Los modelos de Toyota no han destacado precisamente por el atractivo de sus versiones Diesel, motores que copan en el mercado europeo y en el nuestro propio la mayor parte de las ventas, sobre todo en modelos de gama intermedia como es el caso del monovolumen Verso, segmento en el que las ventas de motores de gasóleo están por encima dell 80%. Y para potenciar esta laguna fruto de unos motores propios que nunca han brillado ni por refinamiento ni, sobre todo, por rendimiento —algo mejores en el primer caso que en el segundo—, Toyota ha llegado a un acuerdo con BMW para montar, de momento, el más pequeño de los motores Diesel de la marca alemana, el 1,6 litros de 112 CV que emplea tanto en la Serie 1 como en el pequeño Mini.
Un primer paso dado para tratar de mejorar uno de los aspectos en el que menos ha destacado la marca japonesa que, como el resto de marcas del país del sol naciente, hasta no hace mucho no contaban en sus gamas con motores alimentados por gasóleo, toda vez que en Japón apenas se comercializaban y sus ventas representaban porcentajes mínimos. Sin embargo, la apertura de los mercados europeos hizo que los fabricantes japoneses tuvieran que desarrollar rápidamente motores Diesel para hacer frente a un mercado europeo en el que las ventas de este tipo de motores superan el 70% y, en determinados segmentos, llega a suponer más de 90%.
Un cierto retraso respecto a las marcas europeas que ha hecho a lo largo de estas dos últimas décadas que los motores Diesel japonenes, los de Toyota incluido, no ofrecieran el rendimiento o la calidad de funcionamiento de los más desarrollados propulsores del viejo continente. Y para mejorar su oferta, Toyota tira de acuerdos con BMW para recurrir a los motores de la firma alemana en algunos de sus modelos, iniciando esta colaboración con la llegada del motor de 1,6 litros de 112 CV que monta desde ahora en su renovada gama Verso.
Unos acuerdos que incluyen también la utilización de los motores de 2 litros de la marca alemana, imprescindibles para Toyota de cara a poder superar con ellos la normativa Euro 6 anticontaminante que entra en vigor en septiembre de este mismo año, y que requiere de motores especialmente ajustados en sus niveles de emisiones. Con la actual gama de Toyota, limitar las emisiones implicaría bajar mucho el rendimiento de sus motores, no especialmente brillantes en este sentido. La solución, recurrir a uno de los mejores fabricantes de motores Diesel, BMW. Además de vender motores a Toyota, BMW se beneficiará de la experiencia de la marca japonesa en materia de baterías de litio para mejorar el rendimiento de su gama híbrida, investigando conjuntamente en este campo que tiene mucho por avanzar todavía.
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