La tecnología MRR se basa en los radares de Bosch de cuarta generación, y con ella se evitarán numerosos accidentes que se producen en el momento de cambiarse de carril, una de las maniobras más habituales en todo tipo de vías, urbanas e interurbanas, y que en la mayoría de los casos llegan producto de una falta de visibilidad trasera que acaba por invadir la trayectoria del vehículo que circula por detrás.
Si primero fueron los retrovisores exteriores los que mejoraron la percepción de lo que sucedía detrás del vehículo, la visibilidad sin embargo nunca ha sido total, y gracias a las nuevas tecnologías con sensores de movimiento o cámaras laterales aparecidas en 2005 se logró un pequeño avance en la seguridad activa. Ahora, Bosch da otro paso más con este evolucionado asistente de cambio de carril que recibe la información necesaria del nuevo sensor de radar de medio alcance. Con el MRR trasero los conductores evitarán estar mirando constantemente hacia atrás para ver si algún vehículo ha iniciado una maniobra de adelantamiento, ya que el sensor reconoce de forma precisa la presencia de otros vehículos en el ángulo muerto controlando todo el tráfico detrás del mismo.
Cuenta con dos sensores traseros MRR situados en el parachoques, uno a la izquierda y otro a la derecha, que vigilan la zona lateral y trasera. Un evolucionado software de control compara la información transmitida por el sensor para generar una imagen completa del tráfico existente detrás del vehículo. En el momento en que otro vehículo se aproxime a mayor velocidad por detrás o que ya se haya situado en el ángulo muerto, una señal luminosa en el retrovisor del lado correspondiente avisa al conductor del peligro. Si el conductor activase el intermitente, el asistente de cambio de carril avisa de forma acústica o mediante vibraciones.
Se aprovecha, además, para ofrecer funciones adicionales, como el sistema de alerta de tráfico transversal, que ayuda a los conductores en las maniobras de marcha atrás al aparcar en batería cuando la visión trasera es difícil. Es capaz de reconocer vehículos, ciclistas y peatones que, durante este tipo de maniobra, crucen por detrás de ambos lados del vehículo hasta una distancia de 50 metros, alertando al conductor a tiempo, mediante una señal sobre el peligro inminente de colisión.
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