Los agricultores han sido los últimos –de momento- en ser incluidos en la 'fachosfera': ya saben, esa gracieta que se inventó Pablo Iglesias cuando aún era alguien y que ahora repite Pedro Sánchez para intentar demonizar a quien no le ríe las gracias y no le baila el agua en la estrategia de colocar, al otro lado del muro, a esa más de media España que ya no soporta sus mentiras –perdón, cambios de opinión- ni sus movibles líneas rojas que sirven para cambiar las leyes a su antojo y señalar como facha a jueces, periodistas, empresarios y todo aquél que proteste.
Ahora le ha llegado el turno a los agricultores. El sector primario español se moviliza –como el resto de Europa- contra unos políticos, nacionales y europeos, que les imponen a matacaballo la Agenda 2030 a golpe de legislación mientras sus productos se pudren en los árboles o en la tierra porque no les compensa ya ni recogerlos ante la subida de las materias primas y la competencia de países como Marruecos o Chile que entran sin problema desde Algeciras hasta el corazón de Europa.
¿Cómo es posible que la UE imponga una serie de controles fitosanitarios a todos los agricultores europeos mientras se hace la vista gorda a los que llegan del vecino del sur? ¿Cómo es posible que a un agricultor de la Extremadura o la Andalucía profunda se le exija desde Bruselas llevar al día un Cuaderno Digital de Explotación Agrícola donde debe registrar al milímetro todos los tratamientos fitosanitarios aplicados a la explotación… si no llega el wifi en muchos de esos pueblos, como denunciaba un agricultor en un vídeo que se hizo viral por sus quejas y por denunciar que el Gobierno solo estaba pendiente de las exigencias de Puigdemont?
Agricultores contra Bruselas
A los agricultores se les exige guardar digitalmente en ese Cuaderno "las actuaciones que se llevan a cabo en la explotación para la gestión de las plagas, enfermedades y malas hierbas; las acciones que tienen por objeto actuar en algún proceso de la planta como el crecimiento, el aclareo o la caída fisiológica de los frutos, mediante el uso de fitorreguladores y todos los aspectos relacionados con la trazabilidad de las producciones agrarias".
Además, la legislación les obliga a guardar en papel "al menos tres años desde su emisión" todas las "facturas u otros documentos que justifiquen la adquisición de los productos fitosanitarios utilizados; contratos con las empresas que hayan realizado los tratamientos fitosanitarios; los boletines de análisis de residuos de productos fitosanitarios realizados sobre sus cultivos y producciones y los albaranes entrega o facturas de venta de la cosecha". Sin embargo, los limones se pudren en los árboles porque no es rentable ni recogerlos.
No es de extrañar que haya empresas agrícolas que empiecen a moverse a Marruecos para producir allí –donde no se exige esa legislación- y abandonar los cultivos en España. Siempre acabará siendo más rentable vender la explotación para otros usos –recalificación por medio-, y más cuando las nuevas generaciones no quieren seguir atadas a un sector que a ojos de Europa no hace más que incomodar desde hace años.
Ahora, además, y como protestan, son incluidos en la ‘fachosfera’ de Pedro Sánchez, esa en la que cabemos todos salvo –curiosamente- uno de los personajes más de derechas y supremacistas de la política española: Carles Puigdemont.
Los medios de comunicación adeptos replican que los agricultores son manejados por SOS Rural, una plataforma que nació ligada a los agricultores del Mar Menor y que, ¡cómo se atreven!, sus portavoces retuitean y dan me gustan a Tuits de Vox. Por si esta 'prueba' fuera poca para mandarles a la 'fachosfera', los sindicatos de clase –CCOO y UGT- se han desligado de la protesta. Incluso, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, con el riñón cubierto con sus 55.800 euros más gastos de sueldo al año, asegura que quienes se manifiestan "no son trabajadores, son empresarios del campo" porque son autónomos.
Aquí, en la ‘fachosfera’, estamos cada vez más apretados: fiscales, jueces, periodistas, agricultores… También Susana Díaz o Elena Valenciano o la asociación contra el Borrado de la Mujer, socialistas a quienes no les gusta la “Zorra” de Eurovisión
Como última prueba de que la ultraderecha –y no el abandono de los políticos, los empresarios y Europa- mueve los hilos de la protesta de los agricultores, aseguran que Solidaridad –el sindicato afín a Vox- es quien aglutina a la mayoría de ellos. Algo que no debería sorprender si Vox ha basado la fuerza de sus resultados en atender al mundo rural y de la caza, estigmatizado por los partidos tradicionales –PP y PSOE-, abandonado por los sindicatos de clase y directamente perseguido por los Podemos, la IU de Garzón el del chuletón y demás izquierda radical.
Con estos mimbres, ¿a alguien le extraña que los agricultores que protestan acaben incluidos en la 'fachosfera' de Sánchez y sus satélites mediáticos y sindicales? Allí no estarán solos: los fiscales acaban de entrar tras el varapalo al fiscal del Supremo y su decisión por 11 votos a 4 de que se procese a Puigdemont por terrorismo. Aquí, en la 'fachosfera', estamos cada vez más apretados: fiscales, jueces, periodistas, agricultores…
También Susana Díaz, Elena Valenciano o la asociación contra el Borrado de la Mujer, socialistas a quienes no les gusta la "Zorra" de Eurovisión y que, según Sánchez, prefieren el 'Cara al Sol' y ya están en la 'fachosfera'. Lo dicho: dentro no cabe un facha más ni tampoco un tonto fuera.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación