Una de las grandes ventajas de Donald Trump es su claridad, algo que impone la necesidad de atenerse a la lógica de los hechos y no a la de un orden mundial que ha estado desangrando a los Estados Unidos por más de dos décadas. Así pues, con esa gran restricción siempre presente, hoy veremos otras de importancia capital a las que habrá de atender el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y que, según como las asuma en sus primeras decisiones, nos dirá cual será el derrotero de aquella economía; además, haremos una breve pausa en sus economistas y todo hecho, como siempre, con la correspondiente autocrítica.
Deuda Pública
Contrariamente a lo que podría parecer según el pensamiento socialdemócrata imperante, la deuda pública mexicana está cerca de sus máximos asumibles y bien hizo Peña Nieto en contenerla después de que la disparara en 2013, aunque con ello facilitara el triunfo de AMLO. Margen para alegrías populistas no hay; eso sin contar con lo que realmente se encuentre cuando vea las cifras reales. Como comparación, decir que nuestra crisis de deuda empezó cuando estábamos por el 70% del PIB y se paró por el "aval" que dio el rescate de la UE (BCE, etc.) y el ajuste De Guindos, lo que permitió aumentarla otros 30 puntos porcentuales.
A diferencia de nuestro presidente y sus economistas (o en Andalucía), que suben impuestos, crean pobres y luego, dicen, usan ese dinero para que sus amigas las ONGs palíen la pobreza, AMLO tiene una interesante propuesta que es la de bajar sueldos públicos altos para luego reducir impuestos a los pobres; independientemente de lo que dé de sí, ese es el camino: trasladar ganancias de eficiencia y ahorros en "lo público" a los más pobres. Ambos hacen una cosa que ahora es muy "fashion" que los snobs califican como "fiscal neutral" pues, en principio, dicen ellos, no aumenta el déficit público, pero que en realidad no es más que un oxímoron, pues no hay nada menos neutral que variar la política fiscal, pero ese es otro debate. Acierta AMLO en esa visión austera de la gestión de lo público, algo suponemos debe en parte a sus economistas.
Los economistas de AMLO
Tras toda una vida en "lo público" desarrollando sus enormes ambiciones políticas y asumiendo importantes responsabilidades, AMLO ha formado un equipo y ya ha anunciado su gabinete, que, oyes, es paritario (Yupi2). Aquí, que somos más fetén, es super-paritario, y, los tíos del PSOE están encantados, pues les han "colocao" a todos en empresas "públicas", que es donde están los sueldazos que en México dicen van a rebajar.
De aquel lado del "charco" los roles son distintos y el primus inter pares es el de Hacienda, que la deuda pública, en la vieja Nueva España, manda de siempre; así que, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público designó a Carlos Urzúa, matemático con varios masters o maestrías (de los de verdad), académico e investigador y un doctorado (también de verdad) por la Universidad de Wisconsin, profesor en México, Princeton and Georgetown, cargos Banco Mundial, etc. y, muy importante, consultor empresarial. Luego, en Economía, designó a Doña Graciela Márquez, economista, con maestrías, doctora por Harvard, profesora visitante en Chicago, Harvard y Stanford, investigadora, aunque sin experiencia práctica en el sector privado. Como se ve, nada que ver con nuestros momiópatas.
Con el buen nivel de esos tecnócratas (al no haber Democracia el orden del PRI siempre dio mucha importancia a la tecnocracia) nacidos de la institucionalidad mexicana, el riesgo siempre es que los políticos y los empresarios de su cuerda, es decir, en el caso Mexicano y español, la oligarquía de partidos estatales, les utilicen como expertos dóciles que les digan como manipular "la cosa" (pública no es, que es para ellos) a fin de expoliar al sujeto constituyente, siendo el caso extremo el de Venezuela y, si no hay nivel tecnocrático, como en nuestro caso actual, el desastre es seguro. Ese uso criminal de la tecnocracia tiene su tratamiento y aquí hacemos lo que se puede, luego, si la gente quiere comportarse como idiotas en su sentido etimológico - o no -, ajo y agua. Buenos economistas tiene, ahí no hay restricciones, así que todo depende de lo que haga AMLO con ellos.
Paro, crecimiento e inflación
Dentro de las dificultades, la economía mexicana crece, poco, eso sí, cerca del 2% y padece una alta inflación, cerca del 6%, en buena parte por la devaluación del peso, pero al menos consigue mantener bajo el paro (datos oficiales). Son los primeros efectos del cambio estadounidense, un cambio que está en sus comienzos y que es muy claro. La parte buena la disfrutó Peña Nieto y no hizo los cambios necesarios, ahora habrá que hacerlos cuesta arriba. O sea, toca currar más. Pues se curra, ¿cuál es el problema?
Comercio internacional y financiamiento
Como saben, el español es la segunda lengua de Estado Unidos pero, de lo que no se quiere hablar, sea por envidia, menosprecio, discriminación, pasotismo o ignorancia supina, es que el inglés es la segunda lengua más hablada en México y que su educación superior es de las mejor conectadas con la primera del mundo, de ahí sus buenos economistas; vamos, que, según y cómo, podrían darle clases a mucho colocado por aquí. Además, unos treinta millones de estadounidenses son de origen mexicano, con lo que el potencial de negocios para empresas de todo tipo y tamaño es enrome; la cosa es conseguir que esa máquina vaya a buen ritmo. ¿El mayor obstáculo? El orden del PRI, la socialdemocracia de amiguetes, que vimos la semana pasada y que por no servir no sirve ni para entender a Trump y cómo hacer negocios con él. Es cierto que algunos hicieron mucho dinero con ese orden, sí, pero ahora lo harán decrecientemente, como ya lo habrán ido notando, y así hasta que cambien el chip o reviente aquello.
Como se puede ver en la gráfica anterior México tiene dos déficits estructurales, uno fiscal (línea morada, gráfica anterior) y otro de transacciones exteriores, siendo cubierto el último con inversiones extranjeras y flujos en negro (drogas, etc.) Lógicamente, dicha situación ha empeorado (las previsiones de la gráfica serían el escenario optimista) y, de momento, hay un compás de espera cambiario (repetición formación triangular; siguiente gráfica) tras una fuerte devaluación.
La actual estructura comercial, que ha permitido tantas alegrías y proyectos públicos y privados, que existe porque así se decidió políticamente está en cuestión, de forma que, contrariamente a lo que dicen los globalistas, las cadenas de suministro se pueden cambiar, aunque lleva tiempo y ya algunos desarrollos se han parado o vuelto atrás. Así que ahí es donde tiene que hacer el trabajo AMLO que, como buen hijo de tenderos, sabe que si tu principal cliente está enfadado tu vas y lo arreglas; no es nada personal, solo son negocios. AMLO, a diferencia de nuestro señorito jet set, que lo primero que hizo fue reunirse con sujetos que cada día encuentro más difícil no calificarles de gentuza, tardó poco en reunirse con los empresarios, que salieron muy contentos, tras la cual ya ha hecho gestiones con Trump sobre comercio y emigración y todo sin haber sido investido presidente.
México tiene casi 60.000 millones de superávit con Estados Unidos (unos 70.000 MM de bienes y un déficit de casi -10.000 MM en servicios), que además está financiando su déficit comercial total comentado así como sus importaciones con, por ejemplo, la UE. Pensemos que en 2016 exportó a EE.UU. bienes por unos 314.000 millones de un PIB de unos 1.250.000 millones (casi como el de España), todas cifras en dólares, y es el segundo proveedor exterior de EE.UU.; además, será un gran cliente de gas estadounidense, deberá exportar petróleo a otras áreas y controlar en su territorio los emigrantes ilegales mexicanos o no. Esas serías primeras áreas de trabajo bajo la "Nueva Pax Americana", un cambio más que anunciado.
Como comparación, España, que fue una gran beneficiada de esa "Pax Americana", tiene mucho más fácil resolver su superávit con solo comprar los F35 para sustituir de forma ordenada los F18 más viejos y los Harrier (son de los 80's), que sería una inversión en comercio global y cuyo coste (total, para varios años) sería similar a los dispendios (llamado "desvío") anuales que ya ha hecho el corredor con perro de la Moncloa; pero claro, el señorito jet set no se puede presentarse en Rabat y Paris con superioridad aérea en el Mediterráneo occidental, que hay que saber para quien se gobierna.
Drogas, corrupción y revolución
Ante ese menor crecimiento de origen externo, no queda otra que resolver los problemas internos y permitir el desarrollo del potencial interno, lo que nos lleva al tema de las drogas, donde tiene una verdadera guerra, como lo demuestra que los territorios de los cárteles coincidan bastante con sus retos geográficos y, como la corrupción, temas culturales aparte, no se resolverá sin una estricta separación de poderes donde el Poder Judicial sea realmente independiente; hoy no lo es y, en España, solo el MCRC tiene solución para un tema bastante complejo.
Pero hay más, pues sin representación del ciudadano la Separación de Poderes es imposible. Tendrá pues que cambiar el sistema electoral por uno repesentativo puro, como el francés, quitando las restricciones a la Asamblea Nacional que dejan a los diputados en las garras de la partitocracia y AMLO, siendo el único cargo realmente representativo, no podrá decir que los mexicanos no están preparados para eses cambio. Esa es la verdadera revolución, acabar con la partitocracia y traer la Democracia formal poniendo las bases para un despegue que, como he dicho en otras ocasiones, sería espectacular.
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