Gente

Las pensiones no son una mamandurria

Parece que las pensiones, como el concepto de Nación para Zapatero, son asuntos discutidos y discutibles. Por este motivo, mi vena judaica me hace acudir a un grupo de expertos, que no de políticos, para que me ilustren lo que se está haciendo y la foto real de la situación. En el Club Financiero Génova, cuya decoración interior está anclada en la crisis del petróleo de 1973 pero que registra una frenética actividad (hasta tres ponencias tenían lugar en salones diferentes) acudí al foro Las Pensiones ante el reto de la sostenibilidad organizado por la Mutualidad de la Abogacía. 

Una de las razones que me ayudó a escuchar con atención es que de los ponentes hablan bien hasta sus amigos, cosas extraña en nuestra querida Piel de Toro. El primero en tomar la palabra, para excederse en el tiempo asignado, fue el director general de Ordenación de la Seguridad Social, Rafael Barberá de la Torre. Como ocurre con los Gobiernos del PP, los mandos ejecutivos de la Administración siempre proceden del sector privado y Rafael, aparte de ser master por Southampton, se conoce bien el tema de las pensiones. Lo primero, pues andan los tiempos revueltos en la política, nos aclaró que por participar en este informe no había cobrado nada. Después dio una versión bastante ajustada de la realidad sin entrar en conflicto con las decisiones adoptadas por el partido que le ha nombrado. 

Recordó que el déficit de la Seguridad Social sobrepasará los 35.000 millones tras tres años de ejercicios malos y que así no se puede seguir, pues la intención del PP no es pasarle el marrón a otro sino garantizar las pensiones más allá del 2020 e introducir los cambios oportunos. Se ha pasado de 20 millones de cotizantes a menos de 17 y no muy lejos la gente del baby boom se empezará a jubilar. Tampoco es descabellado pensar que los emigrantes que se han marchado de España igual no vuelven. Por todo esto, Barberá dijo que los pensionistas, como el resto de colectivos, deben apretarse el cinto pues ya estamos tirando del fondo de reserva (que también se acaba si no se pone remedio). Por último, confesó que él a su padre le dice que sólo mejorará su pensión entre uno y tres euros mensuales pero que es mejor que rebajarla un 10% como han hecho en Portugal. 

¿Jubilarse más tarde?

José Luis Tortuero, que es catedrático del Trabajo (me sorprendió la no presencia de mi amigo Juan Antonio Sagardoy, que encima preside el club) vinculó directamente las pensiones con el mercado laboral y dijo que hasta que el segundo no se mejore, el primero tendrá tensiones. El alto desempleo y la fuerte desaparición de empresas no le sientan bien al sistema por mucho que se suban las cotizaciones a los que todavía quedamos en el redil. Recordó que este problema se veía venir desde hace décadas y que ningún gobierno coge el toro por los cuernos. Además, en España, que es el país con el mayor número de familias numerosas pero que tiene la menor tasa de natalidad de Europa, no se hace nada por incentivar a la gente a tener más hijos, que serán los cotizantes del futuro. Además, hay que intentar, de verdad, que la gente se jubile lo más tarde posible (sin que haya gateras para los listos) pues descartó que una gran mayoría de gente pueda tras los 67 años cobrar pensión y trabajar, algo posible sólo para privilegiados, aclaró. Hay que incrementar la productividad de nuestra economía y ser muy pedagógico con la gente sobre estos asuntos que suelen interesar menos que el fútbol aunque en la actualidad muchos pensionistas ayudan a sus hijos y a sus nietos a sobrevivir.

Miguel Ángel Vázquez es periodista económico y en la actualidad dirige el servicio de Estudios de Unespa, la patronal del seguro. No suele ser común escuchar a un compañero que de verdad se sabe la película que cuenta. De hecho, en el oficio es frecuente que cuanto menos sabes de una cosa adoptas posiciones más comprometidas. A Vázquez hay que agradecerle que no nos explicara cómo los suecos calculan sus pensiones, tres folios de fórmulas matemáticas y que debido a la Guerra Civil española, se están dejando de pagar más de 500.000 jubilaciones que hubieran penalizado todavía más las cuentas públicas. Como no podemos hacer guerras para que los números cuadren, lo mejor será que haya colaboración público-privada en pensiones, que no es privatizar (hay que suscribir sistemas privados y la Administración debería facilitar las cosas desde el punto de vista fiscal, por ejemplo) y que España registre un incremento de la productividad de un uno por ciento anual. 

Escuchando atentamente a los ponentes y ante unas mallas y unos cruasanes de crema y chocolate procedentes de la pastelería Riofrío se encontraban entre otros el presidente de la Mutualidad de Abogacía, Luis de Angulo y gente del sector como Silverio Hernández Polanco, que se pregunta con preocupación si cobrará lo mismo de pensión que las generaciones que le precedieron.      

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