Opinión

¿A quién teme el Lobato?

Penoso e inútil, porque el asunto es muy sencillo y porque por mucho que trate de enredarlo para que perdamos el hilo

  • Isabel Díaz Ayuso y Juan Lobato -

 

De todo el penoso episodio de la filtración a Juan Lobato del correo del abogado del novio de Ayuso a  la fiscalía lo que más bochorno produce es cómo trata ahora, en sus comunicados y entrevistas, de desmentirse y oscurecer la realidad de lo que pasó. Penoso e inútil, porque el asunto es muy sencillo y porque por mucho que trate de enredarlo para que perdamos el hilo y nos rindamos ante otra farfulla del sanchismo lo que ha ocurrido se entiende a la primera. Moncloa tiene el correo y  Moncloa decide que el encargado de hacer la filtración sea el prescindible y amortizado secretario general del PSOE madrileño, sin futuro político en el horizonte una vez se consume su sustitución por el entonces jefe de gabinete del “número uno” Óscar López.

Precisamente es la jefa del gabinete del jefe del gabinete, Pilar Sánchez Acera, (y si encuentran ustedes otro cargo laboral de nombre más ridículo por favor no dejen de comunicármelo para regocijo suyo y mío) la que le manda los whatsapps al pobre Lobato para que se inmole por la causa. La verdad es que la operación delictiva se saldaba así sin apenas bajas. Como máximo un peón sin importancia del que ya habían previsto desprenderse. Pero he aquí que el hombre, técnico de hacienda en su vida civil, en un alarde de lucidez poco común en su organización, decide no ser él el que pague el pato y se niega a hacer público el documento. Inmediatamente, y según informa ABC, la jefa de gabinete del jefe de gabinete ( no me canso de escribir este título laboral absurdo) le comunica que no se preocupe que se lo filtran a la prensa amiga. Concretamente a Ángelica Rubio, la directora del Plural que pasará a la historia por ser la que publicó la historieta de los dos DNIs del juez Peinado y que hoy disfruta de su merecida recompensa como consejera de RTVE cobrando una pasta.

Lo que no podía imaginar nadie del núcleo duro socialista es que a Lobato se le iba a ocurrir depositar los whatsapps en una notaría para empezar a montar su defensa en el caso de producirse una posible imputación.  Esto de ir al notario a levantar acta de mensajes en el móvil no es una cosa habitual que se haga todos los días, convendrán ustedes conmigo. Lobato sabía, mejor dicho, Lobato sabe, que lo que se le pedía era delito y que su participación en el asunto, por lateral que fuera, unida a su prescindibilidad en el partido, podrían llevarle a ser cabeza de turco en un futuro, que cuando los asuntos entran en vía judicial nunca se sabe hasta donde pueden llegar.

Pero la estrategia le ha estallado en la cara. Como dijo Churchill a Chamberlain en la cita que más aplicación tiene en la actual política española, le dieron a elegir entre el deshonor y la guerra y habiendo escogido el deshonor, tendrá la guerra.

Podría haberse ratificado en su primera decisión, que fue la correcta, y en su defensa notarial, que revela un profundo conocimiento de la bajeza de los suyos. Hubiera perdido todo futuro político en el sanchismo, pero solo en el caso de haberlo tenido, que no lo tiene, manteniendo a la vez su dignidad personal para ejercer la política en un futuro PSOE más limpio y menos corrupto. Pero el miedo a la dureza de volver a una vida laboral normal y a perder el chófer es muy poderoso, y a saber que le habrán prometido desde las alturas para que ahora salga a desdecirse en un espectáculo de muy difícil digestión para el espectador en casa. Ahora el ABC miente cuando ayer el propio Lobato les dijo a los periodistas que sacaron la noticia que “no podía decir que no fuera verdad”, y su donde dije digo digo Diego le incapacita no para el futuro a corto plazo que ya no tiene sino para el futuro a largo plazo que hubiera podido tener. Parece mentira que en su ansiedad para que no le quiten el sillón haya decidido creerse a Sánchez. Y es que la desesperación es muy mala y nos priva de la lucidez necesaria para oercatarse de que su destino ya está escrito.

El correo de fiscalía se filtró, el fiscal general está imputado y la cortina de humo que pretendían correr para que la ciudadanía se olvidase de la trama mafiosa de los Koldos, Aldamas y freddies Mercurys sin titulación les ha salido mal y se ha convertido en una nueva causa judicial de la que ocuparse y preocuparse. Sánchez es el reverso del Rey Midas, todo lo que toca lo convierte en fango, ese en el que deja chapoteando huérfanos e impotentes a los valencianos hasta que les manda a Margarita Robles, tan fría como inútil, a echarles la bronca por existir.

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