El presidente de Volvo, Hakan Samuelson, ha anunciado en una entrevista con el diario alemán "Frankfurter Allgemeine Zeitung" y recogido por Efe que la marca sueca no va desarrollar una nueva generación de motores diésel. Así, dejará de invertir en el desarrollo de motores alimentados por gasóleo, aunque sí tiene intención de seguir mejorando su actual gama lanzada en 2013 y ajustarla a los nuevos límites de emisiones. Pero más allá de esto, Samuelson reconoce que el gasto financiero se vuelve demasiado elevado para crear nuevos motores.
Así, Volvo se posiciona como una de las primeras grandes marcas que renuncia claramente a largo plazo a este tipo de motores, que sufren en los últimos tiempos una política de rechazo por parte sobre todo de instituciones públicas, especialmente por lo que a los ayuntamientos de las grandes ciudades europeas se refiere, aunque también un notable ensañamiento desde que saltara a finales de 2015 el escándalo del falseo de las emisiones de Volkswagen en muchos de sus motores diésel en Estados Unidos.
Otras marcas, como Lexus, dejaron de comercializar hace unos cuatro años versiones con este tipo de combustible, centrando su esfuerzo y su apuesta por la tecnología híbrida, que también acabará imponiéndose en su marca matriz, Toyota, aunque en su caso sí mantienen el desarrollo de sus motores de gasóleo sobre todo para sus grandes todo terreno.
Antes de anunciar su renuncia al segmento diésel, Volvo ya había anunciado su compromiso de vender un millón de vehículos electrificados —ya sean totalmente eléctricos o con tecnología híbrida en su caso con mecánicas de gasolina— hasta 2025. También está desarrollando un vehículo totalmente eléctrico con su arquitectura escalable de productos (SPA) y tiene previsto ofrecer una versión híbrida enchufable en cada una de sus gamas de modelos.
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