El mercado de la motocicleta en España se rinde al segmento scooter, un segmento que aporta casi el 60% de las ventas totales. Pero el scooter en sí contempla todo un mundo de opciones de lo más diversas, desde la propia cilindrada, con versiones desde 50 hasta 800 centímetros cúbicos, al número de ruedas. Porque la aparición hace ya unos años de los scooters de tres ruedas ha supuesto una nueva forma de acercar este modelo de transporte en principio urbano a un público mucho más amplio, sobre todo a aquellos conductores de automóvil que nunca antes se habían subido, sobre todo por miedo, a un dos ruedas. Mayor sensación de seguridad en principio es el principal argumento.
Y si con tres ruedas non era suficiente, surge ahora una nueva forma de entender el concepto scooter. Es el Quadro4, el primer scooter de cuatro ruedas. Y que mejor que compararlo con un modelo convencional, también recién llegado al mercado, como es el SuperDink de Kymco. Ambos, además, coinciden en su cilindrada, 350 centímetros cúbicos, aunque difieren enormemente en el precio... 10.000 euros frente a 5.000.
¿Quadro4 o SuperDink?
Evidentemente, las cuatro ruedas marcan las diferencias más obvias, algo que además le permite ser conducido con el carné B de automóvil. Eso sí, a sus mandos es un scooter como el SuperDink... pero con un peculiar sistema de suspensión que permite, o más bien obliga, a girar y trazar inclinando como en cualquier moto. Pero con uno niveles de seguridad sin duda muy elevados.
Es capaz de inclinar hasta 46 grados gracias a un complejo esquema de suspensiones diseñado por Quadro, una empresa suiza que quiere revolucionar el mundo de la motocicleta. Y lo hace con un sistema que ellos mismos han patentado, un sistema de suspensión hidroneumática bautizado como HTS.
Ponerse en marcha por primera vez requiere un pequeño periodo de adaptación. Muy pesado en parado, los primeros metros dan la sensación de torpeza y tiendes a girar el manillar para realizar las maniobras. Y sin embargo, el Quadro hay que conducirlo como si de una moto se tratara. El SuperDink resulta mucho más liviano en comparación, y sus reacciones, si ya antes has conducido vehículos de dos ruedas, más naturales. Eso sí, quienes nunca antes se hayan subido a motocicleta alguna, sin duda el Quadro4 les aportará una sensación de mayor seguridad al hacerlo girar.
Inclinar con el manillar ayudando con el cuerpo algo más que en una moto convencional es el secreto para acabar disfrutando de un scooter muy diferente. Una vez que coges confianza y te haces al comportamiento de las suspensiones puedes sacar mucho partido al Quadro 4 con un altísimo nivel de seguridad. Tal es así, que incluso si en parado dejas que se incline sobre un lado hasta su límite, no llega a volcar. Sus 46 grados de inclinación máxima con las cuatro ruedas en contacto con el suelo permiten por ello un paso por curva muy estable. Sólo hay que creérselo y dejar que el sistema te mantenga sobre la trazada. En este terreno, carretera abierta, es donde quizás el Quadro4 aporte sus mejores argumentos frente al SuperDink, donde la estabilidad resulta impecable, incluso sobre asfaltos en mal estado. Baches e irregularidades del mismo no son un problema y el sistema HTS digiere todo ello con enorme eficacia.
Porque en ningún momento las prestaciones llegan a poner en apuros al chasis y las suspensiones del Quadro4. El monocilíndrico de 350 centímetros cúbicos rinde 20 CV que empujan con mucha progresividad desde el primer instante. Llega con cierta facilidad a los 100 km/h y se mueve con cierta sencillez hasta los 120 km/h. En definitiva, un vehículo muy especial, difícil de catalogar pero sin duda diferente a cualquier otro. Su precio, casi 10.000 euros, se justifica justamente por todo ello, aunque supone justamente el doble que el SuperDink 350. Este, además, con similar cilindrada, se va hasta casi los 30 CV, ofreciendo unas prestaciones muy superiores, gracias también a un peso más contenido. Más rápido en carretera, mantiene cruceros más elevados con mayor facilidad.
En ciudad, el sistema HTS hace posible en el Quadro 4 tanto salir desde parado como detenernos sin apoyar los pies en el suelo manteniendo la presión sobre los frenos. La primera vez cuesta no sacar los pies de la plataforma, pero enseguida acabas por dejarlos sobre ella. Una vez que te haces al peculiar funcionamiento del Quadro 4, te mueves en ciudad sorteando coches casi como en un scooter de dos ruedas. No llega a ser tan ágil como el SuperDink, pero dejas atrás con facilidad el denso tráfico urbano. Más ancho que este último, apurar entre espacios ajustados requiere mayor atención que con el SuperDink, que pasa por casi cualquier sitio sin problema alguno.
Por todo ello, el Quadro4 pasa por ser una mejor alternativa para quienes nunca antes se han subido a un dos ruedas y tengan cierta reticencia a hacerlo si rozas ya cierta edad. Pero si eres, o has sido "motero", te resultará cuando menos raro de entrada, y acabarás por disfrutar más del concepto más convencional que representa el SuperDink.
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