El automóvil no es sólo un medio de transporte, es también una forma, o una excusa, para descubrir nuevos destinos, tanto cercanos como lejanos. Y con sistemas como el OnStar de Opel, cada vez resulta más fácil escoger y dirigirnos hasta él, un simple botón que nos abre todo un mundo de posibilidades para lanzarnos cada fin de semana a conocer nuevos lugares. Y la restauración sigue siendo uno de los destinos preferidos, tanto los más conocidos que nos permiten ir sobre seguro como aquellos más novedosos, aun por descubrir, y que generan habitualmente más expectativas.
Y es precisamente uno de estos últimos el destino elegido para una ruta que nos lleva desde Madrid hasta Ávila. Eso sí, con un coche como el Mokka X mejor dejar de lado las rápidas pero aburridas autopistas y adentrarse por carreteras secundarias donde este pequeño SUV se disfruta mucho más.
Salir de Madrid es ya de por sí una pequeña aventura, con el saturado tráfico convirtiendo cada paso en una agonía. Afortunadamente el Mokka X se adapta bien a la ciudad por sus dimensiones, fácil de moverlo en espacios reducidos y con una postura al volante desde la que controlamos todo a nuestro alrededor con facilidad.
Antes de abandonar la ciudad, pulsamos el botón OnStar y rápidamente nos atienden, solicitando la dirección de un restaurante en Ávila que lleva relativamente poco tiempo abierto. Su nombre, Cinco Restaurante, es suficiente para que el personal de OnStar nos vuelque en pocos segundos la dirección sobre el navegador cargando la ruta hasta el destino final. Eso sí, queremos hacerlo evitando autopistas para poder disfrutar de carreteras secundarias, generalmente más interesantes por los lugares por los que transcurren.
Así, salimos en dirección al Túnel de Guadarrama pero nos desviamos un poco antes hacia el Alto del León, que cruzamos bajo una intensa niebla que apenas nos deja ver la carretera y nos impide disfrutar de sus magníficas vistas sobre la vertiente segoviana. Pasamos la localidad de San Rafael y circunvalamos El Espinar para afrontar uno de los tramos más espectaculares de la zona, una estrecha carretera que conecta esta localidad segoviana con Ávila, un tramo de continuas subidas y bajadas que serpentea hacia el horizonte por un paraje despoblado y de vistas infinitas en el que el Mokka X se siente como pez en el agua. Asfalto algo rugoso y un continuo subir y bajar en el que disfrutamos de un gran confort por parte de las suspensiones y del escaso ruido del motor CDTi que, además, nos ofrece unos consumos de apenas 6 l/100 km, una cifra muy ajustada para un SUV con 136 CV de potencia.
Llegamos a Ávila evitando las autopistas que dejaremos para la vuelta y el navegador nos adentra en las milenarias murallas abulenses, calles estrechas en las que el Mokka X se desenvuelve a la perfección. El Cinco Restaurante nos espera entre murallas y edificios históricos, una ubicación sin duda sorprendente para un restaurante que sólo llegar a él resulta una experiencia.
En su interior nos recibe Pedro Matos, Chef y 'alma mater' del proyecto en el que trata de aportar sus recuerdos de infancia, olores y sabores vividos desde pequeño en zonas como Hoyo de Pinares, Cebreros o la propia Sierra de Gredos. Una atrevida propuesta gastronómica, que recoge lo mejor de la tradición y los productos abulenses de temporada y los transforma con su particular creatividad y las técnicas adquiridas en su paso por grandes cocinas nacionales e internacionales.
Una cocina muy variada, que ofrece tanto una carta de tapas elaboradas para disfrutar en la barra como diferentes menús de degustación que requieren tiempo para disfrutarlos de verdad.
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