Podía haber sido un libro, o el nuevo iPhone, o un disco de música, ¡o incluso uno de Alex Ubago!... pero le ha tocado a un artículo de promoción del remake en carne y hueso de 'La Bella y la Bestia', la última de la factoría Disney. Una taza de loza de diseño ochentero que lleva en el mercado casi 30 años y que ha sido rescatada por la industria del merchandising cinematográfico para subvencionar la marca en este nuevo re-estreno. Lo normal.
Peli nueva, figuritas nuevas. Un clásico importado de California al que nos hemos acostumbrado con los años y con los hijos. Un impuesto normalizado que subvencionaba ayer las maquetas, hoy el CGI y siempre el frikismo. Tampoco pasa nada. El coleccionismo es una forma muy pedagógica de ordenar tus aficiones. Desde los cromos de Kubala, las chapas de Perico o los dedales de La Galería del Coleccionista hasta las pelusas de tu ombligo.
El problema viene cuando al frikismo se le suma el borreguismo demodé español. Ese que coleccionaba pegatinas del Juvenalia solo por llenar una bolsa, ese que hace colas en Doña Manolita porque cree que toca antes, ese que reparte hostias por llevarse un paraguas gratis del FITUR. ¡ESE MALDITO BORREGUISMO!
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La locura comenzó en el Reino Unido a finales de invierno. Una nueva versión del personaje de Disney —hija de la tetera— fue puesta a la venta por la cadena irlandesa en todos sus centros. Un diseño exclusivo no demasiado diferente a los tropocientos que ya había en el mercado desde 1990. Y se agotó. Y como se agotó Primark paró la producción y esperó, esperó, para que esa impaciencia creciera y alimentara más la demanda.
Antes de volver a comercializarla sacó unos calcetines a 1 € para cebar este fetichismo irresponsable: "Yo también quería la Taza Chip y todo lo que conseguí fueron estos calcetines", reza el artículo. Una maniobra que desató la bestia (esta vez sin la bella)
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Un artículo que te fabrican los chinos como solo ellos saben [en tiempo récord] no llegaría a España hasta mayo, cuando todos los fans estaban a punto de reventar. 1 minuto para vender 500 unidades en el Primark de Madrid. 15 para vender 300 en Valencia.
Y es que una cosa es ser friki y otra gilipollas. De coleccionar tus figuras favoritas para rellenar tu vitrina personal a darse cozados y empujones para poder comprar 30 tazas en el Primark y revenderlas en ebay o Wallapop al 1600%. ¡Soy un emprendedor! dirán algunos. Insisto, lo que eres es un gilipollas.
Cuentan los youtubers —esos capaces de lo peor y lo mejor por mejorar su CPM— que la taza ya está en Wallapop y ebay por 80€. Y que hay gente que ya la ha comprado a ese precio. Cuentan algunos mercenarios del clic que los empleados del Primark se las llevan a pares para revenderlas. Cuentan, cuentan...
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