Al conocerse las líneas básicas de la reforma del sistema público de pensiones elaborado por el ministro Escrivá, fuimos muchos los que alertamos sobre los varios y graves defectos de su contenido. Entre ellos, las organizaciones patronales, los institutos de estudios y análisis económicos, la mayoría de los medios de comunicación, los expertos en economía, los divulgadores de cuestiones técnicas … Y los líderes de la oposición política. La coincidencia de todos los anteriores con éstos últimos fue utilizada por Sánchez y los suyos para denunciar, de modo grosero y tergiversado, un nuevo complot de los "poderosos" contra las políticas de su "Gobierno de coalición progresista", denominación con la que le gusta calificar al engendro social-comunista que gobierna España con el apoyo alquilado ¡y a qué precio!, de separatistas y filo terroristas condenados por graves delitos.
Su alambicada denuncia encontró ¡como no!, la ayuda de aquellos que, presentes en algunos medios ilimitadamente afines al Gobierno, destinan su presencia a glosar los éxitos del Gobierno y a fustigar a los que lo niegan sin importarles que la glosa y la fustigación carezcan del mínimo fundamento exigible. Valga como ejemplo que un supuesto experto se atrevió a decir en un conocido programa de La Sexta que la sostenibilidad del sistema público de pensiones está fuera de cualquier duda, pues si sus ingresos no fueran suficientes para cubrir sus gastos se acudiría a los proporcionados por el sistema tributario para la cobertura. Valiente majadería, si hubieran de cubrirse así sería precisamente porque el sistema no es sostenible. Son las cosas de los militantes de la izquierda española, capaces de afirmar la mayor estulticia sin rubor alguno.
Sánchez, comprar así los votos del grupo político heredero de ETA, sí que es ser antipatriota. Y aún más, una demostración de la mayor ausencia de ética democrática que quepa imaginar
La cuestión es que Sánchez ha ido más lejos y esta vez, en declaraciones realizadas en Bruselas, ha acusado a Núñez Feijóo de antipatriota por haber explicado a la presidenta de la Comisión Europea su negativa valoración de la reforma Escrivá, de modo que aquello que es políticamente normal y hasta conveniente -que el principal partido de la oposición traslade a las instituciones europeas su posición ante las reformas proyectadas por el Gobierno-, se convierte para Sánchez en un signo de antipatriotismo. Por lo que se ve, para él es antipatriota todo aquel que no comulga con sus actos y decisiones. Ha querido la casualidad que las declaraciones de Sánchez hayan coincidido con las realizadas por Otegui en el País Vasco, celebrando que varios presos de ETA, entre ellas una condenada por los asesinatos de Miguel Ángel Blanco y Fernando Múgica, hayan sido trasladados a las regiones vascongadas como pago -son palabras del líder abertzale- al apoyo parlamentario que Bildu presta al Gobierno. Sánchez, comprar así los votos del grupo político heredero de ETA, sí que es ser antipatriota. Y aún más, una demostración de la mayor ausencia de ética democrática que quepa imaginar.
No han acabado aquí las casualidades en el tiempo, pues también durante la estancia en Bruselas de Sánchez se ha conocido el informe de la AIReF que analiza la reforma Escrivá, informe que no puede ser más contundente en el suspenso que otorga a Sánchez y a su ministro y que tiene todo el valor político e institucional que le otorga su origen. Que la Autoridad Independiente afirme con datos fidedignos y cálculos impecables que el aumento de los ingresos que se logrará con la reforma del sistema solo servirá para cubrir poco más de la mitad del aumento de gastos que provoca es una auténtica enmienda a la totalidad de la reforma de Escrivá y Sánchez. Éstos quedan retratados como unos auténticos irresponsables que, introduciendo en el sistema elementos que agravan su falta de sostenibilidad, ponen en serio peligro el futuro de las cuentas públicas del Estado. Sí, es cierto que no es la primera ocasión en la que el Gobierno actúa con tamaña falta de responsabilidad, pero es que esta vez quien lo ha señalado es la propia AIREF, dirigida por una presidenta nombrada por el propio Pedro Sánchez ¿Dirá éste que son también antipatriotas la entidad y quien la preside?
Parece claro que el electoralismo es un mal extendido también en Bruselas y, claro, el afán de su reelección como presidenta de la Comisión ha debido influir en lo realizado
El informe de la AIReF también viene a desnudar en cierto modo a la presidenta de la Comisión Europea. Que se haya avenido a apoyar la reforma Escrivá-Sánchez antes de conocer la opinión técnica del citado órgano es incomprensible e inaceptable. Basta recordar las funciones encomendadas a la entidad y que su creación en España se realiza a instancias de la propia Unión Europea. La racionalidad, el sentido de la responsabilidad y la ética política obligaban a que Lagarde hubiera esperado a conocer el informe de la AIReF antes de fijar su posición ante la reforma, pero no ha sido así. Parece claro que el electoralismo es un mal extendido también en Bruselas y, claro, el afán de su reelección como presidenta de la Comisión ha debido influir en lo realizado.
En todo caso, lo auténticamente grave es la evidencia de la ruina que al sistema de pensiones en particular y a España en general les va a ocasionar la decisión adoptada por Escrivá y por Sánchez. Ruina que tendrán que afrontar dolorosamente en el futuro la multitud de los actuales jóvenes a los que el Gobierno pretende miserablemente comprar en clave electoral con el falso regalo de ese bono que publicita a bombo y platillo. Entrégales ahora tu voto a cambio de 400€ y tendrás después tiempo de acordarte de ello cuando, mediante un sobre esfuerzo fiscal salvaje, tengas que sacar a España de la quiebra que ha cuantificado clarividentemente la AIReF. Ésta es la reflexión que debe hacer e interiorizar la juventud española.
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