Me toca volar a la Argentina, no he ido desde que asumió Milei.
Tomo el vuelo diurno para aprovechar el día siguiente desde el inicio. Llevo una agenda cargada aún para dos semanas. Salgo y llego el mismo día 13. El vuelo de la aerolínea de bandera española anuncia gentilmente que no funciona el wifi ni funcionará durante el vuelo debido a una falla técnica. Y olé.
Claro, mientras cruzo husos horarios pasan cosas. En los vuelos largos uno se aburre, de modo que luego de ver una película de acción me pongo a trabajar desconectado.
Preparo mis temas, escribo sobre la situación de la campaña en USA, ya que tengo en Buenos Aires una inevitable agenda de medios, y si aguantará Biden o irá preso Trump, quién ganará… ¿puede Biden gobernar estando así de gagá?, etc. Son temas con los que pienso que me encontraré sin duda alguna.
La elección de USA, junto con lo que le puede convenir a Milei, son preguntas para las que ensayo respuestas en silencio y escribo igual de silenciosamente. Sin embargo, el destino se reirá de mí.
El vuelo es eterno, pero llega en horario y antes inclusive, cosa que también anuncian con la misma alegría que anunciaron que no habría wifi.
Como el balazo que recibió Trump, la noticia perforó cualquier superficie de información prevista e invadió masivamente la agenda de la conversación social en casi todo el mundo
Es de noche en Buenos Aires cuando llego al hotel, y encuentro decenas de mensajes pendientes, como si hubiera comenzado la guerra nuclear.
A propósito, la guerra nuclear es un invento de los vendedores de armas, porque si piensas en la guerra nuclear, la guerra convencional no te importa nada. Pero no se trata de eso, se trata de que mientras yo volaba, Trump recibía un disparo en la oreja.
Le dedico una hora intensa al tema en cuestión.
La historia tiene tantos agujeros como un queso gruyere y la convulsión que provoca tira por la borda cualquier previsión acerca de la campaña norteamericana que pudiera haber preparado.
A las 8 de la mañana siguiente me encuentro al aire respondiendo a preguntas que requieren un análisis profundo y una distancia del hecho político que no está disponible por el momento. Es una cuestión intelectual pero también es una cuestión de tiempo. Sin embargo, como el balazo que recibió Trump, la noticia perforó cualquier superficie de información prevista e invadió masivamente la agenda de la conversación social en casi todo el mundo.
En fin, tras cartón, mientras se establecía un equilibrio precario luego del balazo recibido por Trump, se baja Biden.
Pero madre mía, las fuerzas del cielo a las que apela el relato épico de Milei, parecen estar decididas a mantenerme en forma a golpe de timón mediático, viral y compañía. Así, que para estar al día hay que correr, pero para adelantarse hay que volar.
Hace tiempo que los demócratas saben que Biden no puede seguir y, mientras el pobre hombre provocaba piedad entre los buenos, el partido se tomaba ese tiempo para deliberar y diseñar el camino a seguir.
Biden está en condiciones de renunciar sin avergonzarse. Ya ha admitido que no podría ser presidente en noviembre, o sea que puede decir adiós cuando le plazca
Al final, y aparentemente, han terminado en un ¨cul de sac¨ y Kamala Harris sería la candidata con más chances. Chances de ser candidata, lo que no quiere decir chances de ganar la elección. Aunque en realidad aún las tiene, potencialmente hablando.
Si esto es así, si realmente se confirma que ningún otro candidato puede pelear los resultados en esta elección, Biden debe dar un paso al costado, inmediatamente. En mi opinión el problema sería si Biden va a saber para qué costado debe dar el paso
Pero bueno, desde esta humilde columna le haría llegar a los chicos de Kamala un par de ideas.
Primero, Biden está en condiciones de renunciar sin avergonzarse. Ya ha admitido que no podría ser presidente en noviembre, o sea que puede decir adiós cuando le plazca.
Hagan que Biden renuncie y transformen la campaña de Kamala en una presidencia proselitista, simplemente. Controlen mucho a su candidata guíenla muy bien y prepárenla para cambiar a modo presidente seria, porque no le sobra nada, aun contando con esa jugada.
Su principal enemigo no será Trump, sino ella misma, y más precisamente, su hemeroteca primero y la explotación de su desempeño luego de que asuma como presidente.
Nuestra siempre simpática Kamala, (se pronuncia tan raro, que hay varios vídeos en YouTube en los que ella misma habla de este tema y enseña como pronunciarlo) tiende a hacer el ridículo con facilidad.
Dice cosas incoherentes, se muestra completamente ignorante en algunos temas. Está todo contenido en la hemeroteca citada más arriba.
La idea del fraude
Por eso, y para intervenir en este bullicioso panorama, mi recomendación es que los sencillos mortales esperemos un poco. La democracia estadounidense nunca estuvo tan en peligro o deteriorada como se encuentra ahora.
Trump, sin querer queriendo, ha instalado la idea del fraude, antes inexistente y nunca al menos tan dominante como ahora en toda la historia del país.
Tampoco subestimemos a Kamala Harris, ella podría entender y probablemente cambiar un poco esas palabras que tan a menudo suelta al viento, sin calcular adonde aterrizarán.
El equipo de Kamala estará rezando para que Biden dé un paso al costado y le deje la Presidencia de los Estados Unidos de América. Ese fenómeno la puede hacer crecer aun al precio de no poder luego tener reelección.
De manera que, viniendo del futuro, como es mi caso, puedo adelantar que esta elección depende total y absolutamente de la lucha habitual e histórica de la política estadounidense.
Demócratas y republicanos y sus muñecos de trapo peleando cuando deberían unirse para gobernar con toda la energía disponible los asuntos que queman.
Deberían saber que morir quemado, representa una de las peores formas de morir.
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