El sistema de arranque defectuoso, instalado en su mayoría en los modelos Chevrolet Cobalt y Saturn Ions, permitía a la llave a apagar el motor de manera involuntaria y repentina, desactivando tanto la dirección asistida como los airbags. Tras meses de investigación dentro de la propia GM, la empresa norteamericana reconoció casi 400 demandas, 124 de ellas por muerte debido a accidentes provocados por este fallo. No reconoce, sin embargo, otras 349 solicitudes por fallecimiento.
En las investigaciones internas, los responsables de las mismas comprobaron que había empleados de la compañía que conocían el problema desde hacía una década, por lo que se despidió a un total de 15 empleados. En mayo de este año, General Motos ya acordó con la Administración Nacional para la Seguridad en la Carretera de Estados Unidos (NHTSA) el pago de una multa de 35 millones de dólares (unos 30 millones de euros) por ocultar durante años la información sobre el defecto.
General Motors hará frente a una multa de 900 millones de dólares (casi 800 millones de euros) por el fallo que ha afectado a cerca de 2,6 millones de vehículos en Estados Unidos. Además, la empresa todavía tiene pendientes cientos de demandas por el mismo asunto, incluyendo cien demandas colectivas en EE UU y Canadá de propietarios de los vehículos que reclaman que las llamadas a revisión restan valor económico a sus coches, una llamada a revisión que ha costado a la marca más de 4.000 millones de dólares.
La multa que pagará General Motors será finalmente inferior a la esperada inicialmente por considerar que la empresa automovilística cooperó con las autoridades durante todo el proceso de investigación.
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