Motor

Se cumplen 30 años de la llegada de la primera Suzuki GSX-R 750

A finales de septiembre de 1984 Suzuki daba a conocer una verdadera bomba en el sector de las dos ruedas, una deportiva radical en su concepción que sentó en cierto modo las bases de futuras generaciones.

Es uno de los modelos más emblemáticos de Suzuki, una deportiva que causó sensación hace ahora tres décadas fruto de un diseño y unas prestaciones que la situaban como una de las deportivas más radicales en su momento. Desde entonces, han sido ya ocho generaciones  las que Suzuki ha puesto en el mercado de su popular GSX-R, manteniendo en todas ellas unas señas de identidad muy claras, como son su estética deportiva marcada por los colores blanco y azul y su altísimo nivel de prestaciones

Y para celebrar los 30 años de la GSX-R, Suzuki ha rendido un homenaje especial en el pasado  Gran Premio de Alemania en el circuito de Sachsenring, donde los dos pilotos oficiales del equipo, Aleix Espargaró y Maverick Viñales, pilotaron una Suzuki GSX-RR diseñada con los colores azul y blanco tradicionales de la GSX-R, al igual que toda la ropa del equipo, en los mismos tonos originales de este legendario modelo.

Desde sus comienzos, la competición fue para Suzuki toda una prioridad y en 1983, la GS 1000 R ganó las 8 Horas de Suzuka y el Mundial de Resistencia, poniendo así las bases para la creación de la primera deportiva de altas prestaciones de calle de Suzuki. Así, se iniciaba el desarrollo de una nueva 750 a partir de la GS 750, con el objetivo de conseguir 100 CV de potencia y un peso un inferior al de las motos del momento. 

Por ello, tanto el chasis como el basculante estaban realizados en aluminio, destacando n sus geometrías la corta distancia entre ejes, las ya desechadas llantas de 18 pulgadas, frenos de disco de gran diámetro y suspensión trasera con. El motor era ya un 4 cilindros con culata de 16 válvulas, doble árbol de levas en la distribución y alimentado por grandes carburadores y con refrigeración por aire-aceite en lugar de por agua, alcanzando los 106 CV de potencia, para un peso total de poco más de 170 kilos.

Para el diseño, se recurrió a los bocetos originales de la GS 1000 R, destacando los dos faros redondos y un colín monoplaza de formas rectangulares, con grandes paneles laterales que llegaban hasta el basculante y los colores oficiales, blanco y dos tonos de azul. El depósito, de aluminio, tenía el típico respiradero de las motos de carreras y, en la instrumentación, se optó por esferas de fondo blanco sobre espuma gris.

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