María de los Ángeles López Segovia –así se llamaba en realidad Lina Morgan-, hizo seis testamentos diferentes a lo largo de su vida. Pero el que importa es el último, firmado en Madrid ante el notario Juan Manuel Lozano Carreras en octubre de 2013.
En él, Lina “Lega a D. Abelardo González Álvarez la mitad de su herencia, que le será satisfecha en metálico”, y además, “instituye y nombra como único y universal heredero de todos sus bienes, derechos, créditos y acciones a D. Daniel Pontes de Dios”. Por último, evoca cualquier testamento otorgado con anterioridad, tal y como recoge la citada publicación.
La decepción de este escrito viene de la mano de Julio López, el sobrino carnal de Morgan, impactado ya que ni él ni ningún miembro de su familia, figuran en este testamento. Sí sin embargo, los amigos y dos hombres de confianza de la artista. El padre Ángel, fundador de Mensajeros por la Paz y amigo de Lina desde el año 2000, tampoco se lleva nada.
“Mi tía Lina no me ha querido ni a mí ni a nadie
“No esperaba que el testamento fuera así y sobre todo me extraña que no esté en él el padre Ángel. Tenían buenísima relación, han compartido muchas cosas y ella estaba muy volcada en su ONG, por eso no me cabe en la cabeza que no le haya dejado nada”; cuenta un desconcertado sobrino de la artista entre las páginas de Diez Minutos.
Las palabras más crudas vienen cuando habla de su familia carnal. “Mi tía Lina no me ha querido ni a mí ni a nadie. No era cariñosa y era muy desconfiada”, dice. “Sus padres murieron en una residencia, su hermana en otra, su hermano en el hospital, no ha querido a nadie nada más que a ella. Su vida ha sido trabajar y trabajar, yo creo que solo pensaba en el trabajo y en el dinero”, añade.
La publicación recoge además una serie de fotografías de la vida de Lina Morgan. Una artista que, cuatro meses después de su fallecimiento, sigue –y seguirá- dando mucho que hablar.
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