No hagan caso a las mentiras sobre la solución de los dos estados. Uno judío, y otro palestino. No hay tal solución. Como no hay solución pacífica al enfrentamiento con los nazis de Alá. La razón es muy simple. A los nazis de Alá no les interesa tener un estado propio, lo han rechazado en cinco ocasiones. Su interés mayor es exterminar a los judíos. Los judíos aceptaron su pedazo de tierra y, amén de rechazar los ataques de los árabes (lo que incluye a los llamados palestinos) hicieron de ese pedazo de tierra, desértica en su mayor parte (he estado allí), una nación libre, democrática y próspera. Mientras que los llamados palestinos convirtieron Gaza en una base militar que dedica todo su esfuerzo, y los miles de millones que le regalan los contribuyentes occidentales, a armarse y planear la desaparición de Israel.
Los musulmanes de Hamás, que gobiernan Gaza, siempre han dado más importancia al exterminio judío que al bienestar de sus gobernados. Lo principal para ellos es su agenda nazi. Israel no tiene otra alternativa que derrotar a Hamás. Lo mejor que podría pasar a los habitantes de Gaza que no pertenezcan a Hamas, a esos hay que eliminarlos, es que Israel anexe Gaza. Así los habitantes de Gaza dejarían de vivir bajo un gobierno terrorista, y comenzarían a vivir en una democracia. El que crea que hay otra solución, no conoce a los enemigos de Israel.
Un antisemita es alguien que desea, cierto que a veces oculto en lo más profundo de su corazoncito, lo mismo que deseaban los nazis: el exterminio de los judíos
Por otro lado, no se dejen embaucar con las comparaciones infames entre antisemitismo e islamofobia. El antisemitismo es un tumor moral, la islamofobia un deber moral. Se trata de una comparación indecente, que se repite una y otra vez en los escritos y en las chácharas de la progresía española y, en general, europea y occidental. Siempre tan suicida. La comparación, en realidad, equivale a comparar a las hordas de Atila con la Cámara de los Lores británica.
Ser antisemita es, amén de mezquino (si tenemos en cuenta la contribución crucial de los judíos al conocimiento y el progreso de la especie: Israel ha merecido más premios Nobel per cápita que Estados Unidos), es racista, y, no queda otro remedio que llegar ahí: nazi. Un antisemita es alguien que desea, cierto que a veces oculto en lo más profundo de su corazoncito, lo mismo que deseaban los nazis: el exterminio de los judíos.
Mientras, del otro lado, no vaya a ser que me acusen de no ser objetivo…veamos si encuentro alguna contribución del islam contemporáneo a la civilización… ah sí, qué cabeza la mía, han aportado el lanzamiento de aviones llenos de pasajeros contra edificios repletos de civiles y el ametrallamiento de dibujantes de caricaturas.
Una religión que aspira a la eliminación de los infieles, es decir, a nuestra eliminación. Repito: ser islamófobo es un deber moral
Comparar la sociedad israelí con las teocracias de Alá es miserable y absurdo. En Israel viven, gozando de los mismos derechos y libertades que los judíos, árabes y musulmanes. El 21% de la población de Israel es árabe, y el 19.99 % musulmana. Israel no es solo una democracia, es una democracia moderna, tolerante y diversa.
Durante la jura de la Constitución de la princesa Leonor, el país estaba (y está) en alerta terrorista de nivel cuatro, la policía llevaba semanas asegurando las calles por las que pasaría la comitiva real, francotiradores apostados en las azoteas, helicópteros y drones sobrevolaban el lugar. ¿Y todo esto para proteger a sus majestades, autoridades democráticas y al público, de quién? ¿Alguna milicia cristiana amenazaba con bombazos o ametrallamientos indiscriminados? ¿Algún grupo de fanáticos mormones o evangelistas dispuestos a imponer su dios a sangre y fuego? ¿Un atajo de terroristas judíos ortodoxos? ¿Alguna banda de bandidos tibetanos? No. La amenaza procedía y procede de las huestes de asesinos devotos de Alá. No existe razón alguna para respetar una religión misógina, oscurantista y antidemocrática. Una religión cuya agenda es la colonización e imposición por la fuerza, de la ficción Alá. Una religión que aspira a la eliminación de los infieles, es decir, a nuestra eliminación. Repito: ser islamófobo es un deber moral.
El país más antisemita de Europa
Para su vergüenza, la prensa progre española (casi toda) se ha convertido en vocera de los terroristas de Hamas. La llamada televisión pública, y otras, no tienen el menor reparo en difundir la propaganda (cifras de muertos inventadas, fotos y videos trucados) de Hamás. Siguiendo la estela, o las instrucciones, del Gobierno sanchista. Hoy España reclama el título de país europeo más antisemita. Tiene que ver, me atrevo a conjeturar, con la veta comunista y estalinista del izquierdismo español. Se suele olvidar que Stalin y los comunistas fueron grandes antisemitas, grandes asesinos de judíos.
No hay solución pacífica. Israel debe aniquilar a Hamás. La única esperanza de una vida decente, próspera y pacífica para los habitantes de Gaza, pasa por el aniquilamiento de Hamás. ¡Alto al fuego!, berrea la progresía española y la legión de parásitos a su servicio en las televisiones y periódicos. Pero. Detener las hostilidades juega a favor de los terroristas de Hamás. ¿Alto al fuego? No. Por el bien de Gaza, los soldados de Israel han de borrar del mapa de una vez por todas a los nazis de Alá–Hamas. Un buen comienzo sería desalojar el hospital de Al Shifa y proceder a destruir el enorme nido de ratas que hay debajo.
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