Opinión

Activistas anti-OTAN en el Gobierno de España

Que el sanchismo, político y mediático, se vea obligado a ir rectificando cada día posiciones y a banalizar la presencia anti-OTAN en el Gobierno, solo demuestra su situación de debilidad

El sacrificio inmenso de los ucranianos en la defensa de nuestro modelo de democracia liberal lo está cambiando todo. Su respuesta a la agresión desenmascara a quienes, conectados a las redes de propaganda de Putin, disparan contra Occidente, incluido nuestro único sistema de seguridad colectiva, la OTAN. En España forman parte del Consejo de Ministros, nada menos.

Las autoridades rusas reconocen la creación de una división militar para acciones informativas, definida en su estrategia de seguridad. El ministro de Defensa Sergei Shoigu se lo explicaba a los diputados rusos el 21 de febrero de 2017: “La propaganda debe ser inteligente y eficiente”. No ocultan los objetivos: “Proteger los intereses de defensa nacional y acometer operaciones de guerra informativa”. Se puede leer en Fake news: la nueva arma de destrucción masiva (2019) de David Alandete.

Comprobar el listado de políticos entrevistados en el medio líder de la propaganda rusa, Russia Today, por Rafael Correa, expresidente castrista de Ecuador, sirve para hacerse una idea de las conexiones entre la extrema izquierda española y el régimen de Putin. Una muestra: Ada Colau, Nicolás Maduro, Baltasar Garzón, el iraní Mahmud Ahmadineyad, Evo Morales, Juan Carlos Monedero, Carles Puigdemont, Pablo Iglesias o el presidente peronista Alberto Fernández. A destacar, la entrevista reciente al expresidente Rodríguez Zapatero, o la devolución de servicio por parte de Monedero a Correa –EnLaFrontera55, Diario Público-.

Durante años las “operaciones de guerra informativa” de Putin se han empleado con éxito e impunidad total en España. Por ejemplo, no se entiende la imagen de violencia policial fabricada con falsedades el 1-O sin la participación decisiva de los medios rusos, aliados del independentismo, como demuestra David Alandete. Estos días comprobamos hasta qué punto ha penetrado en España la labor de esta maquinaria de guerra.

Mientras el dictador ruso masacra a los ucranianos, académicos de universidades españolas, algunos militares y periodistas, y muchos políticos, reproducen una tesis sobre las causas de la agresión que los servicios soviéticos han ido sembrando con insistencia. El origen del ataque estaría en la extensión de OTAN y UE hacia el este, interpretada como una amenaza a Rusia. Se trata de vulgares posturas de apaciguamiento, si el conocimiento de la historia sirve para algo. Entonces, ¿cómo tratar con Putin? Estudiar los manuales de respuesta a los secuestradores que atracan un banco sería más útil.

Cuando veo a un general próximo al sanchismo, al que conozco bien, cuestionar el protagonismo de la OTAN, en supuesta contradicción con un deseado Ejército Europeo, me preocupo por la desinformación que provoca

Al asumir esas interpretaciones se está siguiendo el hoy inservible manual de instrucciones de la Guerra Fría. Como si Lituania, Polonia, y ahora también Finlandia o Suecia, estuvieran ancladas a espacios asignados a potencias predeterminadas que han sido invadidos. Que, mientras caen las bombas sobre las viviendas de Kiev, se recurra a esta antigualla contradictoria con la decisión soberana de las naciones libres es un triunfo de la tropa propagandística de Putin. ¿Lo aceptaríamos para España?

Cuando veo a un general próximo al sanchismo, al que conozco bien, cuestionar el protagonismo de la OTAN, en supuesta contradicción con un deseado Ejército Europeo, me preocupo por la desinformación que provoca. Hoy no tenemos más defensa colectiva “realmente existente” que la de la Alianza; o esa o ninguna. Cuestionarla por razones ideológicas, más anti-EEUU que anti-OTAN, es una irresponsabilidad, lo diga un militar retirado o Monedero. Que debamos potenciar el pilar atlántico de la defensa europea es otra cuestión, en la que no veo que se esté aplicando presupuestariamente la coalición sanchista.

Un proceso imparable de despertar geopolítico

La última encuesta del Real Instituto Elcano lo demuestra. Ya en un 80% los españoles son partidarios de la OTAN y demuestran entender que se trata de nuestra única opción de seguridad y defensa viable. A diferencia de la posición de gran parte de la coalición, que está condicionando a Sánchez, los españoles no tienen dudas sobre la política que nos interesa. Que el sanchismo, político y mediático, se vea obligado a ir rectificando cada día posiciones, y a banalizar la presencia anti-OTAN en el Gobierno, solo demuestra su situación  de debilidad.

Lo que está ocurriendo se entiende aún mejor si leemos la encuesta reciente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores sobre varios países de la UE. Después de publicado este estudio, que muestra cómo los europeos basan su seguridad en la Alianza Atlántica, el gobierno de coalición alemán ha adaptado radicalmente toda su política de defensa: envío directo de armas a Ucrania, implicación absoluta con la seguridad colectiva OTAN y aumento espectacular del gasto militar, prueba definitiva del cambio histórico.

Los electores alemanes que exigen una mayor implicación militar contra Putin son -¡sorpresa!- los de centro-izquierda, y con diferencia acusada

En la encuesta del Consejo se evidencia que los electores alemanes que exigen una mayor implicación militar contra Putin son -¡sorpresa!- los de centro-izquierda, y con diferencia acusada. Ocurre otro tanto con el electorado del Partido Democrático italiano. No incluyen España, pero, a la luz de la encuesta Elcano, se detecta un cambio similar.

La presencia anti-OTAN en el Gobierno explica la poca fiabilidad de Sánchez en la UE, como analicé en un artículo anterior. Qué van a pensar los aliados ante declaraciones de socios  como Rufián, que interpreta las matanzas de Ucrania por “el espíritu belicista de la OTAN”; de las de Pisarello (los Comunes de Colau) que responsabiliza al “lobby armamentista y al neoliberalismo”; o al oír a Podemos asociar la ayuda a Ucrania a “una escalada militar”. No hay retorcimiento del lenguaje que arregle eso.

Los de PCE-IU de Yolanda Díaz se explican solos, pero importa advertir sobre el momento cínico creado para provocar confusión. Cuando Javier Bardem declara ante la embajada rusa que la agresión nada tiene que ver con el comunismo, o cuando Errejón nos explica que se puede ser anti-OTAN y estar contra Putin, solo quieren ocultar la evidencia: nuestra seguridad depende de la coalición euroatlántica que les repugna.

Hoy, cuando nadie es más Europa que los heroicos ucranianos, las falsificaciones del lenguaje público son de una indecencia insoportable. Para evitar daños, urge una Cultura de Defensa actualizada y de extrema necesidad para los españoles, pero desgraciadamente contamos con un gobierno incapacitado para acometer la creación de ese bien público.

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