Se llama Daniel [@DaichiTachinaba en Twitter] tiene 19 años y es de Tenerife, Canarias. Hace unos meses se vino a Madrid a estudiar su primer curso de Relaciones Internacionales en la Universidad Juan Carlos I. Abandonar las islas para aterrizar en Madrid supuso dos cambios radicales en su vida. Dejar todo lo que conocía y afrontar su verdadera identidad de género. No ha sido un camino fácil pero ha recibido apoyo de todo el mundo. Y esto es noticia porque todavía hay un rechazo brutal a esta libre elección de género.
Un compañero de curso colgó en Twitter varios pantallazos del chat de clase donde Daniel decidió dejarlo todo claro. "Me quiero presentar tal cual soy. Mi nombre es Daniel". El tuit se hizo viral por el buen rollo que transmiten la respuestas y porque lo noticiable es últimamente solo el rechazo, las angustias y el fracaso de la tolerancia en un sociedad eminentemente transfóbica que tiene que andar ocultando identidades. Aviso: la palabra 'Transfobia' tampoco está todavía en el diccionario.
https://twitter.com/DanMaciasLit/status/961626404008988672?ref_src=twsrc%5Etfw
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Alba, Alex, Irene, Lorena, Yaryna, Daisy, Lucía, Sara, Fer, Clauchi, Jorge, Manolete, Candela, Miguelón, Silvia,... todos los compañeros recibieron con gran naturalidad y elegancia la presentación en el grupo. Ni un mal gesto. Ni un mal rollo. Ni un gramo de transfobia.
Si esto te parece lo normal quizás no hayas visto como tratan en Forocoches a Cassandra Vera, la transexual que fue condenada por unos chistes sobre Carrero Blanco. Si te parece un comportamiento no destacable la reacción de estos chicos quizás no conozcas que las agresiones homófobas y tránsfobas aumentarón un 1000% en Madrid los últimos años. Si aún así te parece normal quizás no conozcas el calvario psiquiátrico que tienen que pasar los transexuales solo para conseguir que les cambien el nombre en el DNI. De las dificultades para hormonarse u operarse ya ni hablamos.
—Estudiamos primero de Relaciones Internacionales" —nos cuenta el otro Daniel, el que hizo público el chat. "Le conocí por WhatsApp y estuvimos hablando por el (ya famoso) grupo de clase. Él concluyó la conversación diciendo que al día siguiente saludara al del pelo azul de la primera fila y así lo hice. Es increíblemente majo, siempre está sonriendo y, además, tiene un nombre precioso".
Hablamos con el protagonista por teléfono para que nos cuente su historia. Daniel es un tipo muy inteligente, simpático y de trato amable. Imposible no empatizar cuando le conoces.
—Te aviso que a pesar del buen rollo del artículo y del grupo de WhatsApp siempre habrá individuos que acudan a la llamada de la intolerancia, el chascarrillo y el linchamiento. ¿Estás preparado?
—Me da igual, si alguien necesita ayuda o consejo ahí esta mi Twitter para lo que quiera o tenga dudas. Allí informaré de mi transición y de todos los colectivos que me han ayudado.
Daniel nos cuenta por qué decidió anunciarlo en el grupo de WhastApp:
"Cuando entré en la Universidad yo me presentaba simplemente como Dani, para que no fuese ni una cosa ni otra [Daniel o Daniela], porque yo no me había planteado la transición en ese momento. Todo el cambio surgió en diciembre, antes de los exámenes pasé una semana fatal, llena de inseguridades, de miedos y sin saber quién era. Aún así tenía muchas cosas claras por dentro pero cuando por fin me lo planteé encontré respuestas: Es esto, toda cuadra y empieza a cobrar sentido."
—¿Y con la familia, algún problema?
—La verdad que no.... A ver, fue una sorpresa, sobre todo para mi padre. Él se pensaba por mi conducta de todos estos años que iba a ser lesbiana [...] Tengo también una hermana mayor con parálisis cerebral (como si tuviera 12 añitos) y sí que he querido sentarme con ella y explicárselo bien. Yo me trato de chico delante de ella y ella me ha tratado de la misma manera, así que ningún problema. Mi madre ya se lo imaginaba.
—¿Y el chat?
—Yo iba con la idea de que alguien iba a hacer seguro algún comentario. Me sorprendió mucho que TODO EL MUNDO reaccionara bien. Incluso amigos míos me comentaron luego que se sorprendieron de cómo reaccionaron otros compañeros.
Quizás nos estamos equivocando regalando demasiado foco al pesimismo, convirtiendo la crónica de sucesos en noticia, la intolerancia y el insulto en viral. Quizás el camino de la normalización sea dar altavoz a historias tan sutiles y sencillas como esta, donde se explaya el sentido común y el ejemplo a seguir sin dar tanto púlpito a los bocazas.
—[Una anécdota] Hace un días estuve en unas prácticas de simulación de las Naciones Unidas. Cada grupo de estudiantes representa a una delegación de un Estado y defiende un comité dentro de un país. A mi me tocó Economía y Finanzas de Japón. Yo me presento con mi traje de chaqueta y como siempre hay dudas y nadie se atreve a preguntar antes de mi intervención comenté mi condición. Me sorprendió muchísimo y no me lo esperaba pero al terminar toda la sala terminó aplaudiendo [...] creo que era por el valor de anunciarlo. Al final todo el mundo suele reacciona bien, lo que no me esperaba era el aplauso.
—Pues aquí va otro, Dani.
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