Luis Pérez Hernández, conocido por todos como Alvise, el líder de Sé acabó la Fiesta, es estos días, el gran ejemplo de lo que no debe hacer un servidor público, alguien que se gana la vida a costa de las instituciones, que recibe su sueldo del erario, gracias a todos aquellos ciudadanos que le han entregado su voto y le han confiado su representación.
Estallado el escándalo, aparece sin complejos en su canal a defender que 'sí', que 'es culpable', que en efecto aceptó esos 100.000 euros de un empresario que ahora está siendo investigado. Eso sí, a continuación se empeña en puntualizar que no ha violado la ley de financiación de partidos, (que explicita en su artículo 5 que ningún partido puede recibir de un particular más de 50.000 euros en un año) dado que él tan sólo ha incurrido en una irregularidad fiscal y que ya se entenderá con Hacienda mediante el pago de la correspondiente multa.
Este es el discurso con el que se ha ganado a su parroquia. Que cada cual haga lo que considere oportuno con este tipo de personajes pero es de cajón que un representante público no puede esquivar las responsabilidades de un acto cuestionable lanzando un llamamiento a no cumplir la normativa vigente sobre fiscalidad e impuestos. "Hacienda es una mafia", clama en un vídeo viralizado. La tradicional picaresca española que dirían algunos. Una burla a quien cumple con las obligaciones del ciudadano y el contribuyente. Este es un claro ejemplo que, además, mancha la figura del líder e el que supuestamente se inspiró, esto es, de Santiago Abascal.
En el bolsillo ya tiene los tres sueldos de los tres eurodiputados que su formación logró en las elecciones europeas del 9J, y, como aforado, su causa se dirimirá en el Tribunal Supremo. La multa que le impongan, caso de que así suceda, no va a ser difícil de pagar teniendo en cuenta que el salario de un representante en el Europarlamento se sitúa en torno a los 8.000 euros mensuales. Sabido es que ocupar plaza en la Cámara de la UE es uno de los grandes chollos de la esfera comunitaria.
Basta tan sólo con revisar los datos de pluriempleo que conocíamos la semana pasada que confirman que, en la última década, han aumentado significativamente el número de personas que debe recurrir a más de un trabajo para llegar a final de mes
Lo inaudito de todo este chusco episodio es que su protagonista, lejos de desmentir su pifia o intentar ocultarla, no duda en reconocer el error, quizás confiado en que buena parte de sus simpatizantes quizás comparta con él su teoría sobre las cuestiones fiscales y los pagos en negro. Eludir al Fisco en nuestro país es un ejercicio común, quizas por la enorme presión tributaria que padecen los contribuyentes. Basta tan sólo con revisar los datos de pluriempleo que conocíamos la semana pasada que confirman que, en la última década, han aumentado significativamente el número de personas que debe recurrir a más de un trabajo para llegar a final de mes. Casi 600.000 pluriempleados, nunca una encuesta de población activa había arrojado tan inquietante resultado.
Quizás quepa preguntarse cómo es posible que esos líderes que emergen súbita e inopinadamente como Alvise logran reunir tantos seguidores y consiguen en las elecciones incluso una más que digna representación. La respuesta se antoja evidente. Hablan de las cosas de comer, de lo que cada familia necesita para salir adelante, para pagar recibos, casa, colegios, transporte, se dirigen a esa gente que no duda en cobrar en negro porque de otra forma no lograrían sacar adelante sus vidas.
Las cifras del espejismo
No son las colas del hambre de la pandemia, pero vivimos una situación en la que mucha gente lo está pasando mal. Sí, luego nos vendrá el Gobierno con que el INE confirma que la economía creció un 0,8 por ciento en el último trimestre, que la OCDE nos eleva el crecimiento al 2,8%, pero sigue habiendo un amplio núcleo de la población -piensen en empleadas de hogar, de limpieza…- que sin cobrar en negro no podrían vivir porque no les alcanza. Es una realidad que buena parte de la clase política ignora, o prefiere no conocer.
Alvise es una anécdota representativa de toda esa gente que esquiva al Fisco para redondear un salario decente. Al líder de Se Acabó la Fiesta le han pillado en un grave renuncio. Pero hay más de un parlamentario aposentado en un escaño europeo que, sin duda, comparte este tipo de creencias y que, seguramente, seguirá viviendo como un pachá durante toda la legislatura.
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