Aunque a nivel de cifras globales la presencia en el mercado de turismos híbridos y, sobre todo, de gas natural, sigue siendo baja en relación a los diésel y gasolina, sí es cierto que la tendencia al alza de estos sistemas alternativos no deja de crecer con tasas realmente elevadas. Los datos no engañan, y el pasado ejercicio las ventas de coches propulsados por gas natural crecieron un 133% mientras que los turismos híbridos lo hicieron en un 68%. Dos tecnologías muy distintas pero que buscan ofrecer lo mismo, reducir sustancialmente los niveles de emisiones contaminantes manteniendo unos índices de movilidad que no incidan en el día a día en cuanto a limitaciones de desplazamientos se refiere.
Y es que en España se matricularon en 2016 más de 1.100 vehículos propulsados por gas natural, una cifra no muy elevada pero que supone un incremento del 133% respecto a 2015. En el caso de los híbridos, tecnología mucho más extendida, se superaron el año pasado las 31.000 unidades, un crecimiento del 68% que consolida a esta tecnología como una de las soluciones más aceptadas.
¿Será por tanto el gas natural un combustible alternativo real en el automóvil a corto plazo? Como todo, dependerá de la evolución de los precios futuros pero, a día de hoy, lo cierto es que el viajar con un turismo movido por gas natural llega a salir más barato incluso que hacerlo con uno de los llamados diésel de bajo consumo, versiones capaces de moverse en carretera a ritmos legales en cifras en torno a los 5 litros cada cien kilómetros.
El precio de compra marca sin duda la posible elección, y aunque los híbridos han sido tradicionalmente más caros que sus equivalentes diésel o gasolina, ya empiezan a llegar nuevos modelos de diferentes marcas que ofrecen esta tecnología por poco más de 20.000 euros. Por su parte, llenar un depósito de gas natural de modelos como un Seat LeónTGI supone apenas 15 euros. Unas cuentas muy fáciles toda vez que el depósito carga 15 kilos y el precio actual está ligeramente por encima de 1€/kg. Llenar con 50 litros un depósito de gasóleo o gasolina supera de largo los 50 euros.
Hay que destacar que el nivel de energía eficiente contenida en un kilo de gas natural es superior al propio diésel o a la gasolina, es decir, necesita menor cantidad de combustible para producir la misma energía, y se corresponde a 1,5 litros de gasolina ó 1,3 litros de diésel. Además, no depende de las reservas de petróleo, por lo que su precio no está sujeto, en principio, a sus fluctuaciones y subidas inesperadas. Una de sus principales ventajas frente a otros combustibles está en la reducción de las emisiones de CO2 y los óxidos de nitrógeno NOx, sobre todo en relación al propio diésel, reduciendo en torno a un 25% las emisiones de CO2 respecto a los motores de gasolina y un 87% las de NOx respecto a un diésel. En su contra, los escasos puntos de repostaje que existen actualmente que, en toda España, no llegan siquiera a los 50. Sin duda, un aspecto que las administraciones deberían impulsar para lograr unos mínimos con los que abarcar nuestra geografía.
Los híbridos, por su parte, sobre todo los enchufables, siguen siendo una opción mucho más limpia y económica cuando de movilidad urbana se refiere, una tecnología que asegura cifras de consumo en este entorno muy ajustadas, incluso por debajo de los turismos de gas natural, y que gozan de ventajas que no ofrecen aquellos, como es la facilidad de aparcamiento en el centro urbano, sin necesidad de pagar en zonas reguladas.
En carretera, un depósito de gas natural de unos 15 kilos da para cubrir a ritmos legales cerca de 400 kilómetros, lo que supone un consumo equivalente a 3,5 euros cada 100 kilómetros. En el híbrido, aun practicando una conducción lo más eficiente posible, bajar de los 6 euros cada 100 kilómetros no llega a ser fácil.
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