«No voy a dimitir de mi escaño, me voy al Grupo Mixto. Me quedo para obligar a los que me echan a mirarme a los ojos». José Luis Ábalos terminó su intervención sin anunciar su dimisión, como había ordenado el cabecilla de la mayor organización criminal de España. En ese momento a Pedro Sánchez se le debió de hinchar la vena y su mandíbula crujía al apretarla con tanta rabia. Probablemente apartó su puño del rostro lanzando alguna orden colérica hacia su equipo, de comunicación o del CNI. Una persona con un carácter tiránico en una situación de debilidad responde mal ante quien no muestra sumisión absoluta.
"Vengo solo en mi coche. No tengo secretaria. No tengo a nadie detrás, ni al lado. Me enfrento a todo el poder político —quién me lo iba a decir— de una parte y de otra. Y lo tengo que hacer solo. Soy un mero peón, que se inserta en una lucha política sin reglas". Una perfecta definición de la democracia y el régimen. Un lamento de soledad existencial tras la caída y repudio de la tribu. Las palabras de quien ve injusto su trágico final, tras una vida en la lucha de los bajos fondos para ascender a la vida palaciega. Un hombre hecho a sí mismo a imagen y semejanza del régimen. Un hombre del PSOE. Ábalos salía del Ministerio de Fomento por el mundo entero con un enorme séquito, una Corte de asesores, escoltas, conductores… Una cuarta parte del de Sánchez. El barón socialista de Valencia lo arriesgó todo por Sánchez. Recorrió España en furgoneta junto a Koldo, amenazando o invitando a que todas las agrupaciones socialistas apoyasen a su elegido. Por si acaso los garantes de la socialdemocracia añadieron una urna con votos por si el plan fallaba. Eran la pareja de poli bueno y poli malo que necesita el sistema corrupto partitocrático para funcionar. Ábalos y Koldo no son las tuberías del régimen, sino sus salas principales. La relación entre ambos no era de compañerismo. Era un amo con su perro leal inseparable al que ha rescatado de la ciénaga, un esclavo.
Un hombre de carretera, sólo podía acabar en el Ministerio de Transportes, porque Ábalos era el Koldo de Sánchez. Todos los que llegan a un Alto Cargo del Estado creen merecer la vida en la corte que no les tocó por cuna, como el pirata que goza de su botín. Ábalos es el producto puro de la partitocracia, del régimen del ´78 que no es una democracia, sino una oligarquía de partidos con intereses contrarios a los de la nación, donde ya no rige ni el código ético de la mafia.
Ábalos y Koldo no son las tuberías del régimen, sino sus salas principales
Ábalos no se queda porque se deba a España, a los españoles o a alguna idea o valor. José Luis sólo ha mencionado en su discurso que se debe a su partido, a lo que pertenece, lo único que existe en la democracia española. El PSOE es la patria, el lugar de cuna, de excesos, gloria y urna. En la democracia española no hay nación, sólo hay partidos, que pretenden confundirse con naciones. Todo por el partido, nada por España.
Pedro creía que acabar con su cabo suelto le iba a ser tan fácil como ordenarle dimitir sin dignarse a negociar su retiro digno. Calibró mal los incentivos partitocráticos. Ahora le tiene miedo. Como las élites demócratas tenían terror de Jeffrey Epstein, que conocía sus más oscuros secretos. Delcy, Venezuela, la pandemia y lo que no sabemos… Esperemos que el final sea menos trágico y más transparente. José Luis Ábalos no va a cantar, ni a delatar a nadie, ni a votar contra el PSOE. Se mantiene en el Grupo Mixto para negociar su jubilación y la de Koldo. Para recordar a su amo que le sigue necesitando, que no encontrará a otro Secretario de Organización más leal. Para que no acaben con él por la espalda, que le mire Pedro a la cara. Como el que aspira a vengarse después de muerto, para atormentarle en sueños por su traición. Ábalos sigue sin aceptar que los psicópatas duermen bien.
Pedro creía que acabar con su cabo suelto le iba a ser tan fácil como ordenarle dimitir sin dignarse a negociar su retiro digno
Un Gobierno corrupto, que llegó al poder por una sentencia corrompida de corrupción. El PP ni siquiera propone una moción de censura, aunque no le den los números. En año electoral en Vascongadas y Europa, aunque no fuese posible sería un gran acto político contra el Bloque de la moción y un acto poético. Pero el Partido Popular no quiere hacer a su PSOE ni una comisión de investigación en el Congreso porque: «serviría para que les salpique a ellos», ha declarado Tellado. En la covid debió robar hasta el apuntador. El PP es parte del régimen que succiona, expolia y traiciona a los españoles y se defiende ante su implosión inminente. El PP cubrirá al PSOE para que no caiga el régimen de corrupción que camina hacia una federación. Nunca antepondrá España. Sus intereses son de partido y no nacionales. El régimen está derruido, en gangrena. Sólo lo mantiene en pie la corrupción, la avaricia sobre los Fondos Next Generation.
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