando el cierre a los pocos meses de dar el pistoletazo de la salida. La última en abandonar sus aspiraciones mercantiles ha sido la actriz Blake Lively, pero no ha sido la primera, claro.

No todos los famosos tienen el afinado olfato comercial de Victoria Beckham. La ex Spice Girl quiso convertirse en diseñadora y lo consiguió. Lo que, en un primer momento, parecía ser el capricho de una estrella ha terminado situándose entre las principales firmas del moda del momento y, lo que es más importante, entre las empresas más rentables de Reino Unido. Un caso prácticamente excepcional en el complicado mundo de los negocios regentados por famosos. Celebrities que creen que con su cara popular y bonita conseguirán incrementar sus ingresos gracias a la fidelidad de la gente. Una aventura empresarial que la experiencia nos dice que suele salir mal. 

Son ya legión los famosos que han visto como su olfato para los negocios les fallaba estrepitosamente y acababan endeudándose más de lo que ya estaban por culpa de una idea poco madurada. ¿Cuántas webs de estilo de vida pueden consultarse por día? ¿Cuántas marcas de vino patrocinadas por celebrities caben en el mercado? ¿Cuántos restaurantes pueden subsistir gracias a la presencia de un famoso entre sus socios fundadores? No tantos como parece. Y no crean que eso es un impedimento para que los rostros populares continúen empeñados en triunfar en los negocios. ¿No les basta la experiencia de estas celebrities?

Blake Lively

La idea es casi genial. Una famosa con mucho tirón abre una web desde la que recomendar sus productos, viajes, comidas o tratamientos favoritos y, de paso, los comercializa para que los fans puedan comprarlos sin moverse de casa. Blake Lively creó así Preserve, su página de estilo de vida con tienda online incluida. Sí, esa misma que acaba de anunciar su cierre. Parece que ni el público tenía tantas ganas de gastar ni la opinión de la actriz es tan influyente. Además, Lively ha reconocido que no estaban preparados para lanzarla y tenían que haber esperado a tenerlo todo mejor atado. Pues chica, ¿qué esperabas?

Gwyneth Paltrow

La reina de las webs de estilo es Gwyneth Paltrow. La actriz, muy preocupada por el medio ambiente y la vida saludable, lanzó Goop, un espacio virtual desde el que compartir sus ideas y opiniones y, de paso, recomendar productos de todo tipo. Otra idea brillante, si no fuese porque los precios eran absolutamente desorbitados. ¿Quién tiene miles de euros para gastar si no es una estrella de Hollywood? Paltrow ha visto como los números no le cuadraban, como las cifras no llegaban a lo esperado y como su web iba de mal en peor, pero aun así, resiste la embestida. Otra cosa no, pero que no sea por millones.

Britney Spears

Seis meses le duró la alegría a Britney Spears. La cantante decidió que no tenía bastante con los discos, las giras y sus pinitos como diseñadora y abrió un restaurante. Nyla fue el nombre elegido y en cosa de medio año ya había cerrado sus puertas. Entre la falta de público y los problemillas con las críticas y la salubridad del local, ni la popularidad de su dueña fue suficiente para salvar la papeleta. Y es que confiar en Britney para llevar cualquier tipo de empresa es mucho confiar.

Claudia Schiffer

Fue una de las pioneras en esto de montar negocios. En plena época dorada de las supermodelos, Claudia Schiffer, junto a Elle MacPherson, Christy Turlington y Naomi Campbell, montó Fashion Café, una copia del Planet Hollywood pero con modelos. La idea, de entrada, tampoco es que fuese la bomba, pero acabó siendo peor todavía. Recorrieron medio mundo inaugurando locales, haciéndose fotos con grandes sonrisas y, al poco tiempo, cerraron el invento. Lo de unir modelos y comida es imposible que funcione. ¿A quién se le ocurrió?

Jennifer López

Las raíces latinas le han venido muy bien a Jennifer López. Por mucho que ella se crió en Nueva York y de español no sabía ni papa, la actriz puso empeño, su buscó un profesor y se convirtió en la diva portorriqueña que es ahora. Tanto se metió en el papel que acabó abriendo un restaurante de comida portorriqueña llamado Madre's. Tampoco podemos decir que fuese un desastre de entrada, ya que estuvo abierto seis años, pero, finalmente, cerró por falta de interesados en comer lo mismo que J.Lo.

Isabel Pantoja

Hacerse la moderna siendo folclórica no puede salir bien. Y bautizar tu discoteca como Kantora Kopas tampoco. Isabel Pantoja quiso sacar provecho de su laureado pollo a la Pantoja y abrió un restaurante en Cantora, y como le parecía que eso no atraería a público joven, también abrió una discoteca. Ahí, invirtiendo a lo loco. Como era de esperar, nada funcionó. La cantante echó el cierre y se quedó con la merma de su patrimonio. Lo que no esperaba es que ese iba a ser uno de sus menores problemas viendo lo que iba a venirle después...

Lolita

Nadie se ha arruinado tantas veces como Lolita. La hija de Lola Flores, fiel al 'si cada español me diera una peseta' de su madre, ha narrado en decenas de ocasiones el desbarajuste económico que le supuso abrir su tienda. La cantante gastó más de lo que debía y acabó quedándose con las deudas y el stock. A día de hoy todavía acude a los platós de televisión a narrar el estado de sus cuentas, que va saneando poco a poco. Lolita, no montes nada más, por favor. Aprovecha el tirón del teatro y a interpretar.

Antonio Banderas

La fiebre de los restaurantes de la década los 90 también afectó a Antonio Banderas. El actor abrió La posada de Antonio, una cadena dedicada a la comida andaluza que pretendía instalar en todo el mundo. Banderas quiso crear una red de restaurantes, tanto propios como en régimen de franquicia, pero el plan era demasiado ambicioso para lo que podía aspirar. El invento no funcionó y la poca experiencia del actor en el sector tuvo parte de la culpa. Todos querían su propio Planet Hollywood.

Miguel Bosé

La familia Bosé ha sido uno de los clanes más involucrados en el espíritu empresarial y uno de los que menos partido le ha sacado también. Entre las diversas iniciativas que han emprendido, Miguel Bosé decidió invertir en el mercado del jamón. Creo una empresa dedicada al jamón ibérico de bellota y, de entrada, no le fue mal. Consiguió reconocimiento y ventas. Pero en 2012, la empresa tuvo que declararse en concurso como otras tantas debido a los estragos de la crisis económica. También les ocurrió con el hotel rural que tenían abierto en Badajoz.

Mar Flores

En España también tuvimos nuestra propia era de las supermodelos, aunque en lugar de a Claudia Schiffer y Cindy Crawford, nos contentamos con Mar Flores y Sofía Mazagatos. Las examigas decidieron aprovechar todos sus conocimientos en la industria de la moda y abrieron una agencia de modelos. No es que el negocio no les fuera bien, que no les fue, sino que, además, acabó con su amistad y pasaron a lanzarse puñales desde los platós de televisión. Todo muy elegante y con glamour.

Julián Contreras Jr.

Uno de los últimos famosos españoles que han tenido que sufrir los estragos de sus malas decisiones empresariales ha sido Julián Contreras Jr. El hijo de Carmina Ordoñez montó un restaurante junto a su padre pero el resultado no fue el esperado. Invirtieron casi todo el dinero que tenían y se arruinaron. Eso sí, lo contaron, tanto uno como el otro, en revistas y en programas de televisión. Si es que, aún les pasa poco. Ni que todo fuese tan fácil como abrir un bar. ¡Luego hay que saber gestionarlo!

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