Motor

Opel deja de lado el GLP y apuesta por bajar emisiones por el eléctrico… y por el diésel

La marca alemana Opel, ya plenamente integrada en el Grupo PSA, ha dado un pequeño giro en cuanto a su apuesta para minimizar las emisiones, abandonando sus versiones GLP de gas y apostando abiertamente por el coche eléctrico y los motores diésel

Opel está dando un pequeño giro en su política de reducción de emisiones, unos ajustes obligatorios que tendrán especial incidencia a partir del próximo año, cuando las severas normativas europeas marquen unos niveles medios de emisiones de CO2 que no podrán superar los 95 g/km y que, de hacerlo, supondrá millonarias multas para los fabricantes en cada país donde lo excedan. Y si hasta ahora Opel estaba muy volcada con los modelos alimentados por GLP, el también conocido como Autogas o gas licuado del petróleo –fabricando incluso en España, en la planta de Figueruelas, la versión GLP del Mokka–, ahora ha decidido dejar de lado esta tecnología y centrarse como solución para minimizar las emisiones de CO2 en sus nuevos modelos 100% eléctricos, híbridos enchufables… y recuperar el diésel.

Así, y a pesar de los mucho y mal que se ha tratado en España sobre todo a los otrora admirados diésel, resulta ahora que van a ser necesarios para poder cumplir con los objetivos de reducción de emisiones, pues el brusco descenso de sus ventas desde hace unos dos años ha llevado sobre todo a incrementar las de versiones de gasolina, de precio incluso algo por debajo generalmente al diésel, y que ha llevado a disparar los niveles de emisiones de CO2. Porque los modelos eléctricos o electrificados, bastante más caros todavía que los diésel o gasolina, a pesar de ir creciendo en ventas, no lo hacen en la medida suficiente para que los niveles de CO2 globales se reduzca.

Opel ha dejado de producir el Mokka GLP.

Opel se volcará por tanto a partir de ahora con sus modelos eléctricos o electrificados, además de potenciar la venta de sus modelos diésel de última generación, el nuevo Corsa incluido. Y es que si en la anterior generación del utilitario no había ya versiones con motores de gasóleo, ahora los recupera en esta nueva generación recién lanzada, y cuya versión diésel de 100 CV ofrece unos niveles de emisiones de CO2 de 85 g/km, el valor más bajo de la gama después de la versión eléctrica.

Según la marca, las ventas de esta nueva versión diésel será sin duda relevante de cara a ajustar los valores medios de emisiones de CO2 de la gama, que en los modelos de gasolina van desde los 93 g/km de la versión de 75 CV hasta los 103 g/km del Corsa de 130 CV.

Precios todos ellos muy por debajo de los de Corsa eléctrico. Si los gasolina comienzan en menos de 13.000 euros y el diésel en torno a los 16.000 euros, el Corsa-e lo hace a partir de 28.000 euros. Y a ese alto precio en comparación con sus alternativas de combustión se une la problemática que supone a día de hoy recargar las baterías, muy limitados en grandes ciudades y muy complicado en pequeños núcleos urbanos.

El Grandland X Hybrid 4 será el primer híbrido enchufable de la marca.

Y no será el Corsa-e la única variante eléctrica de Opel, sino que el Grandland-X, el SUV de tamaño compacto de la marca y desarrollado sobre la misma base del Peugeot 3008, estrena variante híbrida enchufable, un Hybrid 4 con un motor eléctrico capaz de ofrecer unos 50 kilómetros de autonomía con cero emisiones y que homologa 29 g/km de CO2, un valor que igualmente permitirá reducir en cierta medida las emisiones medias del fabricante, aunque a un precio menos atractivo que su tecnología, algo más de 48.000 euros. A cambio, 300 CV de potencia, tracción total y unos consumos sobre todo en el entorno urbano muy ajustados y no muy exagerados en carretera para las prestaciones que ofrece, más de 230 km/h de velocidad máxima y poco más de seis segundos en el paso de 0 a 100 km/h.

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