El fabricante automovilístico francés Renault anunció este martes que ha sido imputado en Francia por "engaño" en los dispositivos de control de las emisiones contaminantes de sus antiguos vehículos diésel.
La empresa deberá entregar una fianza de 20 millones de euros, 18 de ellos previstos para el eventual pago de daños y multas, y ofrecer una garantía bancaria de 60 millones de euros para afrontar posibles indemnizaciones.
La investigación se abrió en enero de 2017 y buscaba determinar si los instrumentos que regulan las emisiones contaminantes de los coches del grupo francés están programados para ocultar el volumen de contaminación que realmente emite el vehículo en condiciones reales de conducción.
La empresa subrayó hoy su presunción de inocencia y rechazó "haber cometido la más mínima infracción".
Su comunicado destacó que sus vehículos no están equipados con programas "de fraude" y señaló que "siempre ha respetado la legislación francesa y europea".
"Todos los vehículos Renault siempre han estado homologados conforme a la ley y a las reglamentaciones en vigor", concluyó la nota.
El posible fraude tiene el agravante del peligro de los motores diésel objeto de las pesquisas para la salud de las personas o de los animales.
Renault destacó en 2017, cuando se abrió la investigación, que no se trata de la misma que le fue abierta al fabricante aleman Volkswagen por el trucaje de sus emisiones en los motores diésel.
En el origen de este procedimiento judicial está el que había iniciado el Servicio Nacional del organismo antifraude sobre Renault.
A finales de 2015, esos servicios habían registrado varias sedes de Renault para tratar de confirmar que la marca del rombo no utilizaba, como Volkswagen, mecanismos para dar informaciones engañosas sobre los niveles de contaminantes de sus vehículos.
La razón de esos registros eran los resultados obtenidos por varios modelos de Renault en las pruebas realizadas por la comisión oficial creada en septiembre de 2015, a instancias del Ministerio francés de Ecología, en el eco del escándalo Volkswagen.
De acuerdo con las conclusiones de la comisión técnica creada por la entonces ministra de Ecología, Ségolène Royal, las cantidades de óxidos de nitrógeno (NOx) en condiciones reales de conducción, en particular para versiones diesel del Captur y del Espace, eran varias veces superiores a las obtenidas en la homologación en laboratorio.
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