Son dos de los nuevos modelos que salen de las fábricas españolas, uno "madrileño" el otro "vallisoletano", y ambos marcados como no puede ser de otro modo por la electrificación, aunque con tecnologías muy diferentes. Microhíbrido y eléctrico puro en el caso del C4X e híbrido convencional en el caso del Captur, modelo que entre sus muchos cambios destaca el hecho de prescindir en la gama de la versión híbrida enchufable.
Citroën C4X
Dos son las novedades que aporta el C4-X, y ambas ligadas a la electrificación al incorporar a la gama dos nuevas motorizaciones, un interesante micro híbrido de 136 CV con etiqueta ECO y la última evolución del motor eléctrico con 156 CV y una batería de mayor capacidad que proporciona una mejora de la autonomía.
El primero de ellos combina un motor de gasolina de tres cilindros con otro eléctrico de 29 CV que tiene capacidad para mover al C4X por sí mismo a muy baja velocidad y en pequeñas distancias gracias a una batería de 0,9 kWh de capacidad, un motor que está asociado a una caja de cambios automática de doble embrague.
Una combinación que hace que esta versión resulte sin duda muy agradable en su conducción, con una respuesta muy progresiva desde bajo régimen gracias al aporte del motor eléctrico y con unos consumos muy ajustados en conducción urbana.
Y en el caso del eC4X, con el nuevo motor de 156 CV mejora mucho en dinamismo, con una respuesta claramente más intensa sobre todo en carretera que permite moverse a ritmos elevados con mayor facilidad, una opción más interesante que el de 136 CV de cara a este tipo de uso.
Y con la batería de mayor capacidad y la mejor eficiencia del nuevo motor, la autonomía mejora también, hasta 415 kilómetros homologados que permiten una cifra real en torno a los 300-320 kilómetros en carretera que en ciudad sí puede acercarse con cierta naturalidad a los 400 kilómetros.
Renault Captur
No es un salto generacional, pero sí una profunda actualización que se deja sentir sobre todo en una estética que evoluciona mucho hacia el nuevo lenguaje de diseño, más expresivo, que Renault quiere imprimir en sus nuevos modelos, manteniendo por tanto las mismas dimensiones, 4,23 metros de longitud, 1,80 de anchura y 1,58 de altura.
Por fuera, los cambios más evidentes están en la parte frontal, con nuevo parachoques, parrilla y faros. Además, en la parte posterior hay un nuevo difusor en la parte inferior del parachoques, un nuevo logotipo de Renault y unos pilotos que ahora tienen una cubierta de plástico transparente.
Por dentro, el diseño del salpicadero es prácticamente el mismo que antes, y el mayor cambio está en el nuevo sistema multimedia openR link, con una pantalla de 10,4 pulgadas colocada en posición vertical. También es nueva la pantalla de la instrumentación en las versiones más equipadas, de 10,25 pulgadas que incluye varias vistas predefinidas.
Hay también algunos cambios en la gama de motores, principalmente porque prescinde de la versión híbrida enchufable, y está disponible con motores de gasolina, híbrido convencional, microhíbrido y de GLP.
Renault también ha realizado pequeños ajustes en la puesta a punto del bastidor, revisando la geometría de los componentes de la suspensión, adoptando nuevos amortiguadores y un nuevo calibrado de la dirección asistida para buscar un mejor tacto en la conducción.
Como en el modelo anterior, es posible elegir entre cuatro modos de conducción —Eco, Sport, Comfort y Personal—, y en caso de la versión híbrida E-Tech añade otros dos —Nieve y Todoterreno— si se pide la opción «Extended Grip», que permiten circular con más facilidad por superficies resbaladizas gracias a la modificación del funcionamiento del control de tracción.
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