Los motores alimentados por gasóleo cambiaron por completo en su propia concepción hace ahora un cuarto de siglo gracias a la llegada de la tecnología TDI, un novedoso sistema de inyección directa del combustible que, aunque ya se había desarrollado con anterioridad, no fue hasta entonces cuando Audi apostó en firme por ella dándola a conocer a través de su primer TDI de serie, el Audi 100 2.5 TDI de cinco cilindros en línea que alcanzaba una cifra de potencia nada desdeñable en la época, 120 CV. Desde entonces, la evolución del concepto TDI fue vertiginosa, comercializando a fecha de hoy más de 7,5 millones de motores TDI en las diferentes marcas del Grupo Volkswagen, pero también a través de acuerdos con otras marcas que en un momento dado tuvieron que rendirse a la evidencia adquiriendo motores TDI para equipar a sus diferentes modelos.
El primer Audi 100 TDI abrió entonces los ojos a muchos escépticos que no imaginaban el posible desarrollo que acabarían alcanzando los motores diésel, una versión que rápidamente alcanzó gran notoriedad elevando en gran medida las ventas de la berlina alemana. Desde entonces, el rendimiento de los TDI no ha hecho sino mejorar año a año, generación tras generación, aumentando la potencia en más de un 130%. Tras lanzar el primer TDI de cinco cilindros, Audi popularizaba en mayor medida el concepto TDI con la primera versión de cuatro cilindros, un 1.9 TDI de 90 CV estrenado sobre el Audi 80 que poco a poco se fue extendiendo hacia modelos de gama más baja.
La evolución TDI llevó a la marca a lanzar en 1989 su primer motor de 6 cilindros en V, una mecánica compacta en sus dimensiones que le permitió ser acoplada en modelos como el A4, el A6 y el A8. Y dos años después, llegaba el TDi de mayores prestaciones, un V8 de 3,3 litros que desarrollaba 225 CV y que permitía al A8 superar los 240 km/h de velocidad máxima. Y tras demostrar el rendimiento que era capaz de arrojar la tecnología TDI, la marca alemana daba un giro y volcaba sus esfuerzos en lograr consumos de récord, con un primer motor de tres cilindros y 1,2 litros que logró rebajar la barrera de los tres litros de consumo.
Un desarrollo de la tecnología TDI que llevó a Audi al reto de participar en las 24 Horas de Le Mans con un modelo, el R10 V12, que se convirtió en el primer diésel en lograr la victoria. Desde entonces, el consumo de sus coches de competición se ha visto reducido en más de un 20%. Y pensando en el futuro, Audi ha presentado un nuevo concept, el RS5 TDI, que estrena un nuevo compresor eléctrico, capaz de rendir 385 CV y un par máximo de 76,5 mkg.
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